"Ofrendando fideos
Madre
Yo también comeré

Dos años más tarde, en un nuevo aniversario:

Dientes de león cayendo
La muerte de mi madre
Aquello en lo que pienso incesantemente

La pobreza, recuerdo del pasado familiar y del presente, como bonzo mendicante:

Sin dinero, sin posesiones
Sin dientes
Totalmente a solas


Mi pueblo natal
En medio de la lluvia
Caminando descalzo

La soledad y el Sake – como fuente de inspiración y al mismo tiempo de evasión:

Vendo mis harapos
Y compro algo de sake
¿Habrá soledad todavía?

Sin embargo, aún desde la condición extrema de sus existencia, el poeta se impone, ganando para la vida instantes de belleza, chispazos iluminativos – como el Satori del Zen –
En los cuales es posible recuperar para el hombre la visión de la totalidad y el contacto intimo con el mundo que le rodea.

Dejando entrar la luna
En mi dormitorio
Me voy a dormir

Camino
Dejando posarse en mi kasa
una libélula


Mi cuenco de mendigar
Acepta hojas caídas."

Taneda Santōka



"Precisamente en primavera,
esta sensación de vacío…
¡en el estómago que llevo a cuestas!
En casos tan extremos como este, la percepción del “aquí y ahora” se convierte en una necesidad imperiosa. Cualquier otro camino no es posible. Es una condición inexcusable para sobrevivir. No es una práctica saludable o una actividad con expectativas más o menos ocultas. Se trata del estado de conciencia del que ya no espera nada, del desprendido.
Estoy solo,
y un mosquito me está picando."

Taneda Santōka


"También
al bailar las parejas
bailan sus sombras."

Taneda Santōka