"Aunque la unidad de fe no es posible, todavía hay unidad de amor."

Hans Urs von Balthasar


"El hombre, para vivir como un ser biológico y, al mismo tiempo razonable con sus semejantes, debe reflexionar sobre ciertas reglas de juego y limitar su salvajismo."

Hans Urs von Balthasar



"La Humanidad no puede salirse del espacio de Cristo en general ni de la conexión formal producida por su vida. Ésta es verdaderamente la "cárcel" en cuyo interior "Dios ha encerrado a todos los hombres en la desobediencia para hacer misericordia a todos" (Rom. 11,32). Pero también es el lugar teológico de toda libertad y belleza, en cuanto transmite a la existencia tanto la idea suprema como la fuerza interior para buscarla y llegar a ella en la relación justa. La forma concreta de la salvación es que no caiga abstractamente del cielo, sino que ayude a la criatura de manera interior y adecuada. Y toda situación de la vida del Dios-Hombre es interiormente tan rica e infinita, tan llena de relaciones por todas partes y tan significativa, que libera en sí una abundancia inagotable en situaciones cristianas, igual que una idea no se agota ni se estrecha jamás, cualquiera que sea la cifra de seres regidos por ella."

Hans Urs von Balthasar




"La realidad interna del amor solo puede ser reconocida por el amor."

Hans Urs von Balthasar


"... se suscita la pregunta de en qué modo lo bueno "actúa": se regala –esto es su esencia-, pero ¿tiene poder de hacerse acoger por una libertad? ¿Se deja influir la libertad desde fuera, volviendo a entender simplemente la palabra "influjo" en su sentido fundamental? Muchos lenguajes conocen esta imagen de un desbordarse desde el bien, para mediante confluencia en el otro "influir" en este otro. La imagen parece engañosa, pues nada puede infundirse al pie de la letra, desde fuera, en una libertad, que es causa original de sí misma... Después de los buenos argumentos viene "el buen ejemplo", que quiere ejercer un efecto más fuerte, de cualquier modo más convincente (¡de nuevo la palabra!), "contagioso". Cristo cuenta con eso: "Así luzca vuestra luz ante los hombres, a fin de que vean vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en el Cielo" (Mt 5,16). "Que sean uno como nosotros (el Padre y yo) somos uno,...a fin de que el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado..." (Jn 17,23). No atribuye a este ejemplo, sin embargo, ningún efecto infalible; de lo contrario, no prometería a los discípulos el odio del mundo, que los alcanzará, como a él lo ha alcanzado, y, por cierto, como "odio sin motivo" (Jn 15,25); es decir, que el mundo resiste sin motivo a las razones más contundentes. ...Pablo...en tanto que lleva en sí la forma de la eficacia de Cristo: "Si soy débil, entonces soy fuerte"; Cristo mismo le había dicho: "Te basta mi gracia, pues en la debilidad llega la fuerza a la perfección" (2 Cor 12,10.9). Por eso se evita duraderamente la "sabiduría elocuente", las "palabras persuasivas de sabiduría", "a fin de que la cruz de Cristo no sea vaciada (kenoV theV ) de su poder" (1 Cor 1,17; 2,4). Aquí el modo de la "influencia" de Pablo se remonta a la de la cruz de Cristo, de cuyo único "poder" se ha de hablar ulteriormente.

 ... Frente a una dominación, indigna de Dios, Ireneo propone la imagen de la "suasio", que en último término se entiende ya en el sentido de la agustiniana "voluptas trahens". Ésta no es (como Agustín desarrolla clásicamente en "De Spiritu et Litera") ni violencia ni seducción desde fuera, sino descubrimiento de la libertad más íntima del corazón, que precisamente consiste en el amor a Dios y al prójimo: la imagen representada en la "suasio" es al mismo tiempo la capacidad para la más propia libertad descubierta en el corazón del hombre mediante el fundamento del amor de Dios (el Espíritu Santo). "Cum potestas datur, non necessitas utique imponitur" (l.c. 31,54); pero sin "suasio vel vocatio cui credat" la libertad no tendría ningún poder para decidirse por la fe; la preparación del camino y el recorrido del camino para la afirmación de lo bueno es "actuar de Dios" y adherirse desde la propia libertad" (ib. 34,60). Aquí se hace también visible el paso, descrito en Jr 31,33 (= Hb 10,16), desde una ley veterotestamentaria exteriormente prescrita a la "ley hincada en el fondo de vosotros mismos y escrita en vuestro corazón", donde la prescripción externa se convierte en inscripción de la libertad humana misma. Sólo se ha de recordar, no obstante, que el último presupuesto de eso es el fracaso de la cruz., para posibilitar, en el naufragio del darse, la ascensión de la máximamente propia libertad del otro."


Hans Urs von Balthasar


"Todo ente mundano es epifánico...La forma de aparición del ente es el modo como éste se expresa, una especie de lenguaje "sin sonido", pero no desarticulado, en el que las cosas no sólo se expresan a sí mismas, sino siempre también la realidad total presente en ellas, que (como "non subsistens") remite a lo real subsistente: "Los cielos cuentan la gloria de Dios...un día lo anuncia al otro y una noche comunica la noticia a la próxima. No hay lenguaje, ni palabras, ni voz que se pueda oír; más por toda la tierra son legibles sus renglones, hasta el confín del mundo llegan sus palabras" (Sal 19,2-4). O con el poeta: "En todas las cosas duerme una canción,/sueñan entonces sin cesar,/ y el mundo comienza a cantar,/ encuentra sólo la palabra encantadora." El poeta "puede decir lo que cada cosa quiere decir" (Claudel). Goethe diría más sobriamente que todas las cosas ponen una "forma", que el ojo capaz de ver para leer entiende como "forma acuñada, que se desarrolla viviendo". Nuevamente interviene aquí en el juego la paradoja de la revelación en el ocultamiento...Cuanto más libre es lo que acuña, tanto más articulado y de modo más personalmente único se manifiesta – lo más claramente en el lenguaje humano-, pero precisamente la libertad de la manifestación permite entonces también al que se manifiesta encerrarse más profundamente en ella: la libertad como tal no se puede mostrar, por más que pueda indicarse.
        ... al principio ... está el asombro..."

Hans Urs von Balthasar