Aude Sapere
(Atrévete a saber)

Christian Friedrich Samuel Hahnemann, más conocido como Samuel Hahnemann
Dedicado a sus colegas


"… Cuanto más  palpable es una verdad, más tiempo pide para ganar el lugar de que tiene derecho.  Los obstáculos, que se ponen em su camino, ocurren pues esta verdad inicia en su alrededor un verdadero odio. Pues, ella anuncia una revolución, una pertubación de los intereses existentes y de los lugares ganados."

Samuel Hahnemann


"El llamado más alto del médico, su única vocación, es sanar a los enfermos - curar, como se le denomina."

Christian Friedrich Samuel Hahnemann, más conocido como Samuel Hahnemann


"El organismo material privado de su fuerza vital no puede ni sentir ni obrar, ni hacer nada por su propia conservación."

Samuel Hahnemann



El Organón


"1° La primera y única misión del médico es la de restablecer la salud de las personas enfermas, que es lo que se llama curar.

2° El ideal de la curación consiste en restablecer la salud de una manera rápida, suave y duradera, por el camino más corto, más seguro y menos dañoso, procediendo con razonamientos fáciles de comprender.

9° En el estado salud, la fuerza vital que anima dinámicamente la parte material del cuerpo, ejerce un poder ilimitado.

Mantiene a todas las partes del organismo en una admirable armonía vital, tanto en sus sensaciones como en sus funciones, de manera que el espíritu dotado de razón, que reside en nosotros, pueda emplear libremente estos instrumentos vivos y sanos para alcanzar los objetivos más elevados de nuestra existencia.

11° Cuando el hombre se enferma, esta fuerza inmaterial, activa por ella misma y presente en todas las partes del cuerpo, es la primera que siente la influencia dinámica del agente hostil a la vida.
Ella sola puede procurar al organismo las sensaciones desagradables que experimenta e inclinarlo a los procesos irregulares que llamamos enfermedad.
Esta fuerza no expresa y no puede expresar su desequilibrio por otra cosa que una manifestación anormal en la manera de sentir y de actuar de aquellas partes del organismo accesibles a los sentidos del observador y del médico, por los síntomas de la enfermedad.

14° De todos los cambios mórbidos, invisibles, que sobrevienen en el interior del cuerpo, no hay ninguno que no se haga reconocible al médico concienzudo y observador por medio de sígnos y síntomas.
Así es la voluntad y la bondad infinitamente sabia del soberano creador de la vida de los hombres.

16° Siendo nuestra Fuerza Vital de naturaleza dinámica, la influencia dañosa sobre el organismo sano de los agentes hostiles que vienen a alterar su armonía, no podrían afectarla sino de una manera puramente dinámica.
El médico no puede, por consiguiente, remediar estos desacuerdos (las enfermedades) sino haciendo actuar sobre ellos sustancias dotadas de fuerzas modificadoras igualmente dinámicas.

19° Las enfermedades no son otra cosa que cambios en el estado general del hombre, la curación consiste en la conversión de este estado de enfermedad en salud; se concibe, sin esfuerzo, que los medicamentos no podrían curar las enfermedades, si no tuvieran la facultad de cambiar el estado general del hombre en sus sensaciones y funciones y que, solamente en esta facultad, reposa su virtud curativa.

20° No se puede reconocer en los medicamentos esta fuerza inmaterial alojada en su esencia íntima, que le da la facultad de modificar el estado del organismo humano y, por ella, de curar las enfermedades.

No es sino por la experimentación, por la observación de los efectos que produce actuando sobre el estado general de la economía, que se llega a su conocimiento obteniendo una idea clara sobre su acción.

21° La esencia curativa de los medicamentos no es reconocible por ella misma; es solamente por la experimentación y la observación de los efectos que ese poder o fuerza inmaterial es capaz de producir en el estado general de la economía tornando enfermo a un hombre saludable.
Debemos concluir de esto que, cuando los medicamentos actúan como medios curativos, ellos no pueden ejercer sus virtudes sino por la facultad que poseen de modificar el estado general de la economía haciendo nacer sus síntomas específicos..
En consecuencia, es necesario atenerse únicamente a los accidentes mórbidos que los medicamentos son capaces de provocar en el cuerpo sano, como la sola manifestación posible de su virtud curativa y aprender, en cada uno de ellos, qué enfermedades son capaces de producir y qué enfermedades son capaces de curar.

22° Para aniquilar la totalidad de los síntomas de una enfermedad, es necesario buscar un medicamento que tenga la tendencia a producir síntomas semejantes o contrarios, según se haya aprendido por la experiencia que la manera más fácil, más cierta y durable de eliminar los síntomas de la enfermedad y de restablecer la salud, es oponer a estos últimos, síntomas medicamentosos similares o contrarios.

23° Todas las experiencias puras, todos los ensayos cuidadosos, nos enseñan que los síntomas mórbidos persistentes, lejos de ser eliminados y aniquilados por síntomas medicamentosos opuestos, reaparecen con una intensidad mayor de la que hayan tenido jamás.y agravados de una manera muy manifiesta después de haber parecido calmados durante un tiempo.

25° El único e infalible oráculo del arte de curar, la experimentación pura, nos enseña, en todos los ensayos realizados cuidadosamente, que el medicamento que actuando sobre el hombre sano ha sido capaz de producir la mayor cantidad de síntomas semejantes a los de la enfermedad que uno se propone tratar, será el remedio curativo.

26° Este fenómeno reposa sobre la ley natural de la homeopatía, ley desconocida hasta el presente, aunque fue a veces vagamente presentida, por más que haya sido en todos los tiempos el fundamento de toda curación verdadera.

34° Ante todo es necesario, para que una curación se efectúe, que exista la mayor similitud posible entre los síntomas de la enfermedad que se trata y los síntomas producidos por el remedio en el organismo humano.

53° Las curaciones suaves y verdaderas tienen lugar, por consiguiente, solamente por la vía homeopática, dado que la misma reposa sobre una ley eterna e infalible de la naturaleza.

67° Estas verdades incontestables se nos ofrecen por sí mismas cuando interrogamos a la naturaleza mediante la experimentación...
Es sólo en los casos extremadamente urgentes donde el peligro que corre la vida y la inminencia de la muerte no darían tiempo para que actúe un remedio homeopático, que está permitido y es conveniente comenzar, al menos para reanimar la irritabilidad y la sensibilidad, con la administración de paliativos.

104° Cuando la totalidad de los síntomas que caracterizan al caso o, en otros términos, cuando la imagen de la enfermedad ha sido registrada por escrito, la parte más difícil ha sido cumplida.
En adelante, el médico debe tener siempre bajo sus ojos esta imagen, que será la base del tratamiento.
De esta manera puede consultarla en todas sus partes y determinar los síntomas característicos, a fin de oponer a los mismos un remedio exactamente homeopático cuya elección ha sido determinada por la naturaleza de los accidentes mórbidos que él hizo nacer en su acción pura.

106° Es necesario conocer en todo su desarrollo la potencia morbífica de cada medicamento.

108° No hay, por consiguiente, ningún medio más seguro y más natural, para conocer infaliblemente los efectos propios de los medicamentos sobre el hombre, que experimentarlos separadamente los unos de los otros, a dosis moderadas sobre personas sanas registrando los cambios, los síntomas y los signos que resultan de su acción primaria, sobre todo sobre el estado físico y moral, es decir, los elementos de enfermedad que estas sustancias son capaces de producir.
Toda la virtud curativa de los medicamentos está fundada únicamente en su poder de modificar el estado de salud del hombre, lo que está ilustrado por los efectos que resultan de esta facultad.

110° Recorriendo lo que los distintos autores han escrito sobre los efectos dañosos de las sustancias medicinales que, por negligencia o con intención criminal han sido ingeridas en grandes cantidades por personas sanas, se advierte una cierta coincidencia frecuente entre estos hechos y las observaciones que yo había recogido en mí mismo y sobre personas sanas, durante experiencias realizadas con esas mismas sustancias. La mayor parte de los que reportan esta situación, tienen en vista el señalar un peligro.
Ninguno entre ellos, ha sospechado que los síntomas que ellos describían con el sólo fin de probar la nocividad y la toxicidad de esas sustancias, contenían, precisamente, la indicación cierta de su potencia para aniquilar o destruir los síntomas semejantes de numerosas enfermedades naturales.
Nadie ha comprendido que la observación de los cambios que los medicamentos producen cuando se administran a personas sanas, es el único medio de reconocer las virtudes curativas de las que estos están dotados.
Nadie ha presentido tampoco que el relato de las enfermedades medicinales formarían parte un día de una verdadera y pura materia médica, ciencia que, desde su origen hasta nuestros días, no ha consistido en otra cosa que en un conjunto de conjeturas o ficciones que, en otros términos, no han tenido una existencia real.

Samuel Hahnemann

"Es de hecho posible creer que, en nuestro siglo de Luz, un trabajo basado únicamente en la experiencia, como es mi Organon de la medicina racional, sea dejada de lado por las palabras sin sentido de la escuela vieja, mientras sólo las contra-experiencias y contra-experimentaciones la podrían confirmar o refutar?"

Samuel Hahnemann


"Jamás persona alguna habría imaginado, a priori, que podría prohibirse al médico preparar él mismo los remedios que empleará para salvar la vida de sus semejantes."

Samuel Hahnemann



"La agradable sensación del conocimiento de deber cumplido me ha recompensado por completo y sólo me quedo llorando por la cantidad de espíritus ciegos que impiden cualquier verdad; no alimento todavía ningún sentimiento de cólera contra ellos."

Samuel Hahnemann


"… La Homeopatía reposa únicamente en la experiencia. Imítame, pero imítame bien y verán en cada paso la confirmación de mi afirmación."

Samuel Hahnemann


"La impotencia del arte se revela en una multitud de afecciones crónicas: la gota, las úlceras, el asma, la angina de pecho…., y tantas otras que los libros declaran incurables.
Ocurre a veces que un médico produce una curación de la que todo el mundo se admira y él mismo se sorprende.
Pero ni él, ni sus colegas, saben extraer de este hecho la verdad viva y fecunda.
Ni los unos ni los otros, determinan exactamente el caso en que aquella sustancia se ha mostrado saludable y en que otra circunstancia podría volver a serlo."

Samuel Hahnemann



"La única y grande misión del médico es restablecer la salud del enfermo, que es aquello que se llama curar."

Samuel Hahnemann


"Los cambios que ocurren en sustancias materiales, especialmente las medicinales, a través de la trituración con polvo no medicinal, solo cuando disueltas, por medio de la agitación con el fluido no medicinal, son tan increíbles, que se acercan de milagrosas y es la razón de contentamiento que las descubiertas de estos cambios pertenezcan a la Homeopatía."

Samuel Hahnemann


"Los tesoros más inestimables son; la conciencia intachable y la buena salud. El amor por Dios y el estudio de si propio ofrecen una; la homeopatía ofrece la otra."

Samuel Hahnemann


"Nuestra arte con el tiempo va a tornarse el roble sagrado, el roble de Diós. Ampliará sus ramas enormes, inquebrantables en las tormentas. La humanidad que ha sufrido tantos males reposará debajo de su sombra benéfica."

Samuel Hahnemann