Memorandum Para una Amiga Casada

"Me había propuesto no volver a escribir
Bertha
pero estos días el sol calienta mis desenfrenados deseos de poseerte
y sólo duermo unas cuantas horas
para levantarme a soñar la colectiva lujuria de los atropellamientos:
mundo por el que te fuiste sin voltear la cabeza,
con tus cabellos soltados al viento
que los movía con ese ritmo de rock and roll cansado con que mueve
todas las cosas,
y donde te fuiste porque te cansaron mis obsesiones y mis vicios;
nunca te interesó mucho que yo fuera un ser atormentado por la vida y la
realidad de ser hombre
y que quisiera ser poeta;
nunca imaginaste que yo quería ser bueno
y que sabía muy poco para poder luchar racionalmente:
mi única arma era manifestar el descontento por cualquiera de los caminos,
y los que escogí me llevaron a las enfermedades y a la cárcel;
nunca quise abrir una zona de tolerancia hacia adentro
y la abrí hacia afuera:
mal me fue con todos, contigo misma:
te fuiste al mundo con los cabellos sueltos y la cara llena de tu sonrisa;
y si yo sigo estos caminos y muestro al sol mi espalda
ya no es para recobrarte,
sino para reprochar al mundo una cosa más;
sigo creyendo que la enfermedad más grande es adaptarse
y que los hombres nacimos para deshacer y hacer,
y que mi etapa de destruir no ha pasado;
creo más en el vino que en los pájaros:
beber es una forma de obligarte a no pensar y volar es una forma de
esquivar el pensar.
Bertha
dondequiera que estés la felicidad y la enajenación sean contigo,
porque ese camino escogiste, menos viciado que el mío,
esa zona donde las criadas riegan jardines y no hay niños jugando en
la calle ni borrachos tirados ni puestos de fritangas ni putas,
y te siga llegando cada número de Kena y, en forma más aventurada,
de vez en cuando un plural,
de vez en cuando una borrachera social, un encabronamiento,
Bertha
dondequiera que estés la felicidad y la enajenación sean contigo."

Ramón Méndez Estrada