La cama pintada

“Incluso cuando danzaba erguido
 por los jardines del Nilo
 construía Necrópolis.

Diez millones de células laboriosas
transportaban piedras por mi sangre
para levantar un blanco museo”.

Macabro, repugnante y terrible
es el alegato de huesos,
muslos y brazos mermados

en enjutas bolsas de carne
que cuelgan de un esqueleto
que sostuvo músculos, y grasa.

“Reposo en la cama pintada
consumiéndome, atento
al viaje que emprendo

para descansar sin dolor
en el palacio de las tinieblas,
mi cuerpo junto a tu cuerpo.”

Donald Hall



Tarjeta postal: 22 de enero

"Me hice fuerte durante el verano y el otoño
y ahora puedo cargar con tu muerte. Le doy de comer,
la baño, la acuno, y le cambio los pañales.
Levanta su pequeña calavera, sosegada
y trémula. Sonríe, escupe, hace caca
en el váter, aprende a leer y a multiplicar.
La veo crecer, prosperar, desarrollarse.
Es la niña preferida de su madre."

Donald Hall
Ediciones Vitruvio. Traducción de Juan José Vélez Otero



Su larga enfermedad

"Desde el amanecer hasta que caía la noche
permanecía junto a su esposa en el hospital
mientras que la quimioterapia, gota a gota,
fluía por el catéter hasta el corazón.
Bebía café y leía
el Globe. Paseaba de un lado a otro, trabajaba
en sus poemas; le frotaba la espalda
y le leía en voz alta. Dominados por el miedo
lloraban y se declaraban, cándidamente,
su mutuo amor una y otra vez.
Una mañana mientras caía la nieve Jane contemplaba
la oscuridad borrosa por los copos.
Desplazaron el gotero, al que ella llamaba Igor,
lentamente a través del control de enfermería
hasta la puerta exterior
para que pudiera respirar el olor de la nieve.

**

Cuando se hicieron novios, el pelo de Jane
era corto y lacio, dócil.
Después se lo dejó largo,
por debajo de los hombros,
y escribía poemas desde aquella caverna.
En New Hampshire, a medida que maduraba,
su cabello se hizo más próspero -tupido,
rizado, sensual, con mechones blancos
que realzaban los rasgos de su rostro.
Él acariciaba con su mano aquella cascada de musgo oscuro.
Cuando cumplió los cuarenta
su belleza irrumpió
como un tesoro-ojos, pómulos, nariz,
y cabellos con la densidad del agua.
Hoy,
al ver su cabeza calva
y su cara hinchada
por la prednisona dijo: "Soy Telly Savallas"."

Donald Hall





"Todo lo importante siempre comienza a partir de algo trivial."

Donald Hall


Últimos días

"Era razonable
pensar". Eso había escrito. Al día siguiente,
en la consulta,
la hematóloga de Jane, Letha Mills, se sentaba
en tensión, su auxiliar,
de pie, con la espalda apoyada en la puerta.
"Tengo terribles noticias",
les dijo Letha. "La leucemia ha vuelto".
"No hay nada que hacer".
Los cuatro lloraron. Él preguntó, ¿cuánto le queda?,
¿por qué otra vez ahora?
Jane sólo preguntó: "¿Puedo morir en casa?"

**

Aquella tarde en casa
tiraron los medicamentos a la basura.
Jane vomitó. Él lloró,
ella, sin una lágrima en los ojos, callaba
intentanto olvidar. Por la noche
él cogió el teléfono
para llamar a los hijos o a algún amigo
con quien hablar de aquel espanto."

Donald Hall