"En aquel tiempo, había en un bosque sobre el Ródano, entre Arles y Aviñón, un dragón, mitad bestia y mitad pez, mayor que un buey y más largo que un caballo. Y tenía los dientes agudos como la espada, y cuernos a ambos lados, y se ocultaba en el agua, y mataba a los forasteros y ahogaba las naves. Y había venido por el mar de Galasia, y había sido engendrado por Leviatán, cruelísima serpiente de agua, y por una bestia que se llama Onagro, que engendra la región de Galasia."

Santiago (o Jacobo) de la Vorágine
Leyenda dorada
Citado en el libro de Jorge Luis Borges, El libro de los seres imaginarios, página 68



"Los tres días inmediatamente anteriores a la fecha de su muerte permaneció el santo abad con los ojos abiertos y totalmente inmóvil; y como uno de sus religiosos, para comprobar si vivía o estaba muerto, le tocara levemente, habló Agatón y dijo:
- Estoy a punto de comparecer ante el tribunal divino.
- ¿Tienes miedo? - preguntáronle los monjes.
El abad respondió:
- Con el auxilio de Dios, durante toda mi vida he procurado cuidadosamente guardar los mandamientos, pero como soy hombre, y por tanto frágil, no sé si mis obras habrán sido gratas o no al Señor.
Ellos le dijeron:
- Padre, no abrigues la menor duda: todo cuanto tú has hecho se ha ajustado perfectamente a la ley divina.
El santo replicó:
- No estaré yo seguro de ello hasta que el soberano juez haya dictado su sentencia. Los juicios de Dios no siempre coinciden con nuestros propios juicios.
Trataron los religiosos de seguir confortándole, pero él los interrumpió y les dijo:
- Hacedme la caridad de no hablar conmigo, porque estoy muy ocupado.
Poco después de decir ésto, expiró."

Jacobo de Vorágine
Leyenda Dorada