"El hombre de pelo rubio saltó; abrió la pequeña puerta que conducía a través de un jardín de apenas dos metros de ancho y cogiendo una llave del bolsillo de su chaqueta, abrió la puerta de color marrón y desapareció en su interior. Unos minutos después salió de nuevo, hizo una señal al coche y tras un instante de vacilación, el chico bajó y se acercó con presurosos y cadenciosos pasos, no hacia la puerta abierta, sino lejos de ella, a lo largo de la calle trasera por la que habían venido.
-Andrew, lo llamó el hombre, después de ayudar a bajar a la mujer. Se giró y fue a por el bebé, cogiéndolo en sus manos y sonriendo. ¿Dónde estabas tú?, dijo encantado con la robustez del pequeño. De vuelta a casa, ¿y tú? Girando la cabeza del bebé hacia la casa dijo, éste es ahora mi hogar, aquí es donde vivo y llamó a la mujer que permanecía aprensivamente junto a la puerta abierta. Ven, Ellen, cógelo.
El mobiliario estaba en torno a ellos y el transportista y el hombre de pelo rubio lo llevaron dentro: la cama, en piezas, fue colocada en la minúscula habitación situada en frente de las escaleras; una cuna, más pequeña que un colchón en una caja de madera, fue puesta al lado del lecho -con eso y el armario apenas quedaba espacio para moverse. La cómoda fue exprimida en una de las dos habitaciones con vistas a la parte trasera de la casa -una tenía apenas la anchura de un armario, la otra, forma cuadrada. Su estrecha ventana miraba hacia abajo, hacia la parte posterior comunitaria y tras ésta, las lindes de un jardín privado para cada casa, que se extendían hasta el campo vallado, que cercaba las casas del otro lado."

David Storey
Saville



"La esencia de la verdadera amistad es permitir pequeñas deficiencias en los demás."

David Malcolm Storey