"ARTISTAS: se mueren de hambre, no se cortan las uñas y se comunican entre sí diciéndose rimas de Becquer."

Jorge Ibargüengoitia


"El cine contiene enseñanzas tremendas. En el cine vi cómo Nobel inventó la dinamita –y cómo después, aterrado por los resultados, inventó el Premio Nobel–; cómo Monty Wolley trató de cobrar un seguro hundiendo un barco con una bomba casera. En el cine aprendí que era fácil abrir cajas fuertes, pero también, que el que la hace la paga. Toda esta cultura la absorbí sin ninguna dificultad en el cine Parisiana en donde aprendí más cosas que en los 18 años que pasé sentado en un pupitre frente a un maestro."

Jorge Ibargüengoitia


"El excéntrico es una persona que a nadie se le ocurriría meter en un manicomio, pero que tiene ciertas peculiaridades que lo distinguen claramente del común de la gente. Para ser excéntrico se necesita cierta iniciativa, cierta pasión creadora, pero al mismo tiempo supone una falla o una deficiencia, que lo separa fatalmente, al excéntrico, del artista. Es excéntrico, por ejemplo, el señor que un día descubre, gracias a algún razonamiento bastante complicado, que la habitación ideal debe ser hexagonal, y construye una casa de acuerdo con este principio, y vive en ella explicándole a los visitantes las virtudes de su figura geométrica predilecta. Un individuo que invente una casa hexagonal, pero no la construya, o que una vez construida no la habite, es un excéntrico manqué. Otra cualidad indispensable del excéntrico es que el resultado de sus locuras debe ser inofensivo para los demás. El único perjudicado debe ser él mismo. El único excéntrico que he conocido -y reconocido como tal- era un tío político mío. Uno de los hombres más listos y más industriosos que he conocido. La profesión más antigua que yo le conocí fue la de administrador de una fundición; cuando se aburrió puso una fundición artística -todo esto en un pueblo en donde no había ni un solo escultor-; cuando cerró la fundición puso una planta avícola en la sala de su casa -en su buró había un nido de palomas mensajeras-; después abrió una fábrica de licores e inventó una crema, muy parecida al chartreuse, que se llamaba crema Vergine; después compró un caserón y pasó varios años reformándolo -él solo, sin ayuda de albañil- y cuando terminó la alberca, otro tío mío me dijo:
-¿Tú crees que va a llenarla con agua de la llave? Nada de eso. Va a comprar un tanque de oxígeno y dos de hidrógeno y va a producir su propia agua.
Y aquí hemos llegado a otra característica de los excéntricos, que consiste en una capacidad fuera de lo común para inspirar leyendas. Un excéntrico rodeado de malos observadores o de gente que lo considera normal está perdido."

Jorge Ibargüengoitia
Ideas en venta



"El taco sudado es el Volkswagen de los tacos: práctico, bueno y económico."

Jorge Ibargüengoitia



"En materia de lenguaje, el purismo es un engorro. Por una parte existe la idea de que el idioma español es un viejo vestido de novia que heredamos de nuestros antepasados y que estamos obligados a conservar incólume. Bueno, siguiendo con la metáfora, podemos decir que los vestidos de novia antiguos no sirven más que para ponérselos y verse como cadáver. Es mucho mejor recortarlos y hacer camisas de ellos que guardarlos entre naftalina."

Jorge Ibargüengoitia


"Estaba montado en la barda, cuando vio a dos mujeres agachadas, que se le habían adelantado.
Un empleado de la Compañía de Luz y Fuerza dice que cada vez que pasaba por la calle Independencia en la nochecita, le extrañaba ver una luz en las ventanas del comedor —las únicas que dan a la calle—, por haber él mismo estado encargado de cortar la luz de aquella casa el día que las autoridades la clausuraron.
El propietario del molino de nixtamal que está en la esquina dice que la mujer llamada la Calavera acostumbraba ir al negocio que es de su propiedad todos los días y que hacía que le molieran seis kilos de nixtamal y a veces siete.
Una mujer que vive en una casa de enfrente dice que a veces en las mañanas, cuando estaba barriendo la acera, veía salir de la casa de la señora Benavides a tres mujeres * con canastas que se iban caminando para el lado del mercado. Sabía que ninguna de las tres era la señora Benavides a quien conoce muy bien.
La misma testigo dice que le extrañaba que un militar visitara con frecuencia a la señora Benavides por ser ésta una señora recatada, socia de la Vela Perpetua.
Pedro Talavera, comerciante, dice que en una ocasión encontró en la bodega de los hermanos Barajas al individuo llamado Ticho, quien en una época había trabajado de coime en el Casino del Danzón. Dice que le preguntó: "Y ahora a qué se dedica, compadre", que el otro le contestó, "tengo unas gallinitas", dicho lo cual cargó un costal de ochenta kilos y se fue. Antes de llegar a la puerta de la bodega, del costal se cayeron varios frijoles —que no es comida de gallinas.
Un agente viajero dice que encontró en la terminal de camiones a tres mujeres que había conocido en el México Lindo y sabía que eran prostitutas. Les preguntó dónde estaban trabajando, con intenciones de visitarlas, y que ellas le contestaron que ya habían dejado la vida y que trabajaban de obreras, pero no supieron decirle en qué fábrica, lo cual le extrañó.
(Siguen más testimonios, de los que se desprende que hasta septiembre las empleadas de las Baladro salían a la calle, rara vez, en grupos de dos o tres. Ninguno de los testimonios hace mención de que funcionara la sinfonola, ni se sabe de ningún hombre que haya asistido, durante la época que nos interesa, al Casino del Danzón en calidad de cliente.)"

Jorge Ibargüengoitia
Las muertas


"La muerte siempre acaba por imponer su silencio en los que la contemplan."

Jorge Ibargüengoitia
 Las muertas

"La verdad es que mientras más enojado estoy con este país y más lejos viajo, más mexicano me siento."

Jorge Ibargüengoitia



"Lo primero que aprende a hacer un niño mexicano al llegar a este mundo, es llorar para que se atienda a sus necesidades. Lo siguiente que aprende es a tocar el claxon del coche de su papá, con el mismo objeto. Y toca el claxon y toca más."

Jorge Ibargüengoitia


"Los que se levantan temprano a fuerzas constituyen un grupo social de descontentos, en donde se gestarían revoluciones si sus miembros no tuvieran la tendencia a quedarse dormidos con cualquier pretexto y en cualquier postura."

Jorge Ibargüengoitia



"Me pasó lo mismo que otras veces: ella me hacía groserías y yo era el que me quedaba arrepentido. La bofetada que acababa de darme se me olvidó, igual que se me habían olvidado otras cosas que habían pasado dos años antes, como el enredo que ella tuvo con el agente viajero y el calcetín que yo encontré debajo de la cama. En mi mente no quedó más que una sola idea: yo no podía vivir sin Serafina, yo la había abandonado y nada me interesaba en el mundo más que ella me perdonara."

Jorge Ibargüengoitia
 Las muertas


¡Oh, dulce concupiscencia de la carne! Refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos mentales, diversión de los pobres, esparcimiento de los intelectuales, lujo de los ancianos. ¡Gracias, Señor, por habernos concedido el uso de estos artefactos, que hacen más que palatable la estancia en este Valle de Lágrimas en que nos has colocado."

Jorge Ibargüengoitia


"Para él el trato humano es comunicación de cerebro a cerebro, esto quiere decir, entre hombres, porque ¿quién va a saber lo que tienen en la cabeza las mujeres?"

Jorge Ibargüengoitia


"Periñón y yo avanzamos cuando las puertas se cerraban a nuestra espalda. Diego nos esperaba de pie ante un cojincito morado, detrás de él estaban los demás en grupo compacto: todos de negro, Carmelita y Cecilia de mantilla y los hombres de sombrero. Las ventanas del salón estaban cerradas, los oscuros echados, las cortinas corridas y todas las luces del candil encendidas. Hacía un calorón. Periñón hizo que yo me parara ante el cojincito, frente a Diego, quien me estaba mirando de arriba a abajo.

-¿Qué no trajiste tu espada?- me preguntó en un susurro.

En el mismo tono le contesté:

-No, ¿por qué?

Periñón se dio una palmada en la calva.

-¡Se me olvidó decirle que la trajera!-dijo.

Hubo que descolgar de la pared un sable que había sido del padre de don Emiliano Borunda.

-Hincaos-me dijo Diego, señalando el cojincito morado.

Hizo que yo pusiera la mano en la empuñadura del sable que Periñón sostenía a medio desenvainar y luego me hizo jurar, si mal no recuerdo, guardar lealtad eterna a la Junta "y a cada uno de sus miembros", no revelar jamás lo que se tratara en las reuniones y librar a la patria del yugo español.
Cumplí mal ese juramento, pero otros lo cumplieron peor."

Jorge Ibargüengoitia
Los pasos de López



"Una muchacha decente tiene que ver inmoralidades en el cine, porque hay cosas que es indispensable saber."

Jorge Ibargüengoitia