Los Signos del Zodiaco: Reflexiones y Meditaciones

Louise Huber


MEDITACIÓN EN ARIES

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de nuestra conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla. La silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa. OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, escucho en mi interior y observo mis pensamientos sin distraerme. OM Alineamiento con el alma Siento estabilidad y armonía en mi interior, y estoy preparado para establecer contacto con el alma, mi ser interior. Concentro la atención en la cabeza, en el punto del cerebro desde el que pienso. Luego enfoco mi conciencia en el interior de la frente, relajando completamente sus músculos. La frente queda distendida y la cara agradablemente relajada. Dejo que el punto focal de la conciencia se deslice lentamente desde el interior de mi cabeza, a través del cuello, hasta la parte superior del pecho y aún más abajo, por detrás del esternón, hasta el corazón. Ahora estoy en el lugar al que apunto cuando digo: «yo». Me señalo mentalmente con el dedo y pienso: «yo». Procuro percibir cualquier movimiento de mi yo e intento darme cuenta de cómo lo experimento en mi interior.

3. Meditación sobre el yo

(Aries) Yo soy. Estoy aquí, en esta habitación, en este momento, sentado en esta silla. Es un hecho innegable: yo soy y estoy aquí. Puedo verme, tocarme y percibirme. Estoy aquí. Estoy aquí con toda certeza. No hay ninguna duda. Yo soy. No puedo salir de mi piel. No puedo levantarme y decir: «Se acabó». Esta certeza es absoluta e inalterable. ¿De dónde provienen la fuerza y el poder que hacen que mi existencia permanezca? Quiero experimentar mi yo como realmente es. Con mi fuerza de voluntad, rechazo todo lo ajeno a mi ser y lo coloco en la periferia de mi conciencia. Mi capacidad de resistencia crece y me protege ante posibles miedos y pensamientos de desaliento e infravaloración. Estoy en mi centro y me siento fuerte.

4. Ejercicio de visualización

Imagino un punto de luz en mi interior que, lentamente, se hace más grande y se extiende por todo mi cuerpo, iluminando todo el espacio a mi alrededor. Ahora veo ante mí una puerta cerrada. Me acerco a ella sabiendo que debo atravesarla para abandonar las limitaciones del yo. Abro la puerta, la luz brillante del día entra a cerrar raudales y fuera veo un amplio horizonte. Salgo y me presento al mundo tal como soy. Libre de miedos y de dudas, me abro completamente y dejo que la luz y el amor que están tanto en mí como en el mundo fluyan a través de mí. Inspiro profundamente y medito sobre el pensamiento semilla. «Surjo y, desde el plano mental, rijo.»

5. Aspiración en grupo

Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con amor a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las energías cósmicas disponibles en este momento. Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. Levantamos lentamente las manos, imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Olvidamos las cosas que han quedado atrás y nos dirigimos resueltamente hacia nuevas oportunidades espirituales. Nos consagramos al servicio de la era que viene y deseamos hacer lo posible para preparar las mentes y los corazones de la humanidad para su llegada.

6. Transmisión a la humanidad

Bajamos lentamente las manos y nos dirigimos hacia la humanidad, dejando que esa corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la humanidad. Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales llegan a todos aquéllos en cuyas manos está el destino de la humanidad. A continuación transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación. La Gran Invocación Desde el punto de Luz en la Mente de Dios, que afluya luz a las mentes de los humanos; que la luz descienda a la Tierra. Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios, que afluya amor a los corazones de los humanos; que Cristo retorne a la Tierra. Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida, que el propósito guíe las pequeñas voluntades de los humanos; el propósito que los Maestros conocen y sirven. Desde el centro que llamamos la raza de los humanos, que se realice el Plan de Amor y Luz y selle la puerta donde se halla el mal. Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra. OM OM OM.




7. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.





MEDITACIÓN EN TAURO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla. La silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa. La casa está sostenida la Tierra y la Tierra por nuestro sistema planetario. Abro mi cuerpo físico y lo dedico al servicio del alma. OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. Siento amor por toda la humanidad y dedico mi cuerpo emocional a su servicio. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, escucho en mi interior y observo mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos al bien de la humanidad y a la realización del Plan divino. OM Alineamiento con el alma A continuación concentro todas las energías de mi personalidad integrada en el centro de mi ser. Estoy en el punto central de mi conciencia, donde permanezco firme e imperturbable como una roca. En este núcleo soy indestructible y mantengo mi orientación dirigida hacia la meta desde la eternidad. Nada puede apartarme de mi camino. Con la energía de ese centro creo un nuevo espacio vital que corresponde a mi ser interior y que da expresión a mi alma. Desde mi potencia interior crezco y me extiendo lentamente en ese espacio hasta que me siento completamente seguro y en calma.

3. Ejercicio de visualización

(Tauro) Estoy aquí, totalmente presente, sentado en la silla, en la habitación, en este momento y con las personas que me acompañan. Ejerzo una ligera presión contra la silla y percibo la base de mi columna vertebral. A continuación deslizo mi conciencia lentamente columna arriba. Al hacerlo me imagino el tallo de una flor de loto por el que subo muy despacio a través de la pelvis, espalda arriba hasta el tórax, y entre los omóplatos hasta la base del cuello. Ahí me detengo. En ese punto, muy lentamente, se abre una flor de loto blanca como la nieve. Crece alrededor de mi cuello y cerrar cubre mi cabeza. Entretanto emito un OM inaudible hasta que la flor de loto abierta toca mis hombros. Permanezco en el centro de la flor de loto y me concentro en mis ojos. Mis párpados están relajados y vibran ligeramente. Veo y percibo como una luz blanca fluye desde mis sienes. La luz llena toda la habitación como un brillante mar de luz. Rodea mi cuerpo como una esfera y se abre hacia arriba. Estamos en estado receptivo. Nos abrimos hacia arriba y a la posibilidad de ser fecundados, influenciados e iluminados. Luego meditamos sobre el pensamiento semilla esotérico del signo de Tauro: «Veo y, cuando el ojo está abierto, todo se ilumina.»

4. Aspiración en grupo

Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con amor a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las energías cósmicas disponibles en este momento. Vemos un sendero de luz que se extiende desde la humanidad hasta Cristo. En un valle en los Himalayas, Cristo recibe la bendición de Buda y la transmite a la humanidad. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio mundial. Levantamos lentamente las manos e imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Lejos, en el cielo azul nocturno vemos aparecer un punto de luz que se nos aproxima rápidamente, se hace cada vez más grande y derrama su luz en la copa. Todo nuestro alrededor está iluminado.

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos a la humanidad y dejamos que a través de nosotros fluya esta viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa. Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.

  



MEDITACIÓN EN GÉMINIS

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Respiramos profundamente y llevamos el aire a la zona del vientre, mantenemos el foco de conciencia en el hara y nos identificamos con el cuerpo físico. Estoy aquí, completamente presente, en este momento, en esta habitación y con estas personas. Estoy sentado en una silla. La silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa, la casa por la Tierra y la Tierra por las leyes de gravitación cósmica. Estas leyes aseguran mi vida. Estoy seguro. Expando mi conciencia y veo el horizonte y el globo terráqueo. Mi cuerpo forma parte de la Tierra. Después de la muerte regresa a la Tierra pero yo permanezco. Dedico mi cuerpo físico al servicio del alma. OM Cuerpo emocional Enfoco mi conciencia en el centro del corazón. Tengo un cuerpo emocional con el que tengo deseos (deseos de amor, de comprensión, de paz, de felicidad, etc.). La persona que está a mi lado tiene los mismos deseos y sentimientos. Puedo expandir mi cuerpo emocional a mis semejantes, a mi familia, a mi grupo, a toda la gente de la ciudad donde vivo, a la nación entera en la que vivo. Expando mi cuerpo emocional más allá de las fronteras de mi nación, hacia otras naciones. Todos somos seres humanos, como tú y como yo. Puedo ver la gente de América, de Europa, de Asia, de África. Son pueblos y razas distintas pero todos son seres humanos como yo. Me identifico amorosamente con toda la humanidad: la humanidad de la que soy una pequeña parte. Dedico mi cuerpo emocional al servicio de la humanidad. OM Cuerpo mental A continuación enfoco mi conciencia en la cabeza: primero en el punto central del cerebro y después en el centro que se encuentra entre las cejas. Mis párpados están relajados. Veo los pensamientos fluyendo en mi cerebro. Vienen de todas direcciones, me rodean y penetran en mí como una corriente sin fin. Pero yo me mantengo en el centro, observándolos. Me parecen niños jugando. Yo, es decir, el foco de la conciencia o el «yo soy» del plano mental, puedo dirigir los pensamientos con mi voluntad. Tengo la libertad de pensar solamente lo que es bueno para mí y para la humanidad. Sólo pienso en cosas positivas y en ideas edificantes, y dedico el incremento de mi capacidad de reconocimiento al Plan de evolución. OM Alineamiento con el alma Me libero de todos los pensamientos que me rodean y reúno todas las fuerzas en mi interior. Penetro más profundamente en mi interior, me concentro en el punto central del cerebro y elevo mi conciencia al punto más elevado de la cabeza. Soy el alma. Como alma, emito un inaudible OM y exhalo luz, comprensión y amor hacia la personalidad integrada que está esperando atenta.

3. Ejercicio de visualización

(Géminis) Para apoyar este proceso, me imagino un sol radiante de color dorado situado detrás de mí. Lentamente se expande, se hace más grande y penetra en mi personalidad expectante, envolviéndome completamente e incluyéndome en su luz. «Reconozco mi otro yo y, en la mengua de ese yo, crezco y resplandezco.»

4. Aspiración en grupo

Formamos un gran grupo en el plano mental, receptivos a las energías cósmicas de Géminis. Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. Expandimos nuestra conciencia hacia nuestro grupo y nos unimos con todos aquéllos que se acercan a las energías de la luna llena en meditación. En nuestra visión, el Sol se hace más grande y engloba a todos los que están unidos a nosotros en su luz. Imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Lentamente, levantamos las manos. «Oh, Tú en quién vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, la fuerza que renueva todas las cosas, dirige el destino de la humanidad hacia lo mejor, conmueve en todas partes los corazones de los humanos para que se abran al espíritu del amor, de la hermandad y de la responsabilidad mutua. Que la buena voluntad sea el móvil de todas las acciones y que el reino de la paz se restablezca en la Tierra. Que el amor de la Vida Una afluya a nuestros corazones a través de nuestro grupo y a todo el mundo».

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos a la humanidad y, a través de nosotros, una viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa fluye hacia la conciencia de la humanidad. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento, sea como consuelo y fuerza interior para algunos, como impulso para otros o como solución para los problemas de la humanidad en general. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.




MEDITACIÓN EN CÁNCER

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. Respiramos en cuatro tiempos. Al espirar pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Con «Soltar» dejamos salir todas nuestras preocupaciones, miedos y tensiones, y nos confiamos a los profundos poderes de curación internos. Con «Ser uno», nos entregamos a lo auténticamente real en nosotros, el verdadero yo. Con «Renovarse», nuevas fuerzas fluyen en nuestro interior. Y con «Ser uno mismo» concentramos esas fuerzas en nuestro yo. Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra meditativa OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Estoy completamente relajado y percibo mi cuerpo. Estoy sentado en la silla, la silla está sostenida por la casa, la casa por la Tierra, la Tierra por nuestro sistema solar. Esta jerarquía de soportes asegura mi existencia. Dedico mi cuerpo físico a una elevada percepción y conciencia. OM Cuerpo emocional Tengo sentimientos que me hacen experimentar deseos. Deseos de amor, de comprensión y de seguridad. El mundo emocional está en continuo movimiento, variando su color y su forma con cada cambio de humor. Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. Dedico mi cuerpo emocional a la transmisión de las energías del amor. OM cerrar Cuerpo mental Elevo mi conciencia a la cabeza, al centro del cerebro. Soy consciente de todo, todas las impresiones que aparecen son registradas, evaluadas y clasificadas. Estoy bien despierto. Veo como los pensamientos fluyen en mi cerebro. Vienen de todas partes y penetran en mí. Es un flujo continuo de pensamientos. Pero yo permanezco libre en el centro y los observo, mirándolos como si fueran niños jugando. Yo, el foco de la conciencia o el «yo soy» del plano mental, soy capaz de dirigir mis pensamientos con mi voluntad. Tengo libertad de elección y puedo pensar sólo en lo que es bueno para mí y para todos los seres humanos. Dedico mis pensamientos positivos y constructivos al reconocimiento del bien. OM Alineamiento con el alma Después de esta diferenciación entre el yo y sus herramientas física, emocional y mental, podemos penetrar en la región en la que reside nuestro ser interior, el verdadero yo o el alma. Con un acto de voluntad me identifico con mi alma. Visualizo un sol blanco y resplandeciente detrás de mí. Expando mi conciencia hacia él. Como alma, emito un OM inaudible y proyecto luz, amor y comprensión hacia la personalidad integrada. Así, la personalidad en servicio se fortalece.

3. Ejercicio de visualización

(Cáncer) Ahora dejo que mi foco de conciencia descienda lentamente dentro de mi cabeza, entre las mandíbulas, a través del cuello, hasta la parte superior del pecho. Ahí lo dejo descansar. A continuación, lentamente, deslizo mi punto de atención aún más abajo, hasta el abdomen. Aquí está el centro de gravedad de mi cuerpo y en él encuentro calma y tranquilidad. Continúo profundizando, como si descendiera por un pozo, hasta penetrar en la fuente de mi ser, en el seno materno, en mi fuente primordial. Aquí me siento completamente seguro y protegido. Puedo sentir el pulso de la vida. Soy uno con el origen de toda vida. Una profunda paz llena mi interior. Lentamente elevo mi conciencia de nuevo y salgo fuera del seno materno pero mantengo firmemente la conexión con la fuente y con el agua de vida que eternamente mana de ella. A continuación veo una luz en mi interior, como un hilo dorado luminoso que se eleva lentamente por mi columna vertebral desde su base, emitiendo un tenue sonido. Atraviesa la pelvis y sube lentamente por la columna, pasa entre los omóplatos, continúa por las vértebras cervicales y, a través de la nuca, llega hasta la coronilla. Llevo el hilo de luz por encima de mi frente hasta el comienzo de la nariz y ahí me concentro en el punto situado entre ambas cejas. Ahí, en el centro ajna, descansa el yo. Es el punto de reunión de la personalidad tripartita integrada, el reflejo del yo superior con el que me hago uno. A continuación meditamos sobre el pensamiento semilla del signo de Cáncer. «Construyo una casa iluminada y en ella moro.»

4. Aspiración en grupo

Continuamos concentrados en el centro localizado entre las cejas. Empieza a iluminarse. Primero aparece un pequeño punto blanco y después se abren dos pétalos de una flor de loto de color blanco azulado. La luz irradia desde mi frente hacia ambos lados, fluye lentamente por mis sienes, se hace cada vez mayor y acaba formando un aura blanca luminosa que rodea todo mi cuerpo. Poco a poco, la luz blanca se expande y se fusiona con la luz de los demás formando el aura luminosa del grupo. Un gran campo de luz blanca envuelve a todo el grupo. Lentamente, empieza a girar, se hace cada vez más grande y se expande hacia arriba como una espiral, creando un sendero de luz que se extiende hasta el cielo, hasta la fuente donde habita el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a través de mi grupo y a todo el mundo.» En un elevado estado de concentración interna, recibimos las energías cósmicas del signo de Cáncer y las bajamos conjuntamente por el sendero de luz. Luego nos unimos con todos aquéllos que se acercan a las energías de Cáncer en meditación y dedicamos el grupo al gran proceso de transmisión a la humanidad.

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la humanidad. Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.


6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.

  



MEDITACIÓN EN LEO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. Respiramos en cuatro tiempos. Al espirar pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Con «Soltar», dejamos salir todas nuestras preocupaciones, miedos y tensiones, y nos confiamos a los profundos poderes de curación internos. Con «Ser uno», nos entregamos a lo auténticamente real en nosotros, el verdadero yo. Con «Renovarse», nuevas fuerzas fluyen en nuestro interior. Y con «Ser uno mismo» concentramos esas fuerzas en nuestro yo. Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Estoy completamente relajado y percibo mi cuerpo. Estoy sentado en la silla, la silla está sostenida por la casa, la casa por la Tierra, la Tierra por nuestro sistema solar. Esta jerarquía de soportes asegura mi existencia. Estoy en calma, abro mi cuerpo a la luz del alma y lo dedico a una elevada percepción y conciencia, a la perfecta autoexpresión. OM Cuerpo emocional Tengo sentimientos de alegría y de esperanza pero también de inseguridad y de miedo. El mundo emocional varía con los cambios del estado de ánimo. Lo calmo imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. Mi cuerpo emocional está sereno y es un puro reflector de la luz del alma. Lo dedico a la transmisión del amor divino. OM Cuerpo mental Elevo mi conciencia a la cabeza, al centro del cerebro, al punto desde el que pienso. Los pensamientos van y vienen. Fluyen a mi través. Los observo: son como olas encrespadas. Yo soy el observador. Soy un centro de calma que percibe. Tengo la libre elección de pensar sólo en lo que es bueno para mí y para toda la humanidad. Dedico mis pensamientos al reconocimiento creativo de lo bueno. OM Alineamiento con el alma Ahora vuelvo mi mirada interior hacia arriba, emito un inaudible OM y me uno con mi alma, mi verdadero yo. Desde aquí puedo verme tal como realmente soy.

3. Ejercicio de visualización

(Leo) Me veo y me experimento en mis roles. Tengo muchas caras. Interpreto distintos papeles. Pero, sólo una parte de mí está en mis roles, mis funciones y mis tareas. Soy un centro radiante de vida en mi corazón y de clara conciencia en mi cabeza. Soy el verdadero yo y doy vida a mi personalidad. Soy el yo, soy el alma y me expando e irradio luz, amor y comprensión hacia mi personalidad y hacia mis semejantes como un sol. Así pues, soy ambos: «Yo soy ése y ése soy yo.» Llevo mi conciencia al punto más alto de mi cabeza, bajo lentamente por la nuca, continúo hasta las cervicales y luego me deslizo poco a poco hacia abajo por la columna. Me detengo entre los omóplatos, siento una sensación de cosquilleo y me deslizo hasta el centro etérico del corazón. Allí, con mi mirada interior, puedo ver una flor de loto blanca cerrada. Mi cara está tan cerca que puedo oler una fina fragancia. Emito un OM inaudible sobre la flor de loto cerrada y, poco a poco, empieza a abrirse. Primero los tres pétalos exteriores (los pétalos del conocimiento, de la toma de conciencia y de la sabiduría). Emito una vez más la palabra sagrada OM y se abren los tres pétalos del amor, de la devoción y de la inclusividad. Al emitir por tercera vez la palabra sagrada OM, se abren los tres pétalos interiores (los pétalos del sacrificio, de la alegre voluntad para la acción creativa y de la cooperación con el Plan de evolución). La fragancia se hace más intensa. En el centro de la flor de loto abierta veo una chispa azul a la que me entrego totalmente, dejando que ilumine completamente mi cuerpo. Siento una gran calma y percibo un agradable cosquilleo en mi interior. Olvido las cosas que quedan detrás de mí, estoy totalmente presente y escucho atentamente en mi interior hasta que oigo la voz de mi corazón y me dejo conducir por ella alegremente. «En el centro de todo el Amor permanezco, aquí nada me puede perturbar, aquí soy uno conmigo mismo.»
4. Aspiración en grupo

A continuación uno corazón y cabeza en mí, y expando mi conciencia hacia todas las personas de la habitación y hacia todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales. Estamos receptivos a las energías cósmicas del signo de Leo. Imaginamos que entre todos alzamos una copa en una elevada aspiración interna por recibir las energías espirituales de la luz y el amor, y que esas energías fluyen hacia nuestra conciencia receptiva (simbólicamente, la copa). Lentamente, levantamos las manos. Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. «Que el amor de la Vida Una fluya a nuestros corazones, a través de nuestro grupo, y a todo el mundo.» Lentamente, bajamos las manos.

5. Transmisión a la humanidad

A continuación nos dirigimos hacia la humanidad, abrimos nuestros corazones a todos los seres humanos y dejamos que los problemas, las preocupaciones y las necesidades de la humanidad fluyan hacia nosotros y los elevamos a la luz del alma. Desde ahí pedimos ayuda, consejo y atención. Después dejamos que una corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la humanidad. Para esto nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales llegan a todos aquéllos en cuyas manos está el destino de la humanidad. A continuación transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.




MEDITACIÓN EN VIRGO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna cerrar tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla. La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa. Dedico mi cuerpo físico a una elevada percepción y conciencia. OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. Dedico mi cuerpo emocional a la transmisión del amor. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, me escucho a mí mismo y observo mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos positivos y constructivos al creciente reconocimiento de todo lo bueno para mí y para toda la humanidad. OM Alineamiento con el alma Estoy internamente estabilizado, en armonía con lo bueno y lo bello, y establezco contacto con mi alma, mi ser interior. OM



3. Ejercicio de visualización

(Virgo) Concentro la atención en mi cabeza, en el punto del cerebro desde el que pienso. Dejo que el foco de mi conciencia se deslice muy lentamente dentro de mi cabeza, entre mis mandíbulas, a través del cuello, hasta alcanzar la parte superior del pecho. Ahí descanso un momento. Luego desciendo lentamente hasta la región del estómago y aún más hacia el centro del cuerpo, el hara. Ahí me establezco en mi ser. Luego emito un OM inaudible en mi interior y, como las olas, el sonido desplaza todos los pensamientos, deseos y preocupaciones hacia fuera, hasta la periferia de la conciencia. Entonces, en mi interior surge un punto de profunda calma, un vacío, una zona sin aire que me rodea como una campana de cristal. Estoy en una tranquila área de tiempo que me envuelve en total quietud y en ella descanso. Tengo tiempo, una cantidad infinita de tiempo. Nada me apremia. La paz y la tranquilidad aumentan, se hacen más profundas y están presentes de modo tangible en mi interior. La paz se extiende, tranquila y profundamente. El tiempo se ha detenido. Me entrego totalmente a este silencio que me conecta con la eternidad. Escucho en mi interior con todos mis sentidos y percibo lo que se anuncia y quiere crecer dentro de mí. De repente, en el punto central de este silencio suena un tenue y lejano sonido y, al mismo tiempo, aparece un punto de luz blanca como una estrella brillante en el negro firmamento. Se aproxima hacia mí y se hace cada vez más grande. El sonido se oye cada vez con mayor claridad y la luz y el sonido atraviesan todo mi cuerpo. Todas las células de mi cuerpo vibran y, más allá de los límites de mi cuerpo, la luz se une con la luz de toda la habitación. «Soy la Madre y el Hijo; soy Dios, soy materia.»

4. Aspiración en grupo

Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con amor a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las energías cósmicas del signo de Virgo. Imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a través de mi grupo y a todo el mundo.» Lentamente bajamos las manos.

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que las necesidades, preocupaciones y cargas de los seres humanos afluyan hacia nosotros, las elevamos a la luz del alma y suplicamos ayuda. A continuación, a través de nosotros fluye una viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esa manera, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.

  


MEDITACIÓN EN LIBRA

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. Respiramos en cuatro tiempos. Al espirar pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces. Después dejamos la respiración a su propio ritmo y pensamos: «Me respira».

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra meditativa OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Estoy completamente relajado y percibo mi cuerpo. Estoy sentado en la silla, la silla está sostenida por la casa, la casa por la Tierra, la Tierra por nuestro sistema solar. Esta jerarquía de soportes asegura mi existencia. Dedico mi cuerpo físico a una elevada percepción y conciencia. OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas azules de un lago en las que se refleja la Luna. Mi cuerpo emocional refleja la luz del alma. Dedico mi cuerpo emocional a la transmisión de amor. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, escucho en mi interior y observo mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos positivos y constructivos al creciente reconocimiento de todo lo bueno para mí y para toda la humanidad. OM Alineamiento con el alma Me entrego totalmente a la vida de mi alma, que fluye dentro de mí con toda su plenitud. Desde las profundidades de mi ser manan corrientes de las más elevadas fuerzas de conciencia y buscan tomar forma en mí. Desde arriba, fuerzas cósmicas de luz fluyen hacia mí. Las dos corrientes de fuerza se encuentran en mi interior. Soy como el cauce de un río por el que fluyen corrientes cósmicas de vida. Con toda calma, medito sobre el pensamiento semilla de Libra. OM «Elijo el camino que pasa entre las dos grandes líneas de fuerza.»

3. Ejercicio de visualización

(Libra) Todo en mi interior está en una silenciosa escucha y en un sagrado silencio. Veo un sendero de luz blanca, estrecho y recto, frente a mí. Al final del camino veo una puerta de oro blanco. Está cerrada. Lentamente pongo un pie en el sendero de luz e intento mantener el equilibrio. Después, poco a poco, pongo mi otro pie más adelante. Manteniendo mi mirada en la puerta, camino en equilibrio por el «sendero del filo de la navaja». Utilizo mis manos para mantener el equilibrio. Una fuerza mágica que emana de la puerta cada vez con más fuerza me atrae, me envuelve y mantiene mi equilibrio. Manteniéndome firme, sostengo la mirada y avanzo lentamente hacia delante. A medida que me acerco, las dos puertas se abren y aparece una luz brillante que ilumina el camino por el que avanzo cada vez con mayor confianza. Libremente, atravieso la puerta hacia la luz... Ahora me encuentro frente a mi propia alma, mi verdadero yo. Mi personalidad y mi alma son, en esencia, una única realidad. En realidad no hay ninguna separación ni ninguna dualidad sino sólo una unidad: un hijo de Dios en manifestación, cuya esencia es luz. Emito un OM en silencio. Después, lentamente, llevo la vida y la luz del alma de nuevo a mi cuerpo. Imagino como esa luz penetra en mi cuerpo y en mi personalidad y, una vez en ella, ilumina mis pensamientos, hace que mi naturaleza emocional se sienta positiva y en calma, y fortalece y estimula mi cuerpo físico.

4. Aspiración en grupo

Después envío una corriente mental de amor, fuerza y luz a todos los que sufren y buscan en el mundo. Me siento uno con toda la vida, con todos los seres. Sé que un espíritu sostiene y mantiene toda la existencia, y afirmo: «Soy uno con mis hermanos de grupo y todo lo que tengo es también suyo. Que el amor de mi alma fluya hacia ellos. Que la fuerza que hay en mi y los eleve y los guíe. Que los pensamientos que mi alma crea los alcancen y les den valor.» Un eco de gratitud y amor retorna desde ellos, y despierta en mi una alegría y una felicidad que acepto abiertamente. Desde esta alegría amorosa, creamos un sendero de luz que se extiende desde la humanidad hacia la fuente en la que reside el Amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo.

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la humanidad. Para ello nos imaginamos que es tas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria. Lentamente, levantamos las manos y transmitimos la corriente de energía en todas direcciones. «Luz, amor y fuerza para todos los seres humanos al norte, al sur, al este y al oeste, arriba y abajo. Amor, paz y alegría para toda la humanidad.» A continuación recitamos en común la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.

  


MEDITACIÓN EN ESCORPIO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. Hoy haremos el ejercicio de respiración de una forma más estrechamente relacionada con el alineamiento de la personalidad tripartita. Este ejercicio expresa las cualidades de Escorpio de una forma especial.

2. Alineamiento

Realizamos el alineamiento de la personalidad tripartita con el alma, en combinación con el ejercicio básico: «Soltar – relajarse, ser uno, renovarse, ser uno mismo». Después de cada una de las fases empleamos la palabra sagrada OM. Primero respiramos en estos cuatro tiempos. Cuerpo físico Relajo el cuerpo físico. Estoy sentado en la silla. La silla está sostenida por la casa y la casa por la Tierra. Noto el peso de mi cuerpo y suelto todo lo que se opone a mi verdadero ser (sobre todo el «pequeño yo» que ha ido formando sus roles a lo largo de la lucha existencial y que ha suplantado al ser interior). Este «pequeño yo» está formado de actitudes protectoras y defensivas, miedos, sentimientos de inferioridad, comodidades físicas, máscaras, ambiciones, exigencias y deseos, falta de amor, egoísmo, orgullo y separatividad. Al soltar todo esto, me preparo para reconocer mi verdadero yo y para aceptar mi existencia y mi destino. OM Cuerpo emocional Relajo y calmo el cuerpo emocional, estableciéndome en las profundidades de mi ser con toda confianza. Desciendo a la fuente primordial, regreso al hogar del Padre y dejo atrás todo lo que me preocupa. Entro en la zona de irradiación del ser y dejo que su luz me envuelva y me transforme. Humildemente, me entrego al amor que todo lo incluye que mora en las profundidades de mi ser. OM Cuerpo mental Calmo el cuerpo mental desapegándome de los pensamientos que me rodean. Los veo como algo ajeno a mí. A continuación dirijo mi atención interna hacia arriba. Veo una luz blanca y reconozco mi yo superior. Un abismo me separa de él. De repente me doy cuenta de que, con mi mente creativa, puedo superar el abismo que me separa de mi verdadero yo. OM Alineamiento con el alma Supero el miedo que me retiene y me arriesgo a saltar al vacío, hacia la luz. En el momento en que me entrego con el corazón lleno de alegría y suelto mi yo, se produce la unión con el ser. Lo interior se abre y el ser o la divina trascendencia fluye hacia mí y me confiere el poder de la transformación: el poder de la comunión. Me vuelvo permeable a la gran vida de mi interior, a las grandes ideas y pensamientos que disuelven todas mis preocupaciones con una nueva luz y que fluyen hacia el mundo a través de mí. En el «Ser uno» residen las fuentes de una nueva vida y de un nuevo comienzo, en el mismo sentido de la frase bíblica: «He aquí que hago nuevas todas las cosas». La luz del alma irradia a través de mis tres cuerpos y purifica, fortalece y ennoblece mi vida. En el «Renovarse», resurjo fortalecido y regenerado. La rueda de la transformación que me ha llevado de arriba a abajo y que, por un momento ha parado en su punto más profundo, ahora gira de nuevo. Me confiere fuerza, frescura y energía vital para que pueda cumplir mis tareas, mis obligaciones y mi servicio en el mundo. A continuación medito sobre el pensamiento semilla: «Guerrero soy y de la batalla salgo triunfante.»

3. Aspiración en grupo

Desde mis profundidades, elevo lentamente la conciencia hasta el punto más alto de la cabeza, la expando a mi alrededor y me uno con las personas que están conmigo en la habitación y con toda la gente a la que me gustaría ayudar. Después afirmo: «Soy uno con mis hermanos de grupo y todo lo que tengo es también suyo. Que el amor de mi alma fluya hacia ellos. Que la fuerza que hay en mi, los eleve y los guíe. Que los pensamientos que mi alma crea los alcancen y les den valor.» Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. Lentamente, levantamos nuestras manos y nos imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón cerrara través de mi grupo y a todo el mundo.»
4. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa corriente de energía viva de luz y de amor fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la humanidad. Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

5. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.




MEDITACIÓN EN SAGITARIO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a mantener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Estoy aquí, completamente presente, en este momento, en esta habitación y con estas personas. Estoy sentado en una silla. La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa, la casa por la Tierra y la Tierra por las leyes de gravitación cósmica. Estas leyes aseguran mi vida. Estoy seguro. Extiendo mi conciencia y veo el horizonte y el globo terráqueo. Mi cuerpo forma parte de la Tierra. Después de la muerte regresa a la Tierra pero yo permanezco. Dedico mi cuerpo físico al servicio del alma. OM Cuerpo emocional Enfoco mi conciencia en el centro del corazón. Tengo un cuerpo emocional con el que siento deseos (de amor, comprensión, paz, felicidad, etc.). La persona que está a mi lado tiene deseos y sentimientos parecidos. Puedo extender mi cuerpo emocional a mis semejantes, a mi familia, a mi grupo, a toda la gente de mi ciudad, a toda mi nación. Expando mi cuerpo emocional más allá de las fronteras de mi nación, hacia otras naciones. Todos somos seres humanos, como tú y como yo. Puedo ver la gente de América, de Europa, de Asia, de África. Son pueblos y razas distintas pero todos son seres humanos como yo. Me identifico en amor con toda la humanidad, de la que soy una pequeña parte. Dedico mi cuerpo emocional al servicio de la humanidad. OM Cuerpo mental A continuación enfoco mi conciencia en la cabeza: primero en el punto medio del cerebro y después en el centro que se encuentra entre las cejas. Mis párpados están relajados. Veo los pensamientos fluyendo en mi cerebro. Vienen de todas direcciones, me rodean y penetran en mí como una corriente sin fin. Pero yo me mantengo en el centro, observándolos. Me parecen niños jugando. Dirijo el foco de mi conciencia hacia uno de estos pensamientos que fluyen a través de mí. Lo acerco hacia mí, lo contemplo de cerca y reflexiono sobre él. Pero también me puedo identificar con él, penetrando profundamente en él para comprender su significado. Sólo pienso lo que realmente quiero pensar, lo que afirmo desde mi ser más profundo. Rechazo todos los pensamientos negativos y destructivos (pensamientos de preocupación, de enojo, de sufrimiento, de duda, etc.). Sólo permito pensamientos positivos y edificantes, pensamientos buenos para mí, para mis semejantes y para todos los seres humanos. Sólo deseo lo mejor para todos en pensamiento, palabra y obra. Dedico mi capacidad de pensamiento al bien de toda la humanidad. OM Alineamiento con el alma Me libero de todos los pensamientos que me rodean y reúno todas las fuerzas en mi interior. Penetro más profundamente en mi interior, me concentro en el punto central del cerebro y elevo mi conciencia al punto más elevado de la cabeza. Soy el alma. Como alma, emito un inaudible OM y exhalo luz, comprensión y amor hacia la personalidad integrada que está esperando atenta.

3. Ejercicio de visualización

(Sagitario) Estoy en el espacio infinito, bajo el cielo de una oscura noche. Un profundo silencio me envuelve. Estoy solo. Frente a mí veo una brillante estrella blanca y voy hacia ella con determinación. La alcanzo y detrás veo otra estrella hacia la que también me dirijo. Meditamos sobre el pensamiento semilla esotérico: «Veo la meta, la alcanzo, y veo otra». Después escucho en mi interior. En lo más profundo de mi ser oigo un tenue sonido que me llama. Como el rayo de un reflector, concentro mis pensamientos y los dirijo como una flecha hacia mis profundidades. Allí veo una luz blanca y pura con la que me fusiono. La luz se extiende por todo mi cuerpo, penetra en mis poros y forma una brillante aura a mi alrededor. A continuación recitamos el mantra del discípulo: «Soy un punto de luz en una luz mayor. Soy una corriente de energía de amor en la gran corriente de Amor divino. Soy un punto del fuego de sacrificio enfocado dentro de la ardiente Voluntad de Dios. Y así permanezco. . . Soy un camino por el cual los humanos pueden llegar a la realización. Soy una fuente de energía que les proporciona firmeza. Soy un haz de luz que ilumina su camino. Y así permanezco. . . Permanezco así y giro y huello el camino de los humanos y reconozco los caminos de Dios. Y así permanezco. . .».

4. Aspiración en grupo

Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos, con amor, a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las energías cósmicas del signo de Sagitario. Lentamente, levantamos las manos, imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a través de mi grupo y a todo el mundo». Lentamente bajamos las manos.

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que las necesidades, preocupaciones y cargas de los seres humanos afluyan hacia nosotros, las elevamos a la luz del alma y suplicamos ayuda. A continuación, a través de nosotros fluye una viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.

  


MEDITACIÓN EN CAPRICORNIO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a mantener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla. La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa. OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, me escucho a mí mismo y observo mis pensamientos sin distraerme. OM Alineamiento con el alma Estoy internamente estabilizado, en armonía con lo bueno y lo bello, y preparado para establecer contacto con el alma, mi ser interior. Imagino que detrás de mí hay un sol de oro blanco y con un impulso de voluntad, deslizo mi conciencia hacia él y formamos una unidad. Como alma, con un inaudible OM, irradio luz, amor y fuerza hacia mi personalidad que está en espera.



3. Ejercicio de visualización

(Capricornio) Dirijo la atención a mi cerebro. Busco el centro de mi cabeza. Estoy solo dentro de mí, rodeado de tranquilidad. Tengo todo el tiempo que necesito. Dejo que el punto focal de mi atención baje lentamente por mi cabeza, entre mis mandíbulas, a través del cuello, hacia la parte superior del pecho. Ahí lo dejo reposar y observo el lugar de mi corazón al que apunto cuando digo «yo». Me relajo y me abandono al pulso de mi corazón. A continuación, lentamente, deslizo mi punto de atención más abajo, hasta el abdomen. Aquí está el centro de gravedad de mi cuerpo. En este punto encuentro calma y tranquilidad, y tomo fuerza para una nueva ascensión. Respiro tranquilamente. Luego asciendo de nuevo. En mi mente imagino un camino de montaña que empiezo a subir lentamente, paso a paso. La ascensión es difícil pero delante de mí veo la cima a la que me dirijo. Trepo por los acantilados y las rocas, superando todos los obstáculos que encuentro. Cada vez estoy más cerca de la cumbre. Cuidadosamente pero con fuerza y tenacidad supero la última roca. Nada más llegar, una luz cegadora me alcanza. Mi pecho se llena de alegría. En una majestuosa y divina soledad, altos y escarpados macizos rocosos se elevan a mi alrededor y glaciares bañados con la resplandeciente luz del sol brillan con luz blanca sobre el fondo azul del firmamento. Aquí arriba, en la claridad del frío aire de montaña, reina una tranquilidad sublime y una paz infinita. Dejo que la brillante luz blanca penetre en mi interior. Respiro profundamente. El aire es puro y limpio, y me llena de vida nueva. Miro las cimas de las montañas y luego hacia los valles donde transcurre la agitada vida. Reflexiono profundamente sobre la vida. Siento un tirón en el corazón y, de pronto, surge en mí un intenso deseo de descender para unirme amorosamente con los seres humanos, para contarles mi experiencia en la cima y mostrarles el camino para que también ellos puedan ascender. Ahora meditamos sobre la frase: «Perdido estoy en la luz suprema y a esa luz doy la espalda».

4. Aspiración en grupo

Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos, con amor, a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las energías cósmicas del signo de Capricornio. Imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa).cerrar Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a través de mi grupo y a todo el mundo». Luz, amor y voluntad creativa. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

5. Transmisión a la humanidad

Ahora nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que las necesidades, las preocupaciones y las cargas de los seres humanos afluyan hacia nosotros, las elevamos a la luz del alma y suplicamos ayuda. A continuación, a través de nosotros fluye una viva corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.

6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.

  


MEDITACIÓN EN ACUARIO

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse».Y, por último, volvemos a mantener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Desapego y percepción del verdadero yo (Ejercicio de desidentificación diseñado por Roberto Assagioli). Cuerpo físico Para realizar el alineamiento de la personalidad tripartita adoptamos interiormente la posición de observador y nos miramos y nos experimentamos desde el exterior. Nos vemos sentados en la silla. La silla está sostenida por la casa y la casa por la Tierra. Tengo un cuerpo. Lo cuido y me preocupo de mantenerlo en buen estado de salud pero no soy yo. Tengo un cuerpo, tengo manos, pies, brazos, etc. pero yo no soy mi cuerpo. OM Cuerpo emocional A continuación me concentro en mis emociones y mis sentimientos. Tengo sentimientos diversos: de alegría, felicidad y satisfacción pero también de enfado, ira e impaciencia. Estos sentimientos son humanos. Son muchos, contradictorios entre sí y cambian constantemente. Los sentimientos son como un arroyo que fluye a través de mí. Los miro pero, si no quiero, no los retengo. Sé que siempre continúo siendo yo mismo. Tengo sentimientos pero no soy mis sentimientos. Tengo deseos pero no soy mis deseos: no son yo. OM Cuerpo mental Ahora me concentro en mis pensamientos, en mi cabeza. Los pensamientos vienen y van, pero yo permanezco. Tengo una mente pero no soy mi mente. Mi mente es activa, concentrada o indisciplinada pero puede ser instruida. Es un órgano de conocimiento, tanto en lo referente al mundo exterior como en lo referente al mundo interior, pero no es mi yo. Tengo pensamientos pero yo no soy mis pensamientos. OM Alineamiento con el alma Después de esta diferenciación entre el yo y sus herramientas física, emocional y mental, podemos penetrar en la región en la que reside nuestro ser interior, el verdadero yo o el alma. Con un acto de voluntad me identifico con mi alma. Visualizo un sol blanco y resplandeciente detrás de mí. Expando mi conciencia hacia él. Como alma, emito un OM inaudible y proyecto luz, amor y comprensión hacia la personalidad integrada. Así, la personalidad en servicio se fortalece. OM

3. Ejercicio de visualización

(Acuario) A continuación expando la luz blanca y brillante hacia las personas que están conmigo en la habitación, hasta que nos unimos con la luz de todo el grupo. Se forma una campana de luz que se extiende hacia arriba. Mantenemos esta campana de luz en nuestra conciencia e imaginamos que se abre lentamente en su centro superior, mientras en su interior suena un delicado tono y una radiante luz dorada que brota de la apertura fluye hacia nosotros y penetra en nuestra personalidad tripartita. Después meditamos sobre el pensamiento semilla esotérico de Acuario: «Agua de vida soy, vertida para los sedientos». Siento que esta sustancia revitalizadora me anima y me da impulso, entusiasmo y fuerza. Siento como fluye dentro de mí y me une con todo lo vivo. Nazco a una nueva dimensión en la que soy uno con todo lo que existe. Esta experiencia me llena de una profunda alegría. Me siento seguro y sostenido por la unidad de todo lo vivo. La vida penetra en todas las cosas y las une pero yo permanezco. No me extingo en la experiencia de unidad. Puedo percibir claramente esa unidad, el origen de toda la existencia. Mi conciencia se expande más y se vuelve permeable al poder del amor universal que fluye hacia toda la humanidad. Mantra de unificación «Los hijos de los hombres son uno y yo soy uno con ellos. Trato de amar y no odiar, trato de servir y no exigir servicio, trato de curar y no herir.»




4. Transmisión a la humanidad

A continuación nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa corriente de energía vital de luz, amor y voluntad creativa fluya y se expanda hacia la conciencia de la humanidad. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. A continuación transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando Gran Invocación.

5. Transmisión a la humanidad

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.




MEDITACIÓN EN PISCIS

1. Preparación

Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a mantener la respiración y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.

2. Alineamiento

Alineamiento de la personalidad tripartita (física, emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla. La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa. Me siento seguro. Traslado mi peso al abdomen e inspiro un poco de aire. La espalda está erguida y la mandíbula relajada. Relajo todos los músculos y noto la frente distendida y una expresión amigable en la cara. La respiración por la nariz es constante y tranquila. «Me respira». Dedico mi cuerpo físico al servicio del alma. OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja la Luna. Siento amor por toda la humanidad y dedico mi cuerpo emocional a la transmisión del amor. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, me escucho a mí mismo y observo mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos positivos al bien de toda la humanidad, al desarrollo y a la conservación de la vida, y al Plan divino para la evolución humana. OM Alineamiento con el alma Dejo que el foco de mi conciencia se deslice muy lentamente (como un caracol) dentro de mi cabeza, entre mis mandíbulas, a través del cuello, hasta alcanzar la parte superior del pecho. Ahí descanso un momento. Poco a poco, el foco de atención baja hasta la mitad del cuerpo, hasta la altura del corazón, detrás del esternón (hasta el punto al que señalo cuando digo «yo»). Ahí descanso y me establezco en mi ser. Luego emito un OM inaudible en mi interior y, como las olas, el sonido desplaza todos los pensamientos, deseos y preocupaciones hacia fuera, hasta la periferia de la conciencia. Entonces, en mi interior surge un punto de profunda calma y paz, que se expande como un espacio vacío, me rodea y me proporciona una envoltura protectora.

3. Ejercicio de visualización

(Piscis) Tengo tiempo, una cantidad infinita de tiempo. Nada me apremia. El tiempo está parado. Me entrego totalmente a este silencio que me conecta con la eternidad. Con todos mis sentidos escucho en mi interior y percibo lo que se anuncia y quiere crecer dentro de mí. De repente veo ante mí un sendero largo, estrecho y oscuro. A lo lejos brilla una luz y reconozco una forma luminosa que me hace señas. Me atrae de forma magnética. Lo dejo todo y avanzo lentamente por el sendero hacia esa forma. Se acerca a mí y me llama por mi nombre, lo cual me conmueve. Nos encontramos, nos miramos a los ojos y se produce un profundo reconocimiento mutuo. Después pone un brazo sobre mi hombro y dice: « ¡Has llegado a la meta, ven, sígueme!». Juntos caminamos hacia la gran luz. Meditamos sobre el pensamiento semilla: «Abandono el hogar del Padre y, al regresar, salvo».

4. Aspiración en grupo

Expandimos nuestra conciencia hacia nuestro alrededor y nos unimos con las personas de la habitación y con todos los que meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías espirituales. Formamos una unidad grupal en el plano mental, receptiva a las energías cósmicas disponibles en el momento. Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. Imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa).Lentamente, levantamos las manos. «Oh, Tú en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, la fuerza que renueva todas las cosas, dirige el destino de la humanidad hacia lo mejor, conmueve en todas partes los corazones de los humanos, para que se abran al espíritu del amor, de hermandad y de responsabilidad mutua. Que la buena voluntad sea el móvil de todas las acciones y que el reino de la paz se restablezca en la Tierra. Que el amor de la Vida Una afluya a nuestros corazones a través de nuestro grupo y a todo el mundo.»

5. Transmisión a la humanidad

Bajamos las manos lentamente y nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que esa viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de nosotros y se expanda hacia la conciencia de la humanidad. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.


6. Finalización de la meditación

Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una leve inclinación frontal.


Louise Huber
Del libro Los Signos del Zodiaco: Reflexiones y Meditaciones