"Las indias guancas y chachapoyas y cañares eran las comunes: las mas hermosas y pulidas. El demas mugeriego comun deste reino eran espesas, no hermosas ni feas sino de un mediano parescer. Esta gente deste reino del Perú era blanca, de color trigueño, y entre los señores y señoras eran mas blancos como españoles. Yo vide en esta tierra una muger india y un niño que de blancos y rubios casi no vian. Estos decian ellos que eran hijos de los ídolos."

Pedro Pizarro
Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú


“Lo vio pelear ‘como a un romano’, con ‘una adarga (Escudo de cuero con forma ovalada o de corazón que sirve para defenderse), y un morrión en la cabeza’, ‘con la fiereza de un león’, y que Hernán Pizarro admirando su valor, ordenó que lo ‘aprendieran con vida’, ‘jurando de no matarlo si lo había vivo’. Cuando este capitán en el fragor de la lucha comprendió que ya era imposible seguir defendiendo este baluarte, echando sus armas a los enemigos, se ‘arrojó del cubo abajo que había más de cincuenta estados, y así se hizo pedazos'.”

Pedro Pizarro
sobre Cahuide



"Voy ahora a describir lo que encontramos a nuestra entrada en el Cuzco... Asombrados, contemplamos los vasos de madera, de oro y de plata, aunque los más bellos hayan sido llevados por los indios. Entre otras cosas, descubrimos una efigie de oro y los indios nos dijeron, no sin pesar, que era la del fundador de la dinastía Inca. Encontramos igualmente cangrejos de oro, vasos decorados con motivos de pájaros, serpientes, arañas, lagartos y otros reptiles. Todas esas cosas preciosas fueron descubiertas en una gruta de los alrededores del Cuzco. Un indio nos dijo que en una caverna próxima a Villaconga se hallaban escondidas grandes cantidades de placas de oro, que Huáscar había hecho fundir para decorar su palacio. Pero días después de habernos hecho tal revelación, nuestro informante desapareció sin dejar huellas. En general, todos esos tesoros están ocultos, y de tal manera que es imposible encontrarlos. Los orejones los hicieron portar por servidores hasta proximidad del escondrijo; ahí, otros indios reemplazaron a los portadores, enterraron los objetos, luego por orden de sus amos se ahorcaron o precipitáronse a un barranco, sin protestar. Innumerables tesoros se hallan en este país; pero sólo un milagro podría hacer que los descubriéramos..."

Pedro Pizarro

Tomado del libro de Robert Charroux, Tesoros ocultos, página 57