"Cada uno es ya de por sí extraordinario. Sin embargo, cuando empieza a pensar por qué, ya no lo es y lo pierde todo."

Nicolaus Thomas Bernhard


"Cualquier persona que quiera aprender sobre el amor, sigue siendo un colegial."

Nicolaus Thomas Bernhard


"Cuando nos ponemos enfermos de manera natural y tenemos que ir a uno de esos hospitales, podemos decir que hemos tenido suerte, según mi abuelo. Sin embargo, seguía, no sabemos si hemos entrado realmente en el hospital de una manera natural o no. Puede ser que sólo creamos haber entrado de manera natural, incluso de la más natural, cuando, sin embargo, sólo hemos entrado de manera artificial, posiblemente de la más artificial."

Nicolaus Thomas Bernhard
El aliento, p. 23



“Cuando hemos sobrepasado los cincuenta, nos parecemos viles y faltos de carácter, pensé, la cuestión es saber cuánto tiempo aguantaremos ese estado. Muchos se matan a los cincuenta y un años, pensé.”

Nicolaus Thomas Bernhard


Duelo

Canto primero:

Se trata de purificar todos nuestros sentimientos,
sacados de los periódicos y de las callejas,
sacados de los conciertos
y de las vísperas,

se trata de purificar nuestro despertar,
se trata de todos los buenos propósitos
y en contra de todas las desesperaciones,
se trata de la yuxtaposición de dos
sinsentidos…

no se trata de esta ciudad ni de otras
ciudades,
no se trata de esta Tierra ni de otra
Tierra,
no se trata de mañana ni de
pasado mañana,
no se trata de todo lo que existe ni de lo que
no existe,
se trata sólo de nosotros dos…

Canto segundo:

Dónde diablos estás, si no estás
en estas espigas, en esta humillación,
si no estás cerca de mí, entonces en parte alguna
no oíste por qué dije que No,
no oíste mi oración fúnebre,
que nada tenía que ver con compasión,
sólo con nuestros difuntos padres…

Dónde diablos estás, para que pueda ir ahí
y adivinarte…
Pero mi muerte es más definitiva que tu muerte,
eso quiero decírtelo…

Canto tercero:

Invierno, me avergonzaba de mi lengua,
llamaba, llamaba,
sin eco era un árbol desecado
sin raíces…
preguntaba a los bosques,
me pudría con los guerreros descompuestos
hasta las sienes, ya no vivía
una vida al margen de la vida…
No mencionaba la palabra de Dios,
despertaba al batracio y a la
perdiz
al gordo faisán y a las hambrientas cornejas
con mi lamento…

Canto cuarto:

Palabras buscan palabras, emigran
de boca en boca…
… y en tus ciudades
y en tus tinieblas
y en tu palabra silenciosa…
nada…

llevan duelo, sostienen
las conversaciones de otras palabras
en libros abiertos sin palabras…

* * *

Canto quinto:

Contemplaba el mar sin ningún destino,
poseído por la idea de la inmortalidad,
por la silenciosa recaída en el desierto de la
juventud…

Dondequiera que llores
estaré yo…
exactamente ese día
mil años
y mil años después
y siempre
contigo
en tu llanto,
y muchos
te mueren
y muchos
que tú lloras
y siempre…
dondequiera que llores
estaré yo…

Escenarios de Verona:

Figuras susurrantes te cubrieron
de tinieblas,
rompieron cadenas, donde tú estabas,
te azotaron con azotes de pájaros…
Monumento de tedio en las colinas heladas,
los días se levantan negros
y tú en tu hambre.

Al final de la tumba escuché
tu voz
en la protesta de la corneja,
con viles mentiras te até
a las orillas del río…

¿Pues quién escribió antes que yo
que nadie vivió antes que tú
y nadie murió,
y nadie estuvo en mí,

quién escribió antes que yo
que la primavera era invierno
y el invierno primavera,
quién escribió antes que yo:
ésos eran nuestros nombres:
un verde negro,
un rojo mate,

quién escribió antes que yo
cómo entraba en las frías tumbas
el viento frío y la muerte fría?

tú en tu sombra,
tú en tu despertar,
tú en tu tiempo,
tú en tu gloria,
tú en tu palabra,
¡tú!

Sobrevivir
a las órdenes de la noche,
tú te refugias en los libros,
a mí me retiene la tierra
con sus pensamientos.

Nicolaus Thomas Bernhard



“El arte de escuchar está casi muerto.”

Nicolaus Thomas Bernhard



“El mundo, en conjunto, se ha hecho muy provinciano.”

Nicolaus Thomas Bernhard


“El mundo es realmente un escenario en el que continuamente se ensaya.”

Nicolaus Thomas Bernhard


"El príncipe, sometido cada vez más a su «mecánica intelectual centrada en la alta exaltación y la alta especulación» (mi padre), en sus estados de debilidad, incluido aquel estado que se había convertido en los últimos meses en el más insoportable de los tormentos, por sus «discusiones masoquistas» (mi padre) consigo mismo —encerrado con cerrojo en su propio cuarto—, que no había interrumpido durante la estancia en Londres de su hijo y que, probablemente porque tendría que vivir hasta el fin de sus días en Hochgobernitz, había llevado —de la forma más despiadada, sobre todo hacia sí mismo— a un paroxismo que, centrado en una irritación abyecta, exigía el máximo esfuerzo de su mente, un esfuerzo cada vez más despiadado de su capacidad intelectual, «orientado en forma consecuente a todos los fenómenos científicos» (príncipe Saurau), había oído, «había tenido que oír» esos «ruidos mortales» (mi padre) para él, incluso mientras, la pasada noche, estudiaba las memorias del Cardenal de Retz, aunque era incapaz de recordar el momento a partir del cual había tenido que oír esos ruidos.
Dijo que los oía incesantemente, y no podía dormir ya y cada vez tenía más miedo de los ruidos.
Que en las últimas semanas había sido acosado, trastornado por esos ruidos («¿antitipos?», [mi padre]), había sido «proyectado» continuamente hacia su muerte, de la forma más horrible, por esos ruidos.
Precisamente en la medida en que creía poder apartarse del mundo, se entregaba a él, dijo el príncipe Saurau: «Pensamos fantasías y nos fatigamos», dijo.
Dijo que, en la «perfección de las posibilidades de agotamiento», el príncipe Saurau había oscurecido a Hochgobernitz y Hochgobernitz, en definitiva, lo había oscurecido a él, el príncipe Saurau.
«Las analogías son mortales», es una de las frases decisivas que repite siempre.
Mientras su familia, dijo, «esa amputación siempre abyecta del espíritu» (príncipe Saurau) que reinaba aquí, con su nombre, en Hochgobernitz y que «absorbe desde las mayores distancias, primero en sus cuerpos y luego en sus cabezas, su vida cotidiana», como una de «los cientos y miles de sorprendentes cleptomanías intelectuales, con el desesperado desvalimiento para el que ha sido educada», él, el príncipe Saurau, en medio de ellos, en su «desastrosa compañía», se veía afectado por aquellos ruidos («¿erupciones intraterrestres?» [mi padre]).
El estruendo, dijo, lo dominaba.
Al sentir su cerebro («¿irrupción de agua en terrenos secos desde tiempos inmemoriales?», [príncipe Saurau]), atormentado como una membrana abusivamente utilizada en bien de la humanidad entera, en la que siempre habían estado esos ruidos («¿la transformación de algo que es en algo que será?», [príncipe Saurau]), no sólo oía esos ruidos, sino que los veía y sentía también en su cabeza.
Su cerebro tenía que «soportar» esos ruidos («grietas que se ensanchan, ¡un proceso ideal de descomposición de la Naturaleza!», [príncipe Saurau]).
Casi todas las frases en que, de pronto, inyecta en forma desmesurada su sufrimiento, las termina con las palabras «en bien de la humanidad entera»."

Thomas Bernhard
Trastorno



“El que cada día vive algo más, aunque sólo sea unos segundos, consigue al final toda una vida.”

Nicolaus Thomas Bernhard


“El ser humano sólo era capaz de estar con otro ser querido cuando éste había muerto y se encontraba verdaderamente dentro de él.”

Nicolaus Thomas Bernhard



“Era extraño que precisamente los ricos tuvieran tendencia a suicidarse, que fueran los primeros en caer en el hastío, la más terrible enfermedad que puede contraerse en la vida.”

Nicolaus Thomas Bernhard


"Ese espíritu católico-nacionalsocialista, aunque tenga que exponer la palabra espíritu en este contexto, porque no puedo hacer otra cosa, a semejante ensuciamiento, le había dicho a Gambetti, imperó siempre en Wolfsegg e imperará siempre allí. Mi hermano Johannes tiene ese mismo espíritu, como por lo demás también mis hermanas, éstas, sin embargo, naturalmente de la forma más tonta, a diferencia de mi hermano Johannes que, como nuestro padre, ha cultivado más o menos durante toda la vida el espíritu católico-nacionalsocialista, que al fin y al cabo, como he dicho ya a menudo, es el antiespíritu austríaco. Yo mismo me he sustraído a ese espíritu, Gambetti, aunque haya tenido que luchar esa lucha durante toda mi vida, porque ese espíritu es innato y, de los espíritus innatos, o no se deshace uno ya, o sólo de la forma más horrible una y otra vez, pero probablemente nunca de una forma definitiva, Gambetti. Pero mi existencia consiste en la liberación durante toda mi vida de ese antiespíritu austríaco, le había dicho a Gambetti. Por ese espíritu en calidad de antiespíritu me veo acometido una y otra vez, le había dicho a Gambetti. Pero apenas observo en mí, interior o exteriormente, ese antiespíritu originalmente austríaco, me defiendo contra él con uñas y dientes. En 1931, pensé contemplando la fotografía de 1960 que muestra a mis padres en la Estación Victoria de Londres, mis padres se acababan de casar y mi madre había triunfado, alcanzando, por decirlo así, su apogeo. Verdad es que mi padre no había conseguido todavía lo que quería: un heredero. Los hombres como mi padre no quieren un hijo, quieren un heredero y no se casan hasta muy tarde, sólo con ese fin único y que realmente los ata se precipitan a casarse con alguna mujer a la que han conocido sólo corto tiempo y de la que no saben casi nada, en su avidez de un heredero. Cuando viene al mundo el heredero, están ya bastante debilitados y pueden ser calificados de viejos. La madre dice a un hombre así, te daré un heredero, y al mismo tiempo y realmente le quita casi todo. Por otra parte, el nuevo padre tiene la sensación de haber cumplido la obligación de que se trataba. Cuando el heredero está ahí, su mujer no le interesa ya. La castiga la mayor parte del tiempo con su indiferencia, y le reprocha, cuando le parece y ella le da la posibilidad, su bajeza, porque se ha aprovechado de su generosidad casándose con él sólo para tener acceso a su fortuna."

Nicolaus Thomas Bernhard
Extinción




“¿Has aprovechado la vida? Cuando empiezas a preocuparte de ello es ya demasiado tarde.”

Nicolaus Thomas Bernhard


"Hasta entonces sólo había oído hablar del horror del fin de la vida, jamás había visto ese fin de la vida, ni mucho menos había visto de repente, en un paroxismo semejante de dolor y sufrimiento y en medio de ese paroxismo, a tantos seres humanos realmente llegados al fin de su vida."

Nicolaus Thomas Bernhard
El Aliento


“Intento distraerme de mí, pero sólo lo consigo ya esporádicamente.”

Nicolaus Thomas Bernhard



“La ironía suaviza lo insoportable.”

Nicolaus Thomas Bernhard


“Las gentes sencillas no comprenden a las complicadas y las rechazan, más despiadadamente que todas las demás, pensé. El mayor error consiste en creer que las llamadas gentes sencillas lo salvarán a uno. Uno va a ellas, en la mayor necesidad, y les mendiga casi que lo salven, y ellas lo arrojan a uno todavía más profundamente a la desesperación. Y cómo podrían salvar al extravagante en su extravagancia, pensé.”

Nicolaus Thomas Bernhard



“Lo más bonito es lo imprevisto.”

Nicolaus Thomas Bernhard



“Lo que me induce a escribir es, sencillamente, el gusto por el juego. Se siente el placer de apostar a una carta, sabiendo que cada vez se puede ganar o perder todo. El riesgo del fracaso me parece un estimulante esencial. A eso se le une otro placer: inventar el método más apropiado para arreglárselas con palabras y frases. El material en sentido exacto lo considero completamente secundario.”

Nicolaus Thomas Bernhard



“Los caracteres débiles se convierten siempre sólo en artistas débiles.”

Nicolaus Thomas Bernhard


Los invitados a la boda

Novia:

Nada más que rostros muertos
y detrás
nada más que profesiones muertas
tiempo muerto y morir muerto
prados muertos, campos muertos
granjas muertas, vacas muertas
cerdos muertos, arroyos muertos
y en los arroyos
peces muertos
oraciones muertas, mujeres muertas
ciudades muertas, inviernos muertos
y detrás
saberes muertos y lamentos muertos
otoño muerto y primavera muerta
la locura muerta de mi alma muerta…

Novio:

Qué muertos son ésos sin mar,
qué preguntas, qué respuestas,
qué gentes…

Qué niños son ésos sin primavera,
qué discursos son ésos sin contenido,
qué situaciones sin salida son ésas, dime
qué perros desesperados son ésos…

Qué copos de nieve son ésos sin ojos,
qué tradiciones son .ésas,
qué palabras son ésas que no consuelan,
qué frío es ése…

Qué mañanas son ésas sin cielo,
qué hombres son ésos sin mujeres,
qué mujeres son ésas sin hombres,
qué vacas son ésas sin leche,
qué iglesias son ésas sin sacerdotes…

Qué sueños son ésos sin muertos,
qué inviernos son ésos sin blanco,
qué tumbas son ésas, qué son…
qué gritos son ésos sin llantos…

A las tres de la mañana te despiertas…
enganchar de caballos,
rodar de toneles,
barren los restos del
piano destrozado…

Gruñidos de cerdo…
sueño, sueño, sueño,
reírse, toser, vomitar, reírse,
una frase que ya has oído
o leído en un libro… Cierran la puerta del
sótano,
dos caballos, siete u ocho personas,
las voces de la otra orilla…
Zell… Calibán, el posadero… Carcajadas…
Poco sitio, gritos, galopes …
pronto estará el trineo sobre el lago
helado,
pronto será sólo un trazo sobre el lago,
pronto será sólo un trazo negro en la
noche blanca…

Nicolaus Thomas Bernhard



“Los padres saben muy bien que prolongan en sus hijos la infelicidad que son ellos mismos.”

Nicolaus Thomas Bernhard


Los que hoy están muertos

Los que hoy están muertos vienen a banquetes

te harían echar espuma del paladar y te parecería despreciable

la tierra que no te deja sentir el vino

y el verano y la dulce carne,

ni los maravillosos sótanos de los podridos

que dan sombra enteros a sus tumbas,

como si no aullaran junto al bosque los perros guardianes.

Surgidos de refugios podridos, como de los infiernos

de los padres, enterrados e inertes por la tristeza,

gritan en la noche los miembros muertos

de los hombres, aunque sus cuerpos

se pudrieron hace tiempo de la felicidad de morir y

sin brillo, porque fueron cubiertos

por sus tratantes y apenas se llenaron de  mar y de infamias.

Cómo cayeron las piedras sobre sus brazos,

que vivían por el júbilo y la alegría y querían

jarras llenas en los banquetes de los difuntos… Música de los esqueletos radiantes

y hambre de lo efímero los empujó por los oscuros pasillos como un ejército

de veranos desmoronados y en los valles se oían ruidos

de guerreros mudos, muertos por una piedra, un pene o una puta.

Los pasillos son tan profundos que no puedes atravesarlos

ni destruirlos con las carcajadas

de los príncipes y parturientas de la tierra,

y sus muslos resuenan como música en los establos miserables,

que llevan al encuentro de tu tormento la cólera sorda de los animales.

Tracición, traición, o transitoriedad amarga

de la primavera tras los cascos grises y gastados

y ningún retoño de las tinieblas te lleva sobre las montañas.

Los he visto en invierno, y todavía hoy los veo,

llevando en sus pies impregnados de melancolía y negras preocupaciones,

bajar a las ciudades, los lugares desgarrados sobre los que

pasa un viento de verano con su pureza, hacia valles enfermos, que extienden

al cielo su césped húmedo, hacia el mundo, hacia puertos, tinieblas, campos cuyas semillas

apestan por los cielos vomitados del hombre; instantes

como musgo que, bajo la luna, vuelve al olvido, a la jornada de algún albañil o alfarero.

De islas no hablaba nadie en la noche y nadie pagaba

cuando los posaderos imponían su tocino, las poesías

de la restauración, acumuladas sobre el río y oliendo

por la mucha miel y la mucha hambre de la tierra soñada, en un mundo que

sólo se asemejaba al tuyo en las entrañas; no hablaban

de cientos de casas, tumbas, colinas, puentes que eran

tu tristeza, ni de la belleza… pero todos se jactaban,

y sus sienes se hundían sin cesar y sin paz

en el olvido, en excrementos, y un agua, negra, que a nadie gustaba.

Nicolaus Thomas Bernhard
De Así en la tierra como en el infierno, 1957




Mañana de invierno

No es que sea incapaz
de pronunciar tu nombre…

y aunque me lincharan en la plaza del pueblo,
me arrojaran a una fosa oscura
y escupieran en mi calavera
disputándose luego mi cola,

venerable padre,
acepta mis balbuceos,
di una palabra por mí,

pues ninguno de mis taberneros paternales
me regala un tonel,
ningún cerdo sus gruñidos…

Leyendas, invierno, superpoblaciones…
en el sueño las hojas salvajes de un lluvioso
otoño,
el temprano embrutecimiento de noches apuradas,
relación de la nieve negra
con los jóvenes esposos…
Viento, aventar y verdad…
sobre la sombra del mundo.
la cama sin hacer,
los gritos de pájaros oscuros…

En el trigal:

Acaso no he pagado el precio de mi vida
antes de distinguir las tinieblas de las
tinieblas…
acaso no he evitado elogiar demasiado pronto la gloria
sombría de la noche…

Barcos, mis hermanos del horizonte,
habladme de mi madre…
…donde mi hermano estaba en la orilla,
donde mi hermana durmió a gusto
su engaño,

yo hablaba de verde manzana y de salvado de invierno,
rebuscaba en los bolsillos de mi abrigo…
Difundía desde el púlpito salmos
absurdos,
sofocaba gritos de pájaros en el
sinsentrigo…

Dos mil años después de ti
descubrí yo las ciudades,
morí yo en la colina,
yo, cráneo calcinado del norte…

Recuerdo el relampaguear de todas las estrellas
que me dio el lenguaje de pueblos extraños,
las letras de Virgilio, el hablar de mis
campesinos…

Dos mil años después de ti
estoy yo en el país, enfermizo,
ando en mis camas de diciembre…

Hostal Freumbichler

y luego:

¿Qué te pertenece a ti de ese perder la vida
y cuál es en ese perder la vida mi parte?
No te soportaría sin saber,
tú o yo
o algún durmiente de mi nombre,
tú que me confundiste con otro,
que me despertaste en lugar de a otro,
tú que me excluiste de su vanidad,
tú que me inventaste, tú mi única
poesía…

Cuatro veces, cinco, cada vez con más insistencia:

En esas casas bebí
mi cerveza…
en las conversaciones del aire,
en la frialdad de los pensamientos…

Ni uno solo de mis enterradores
me desenterró
mis tempranas desesperaciones…

Con el olor a quesería, el
sonido de los zuecos
soy, sin motivo,
el polvo de los huesos de mis
endeudados vecinos…

Sigue, sigue en silencio,
apártate de sus
entierros…
los cansancios sin sentido,

las largas noches en el
molino de las recriminaciones…
sigue, sigue,
no necesitas ningún juez…
sigue…

Nicolaus Thomas Bernhard




 "Mientras dure mi vida, viviré escribiendo. La escritura es mi existencia. Hay meses, o años, en los que no puedo escribir. Es horrible. Pero en algún momento siempre vuelve, y entonces algo se fragua."




Nicolaus Thomas Bernhard
 Quimera




“Nacer es una infelicidad, decía, y, mientras vivimos, prolongamos esa infelicidad, sólo la muerte la interrumpe. Eso no quiere decir, sin embargo, que sólo seamos infelices, nuestra infelicidad es la condición para que podamos ser felices también, sólo dando el rodeo de la infelicidad podemos ser felices.”

Nicolaus Thomas Bernhard




"Puedo fabricar un éxito, cuando quiero y cuando se dan los requisitos necesarios, y siempre se dan, decía, y puedo fabricar igualmente un fracaso total, cuando se dan los requisitos necesarios y siempre se dan: si soy el primero en gritar bravo o el primero en silbar."

Nicolaus Thomas Bernhard
El sobrino de Wittgenstein, p. 19



“¿Qué es la tradición sino una comedia perfectamente representada, pero insorportable que, porque se ha hecho incomprensible, congela en el aire nuestra risa, nos congela?”

Nicolaus Thomas Bernhard


"Quería vivir, y todo lo demás no significaba nada. Vivir y vivir mi vida, como quisiera y tanto tiempo como quisiera. Entre dos caminos posibles, me había decidido esa noche, en el instante decisivo, por el camino de la vida. Si hubiera cedido un solo instante en esa voluntad mía, no hubiera vivido ni una hora. De mí dependía seguir respirando o no. El camino de la muerte hubiera sido fácil. El camino de la vida tiene igualmente la ventaja de la libre determinación. No lo perdí todo, seguí teniéndolo todo."

Nicolaus Thomas Bernhard
El Aliento



Se precipitan en los montes las estrellas la lluvia atronadora
cuando rozas los labios de mi pobreza
y bajo el campanario
en el lecho invernal de bodas
predices el tañido del reloj que se quiebra.
Las bocas se solazan en el caudal del trigo,
sin ruido fulguran los arroyos
en las voces de la noche lunar
hacia la que se alzan, desde abandonados charcos,
mares sumergidos
Esparce a las gaviotas la sal de tus ojos
Pero
abre lo que en veranos nunca respirados
sofocaste
y ven a caer en la boca de mis heridas.

Nicolaus Thomas Bernhard



“Si el entorno en que estudiamos nos es hostil, estudiamos mejor que en un entorno acogedor, y el que estudia hará siempre bien en elegir para sus estudios un lugar que le sea hostil, no uno que le sea acogedor, porque el lugar acogedor le quitará una gran parte de su concentración en el estudio, y en cambio el hostil le permitirá estudiar al ciento por ciento, porque tendrá que concentrarse en ese estudio para no desesperar.”

Nicolaus Thomas Bernhard


"Siempre miramos todo lo que se encuentra próximo a nosotros, eso es un error."

Nicolaus Thomas Bernhard



“Siempre queremos oír algo aún peor que lo que hay en nosotros. Esa es la única razón de que escuchemos, de que nos sintamos impulsados a conversar.”

Nicolaus Thomas Bernhard


“Todos esos seres existen en mí y no dejan de pelearse. A veces tengo ganas de ponerme bajo la protección de los cuidadores de gansos, a veces de ladrones o asesinos. Como hay que elegir y esa elección supone una exclusión, esa danza me lleva casi a la locura. Que al afeitarme cada mañana ante el espejo no me haya matado aún se debe única y exclusivamente a mi cobardía.”

Thomas Bernhard


Tras el negro bosque
hago arder este fuego de mi alma
en que flamean el aliento de ciudades
y el mirlo del miedo.
Golpeo con las manos desnudas estas llamas
que levantan el aire hasta el cerebro
y en mi nombre tiemblan.
Como nube se alza mi corazón
sobre los techos
cerca de los ríos
hasta que, tardía lluvia, regreso
hondamente al otoño.

Thomas Bernhard



Tu muerte no es mi muerte

1
… contemplar cómo cava el topo…

3
antes que la rosa la espina,
antes que la luz la sombra,
antes que la vejez la muerte…

5
Entonces comparecí ante ti y entré en tu sufrimiento
como si fueras una basura
y pudieras soportarme…

8
Mi zapato prueba la tristeza de las canciones
y pocos cantan conmigo, hoy ninguno,
ya no sé por qué todos
callan…

9
Director de mi oración, te exprimo
los ojos incapaces,
con lengua abierta hablo a los jornaleros,
en tu nombre
refreno la discordia
con el sueño… con la copa del árbol…

11
La muerte bajó por fin a la vida,
mató a muchos mientras despertaban,
y se puso al trabajo, cansada, impasible.

Thomas Bernhard