13 Máximas

Autenticidad

No hablar antes de estar seguro de estar diciendo la verdad. Los embusteros pueden parecer tener éxito – temporalmente -, pero a la larga, no se les confía. Al mentiroso no se le cree ni aún cuando dice la verdad. Recuerda: tu reputación depende de la veracidad de tus palabras.
La verdad es una carga pesada, por consiguiente, son pocos quienes la sostienen (Meirí Mishlei 3:18).
La verdad no queda anulada porque los incrédulos la nieguen. (Rabí Saadia Gaón).
Si le agregas a la verdad la estás disminuyendo. (Sanhedrín 29).

Agilidad

No malgastes tu tiempo. Procura estar ocupado siempre, realizando algo útil y bueno. “Tiempo es vida” – no lo desperdicies -.
Sé atento a tus responsabilidades y obligaciones para no caer en la haraganería.
No hay descanso que valga – salvo que le siga al trabajo -. (Rabí Saadia Gaón).
El cerebro es al holgazán como una antorcha al ciego. (Bejinat Haolam).

Diligencia:

Entrénate a decidirte a seguir por un camino y una vez tomada la resolución no vaciles, sino llévala a cabo sin demora. Si tienes dificultad en tomar una determinación, pide consejo, pero no permanezcas en un estado mental confuso.
La ociosidad cansa más que el trabajo. (Tzavaat Gueonei Israel).

Estima

Respeta a todo ser humano, aún si este es diferente a ti, no comparte tus ideas o se te opone. Nunca olvides que todo ser humano es caro por el solo hecho de haber sido creado a semejanza de D”s, “Tzelem Elokim”. No persigas tu propia fama, pues la gente no respeta a los vanidosos. Recuerda la enseñanza de Ben Zomá: “¿Quién es el célebre? ¡Quién honra a los demás!” (ética de Nuestros Padres IV).
Mejor honrar a una persona sin dinero, que al dinero sin persona. (Tzemaj Tzedek).
Un renombre inmerecido trae más vergüenza que honor. (Jafetz Jaim).
No hay persona más dependiente de otros que aquel que busca honores. (Rabí Israel Salanter).

Tranquilidad Mental:

No permitas que las cosas banales perturben tu tranquilidad mental y paz espiritual. Debes disciplinarte a tener tu vista puesta a lo lejos, lo cual significa mirar adelante y pensar en las cosas que realmente trascienden en la vida. Cuando hagas eso, tu equilibrio mental no se perturbará por los problemas diarios de la vida. No te precipites, pues te podrías encontrar con molestias inesperadas que pueden hacer perder tu tranquilidad mental.
Quien ama apresurado, también odia rápido. (Shevet Iehudá).
No odies a una persona para mantener el amor de otra. (Sefer Jasidim).

Suavidad:

Recuerda el consejo del Rey Salomón:
“Las palabras de los sabios se hablan con suavidad”. (Kohelet 9:17).
Dirígete con dulzura y sé noble con los demás, aún cuando tengas derecho a enojarte con alguien ¡no lo exageres!
Mi amigo es aquel que me advierte mis errores – a solas. (Ibn Gabirol).
Es fácil adquirir un enemigo, mas es difícil adquirir un amigo. (Ialkut Shimoní).
Al procurar ganancias materiales, la felicidad depende del logro.
En la búsqueda de HaShem, sin embargo, buscar y encontrar ocurren simultáneamente. (Rabí José Albo).

Aseo:

La Torá requiere que nuestros hogares, vestimentas y calles, estén limpias. Nuestra higiene personal y el aseo de nuestros cuerpos son imprescindibles. No provoquemos que los lugares públicos estén sucios.
Cuando Hillel se despedía de sus alumnos, estos le preguntaron: ¿Adónde te diriges? “A cumplir una Mitzvá“, les respondió. ¿Cuál Mitzvá? Preguntaron – respondió: A asearme en el baño. ¿Esta es una Mitzvá? Si en los teatros y aceras hay un encargado que se dedica a limpiar y cepillar las estatuas de los reyes… ¿no debemos nosotros que fuimos creados a semejanza de D”s, tener el mismo cuidado por nuestros cuerpos? (Vaikrá Raba 34:3).

Paciencia

Es imposible evitar algunos problemas. Debes empeñarte en mantener tu paciencia aún cuando te enfrentes a un disgusto que no puedes eludir. Cuando pierdes la paciencia tu fastidio parece peor de lo que realmente es y, como resultado, sufres aún más. Si tu inconveniente no puede ser solucionado inmediatamente, por ejemplo, una enfermedad, ¿por qué agregar preocupación e impaciencia y sufrir más?
Con fe no hay preguntas, sin fe no hay respuestas. (Jafetz Jaim).

Orden:

Guarda todo en su lugar ordenadamente para que no pierdas tiempo y paciencia en buscarlo. Todo lo que emprendes hazlo de manera organizada y metódica. Esfuérzate en concentrarte en lo que haces y no te distraigas con otros objetos y pensamientos.
Un rabino fue a visitar a su hijo que estudiaba en una Ieshivá.
Fue directamente a su dormitorio y encontró que su cama, su vestimenta y sus efectos personales estaban guardados cuidadosamente cada cual en su lugar. Al retirarse le preguntó el Rosh Ieshivá: “¿No va a ver a su hijo, ya que vino hasta aquí?” “No hace falta – contestó el padre – , si hay orden en su cuarto, también debe haberlo en su cabeza”.

Modestia

Para ser humilde y evitar la arrogancia, intenta aprender de otra persona. Te percatarás que toda persona posee conocimientos o virtudes que tú no tienes. Reconoce tus limitaciones y no menosprecies las buenas cualidades de tus compañeros. Nadie puede vanagloriarse de ser “lo más grande que hay”. Moisés, el máximo profeta, fue la persona más humilde de la historia.
Abate tu soberbia aquí, para que no seas humillado en el más allá (Shmot Raba 30:15).

Rectitud:

Ten en cuenta la enseñanza de Hillel: “Aquello que te es odiado a ti no hagas a tu compañero” (Talmud Bavli, Shabat, 31). Si deseas ser justo con tus semejantes, comienza cediendo y renunciando. Pronto te percatarás que la felicidad eterna proviene no de recibir, sino de entregar, no engañando sino brindándose, no en la búsqueda de placeres sino deleitando a los demás y siendo generoso y no envidioso. Quienes aman y practican la justicia son rectos y su conciencia está limpia.
A efectos de ser apto para un cargo rabínico (o liderazgo) la persona debe ser capaz de cumplir la Mitzvá, “no temerás a ninguna persona” (Rabí Israel Salanter).
Todo placer contiene un elemento de tristeza (Iaarot Dvash).

Austeridad

Hay muchas personas que a pesar de tener suficiente y ser ricos, son envidiosos de los demás. Esta clase de gente es desafortunada y nunca será feliz. Es siempre bueno seguir la enseñanza de Ben Zomá: “¿Quién es acaudalado?, Aquél que se alegra con su porción”. (ética de Nuestros Padres IV).
No emplees el dinero sino para hacer el bien – para ti y para los demás -. No malgastes aquello que tiene valor. El tzadik vigila su dinero cuidadosamente, pues le es preciado y casher. “Dinero casher” es aquel que fue ganado honestamente. La persona prudente es práctica en lo económico pero no es avara. El dinero es un medio para un objetivo, no lo ames como fin en sí mismo.
“Sabroso es al hombre el pan habido como engaño, mas después se le llenará la boca de cascajo”. (Mishlé 20:17).

Silencio:

Muchas personas entran en conflicto por decir cosas que no se deben. Por lo tanto, antes de abrir la boca, piensa primero y luego ábrela. Toma conciencia de aquello que estás por decir. Pregúntate: “¿Aquello que estoy por decir, traerá beneficio alguno a mí o a otros?” Si la respuesta es “no”, o si no estás seguro, es preferible el silencio. Mejor permanecer callado que lamentarse. El ser humano posee numerosas pasiones. Uno de sus rasgos más poderosos y únicos es su facultad de hablar. Hay personas que desarrollan una pasión por hablar mucho, responder mal, emplear un idioma perverso, e insultar hiriendo los sentimientos ajenos. Si deseas ser sabio, aprende a manejar los silencios.
La costumbre del mundo es que quien habla no hace obra, y quien hace obra no habla. (Avudraham).
Más fácil es retractarme de lo que no dije, que de lo que sí dije. (Ibn Gabirol).

Rabbi Yisroel ben Ze'ev Wolf Lipkin, conocido como "Yisroel Salanter" or "Israel Salanter"
Extraído de Banim Atem del Rab Daniel Oppenheimer



"Una vez un alumno lo invitó a Rabí Israel a pasar la cena de Shabat con él. Rabí Israel respondió que no participaría a menos que conociera previamente el programa de la noche. El anfitrión le contestó que se cuidaba en todos los detalles de la Halajá. “La carne es glatt kosher, contó, la cocinera es una mujer muy minuciosa y recatada, viuda de un sabio y mi esposa entra de tanto en tanto para controlar lo que ocurre en la cocina. Los viernes de noche cenamos como en una fiesta. Entre plato y plato estudiamos Torá para que la comida no sea como para quienes viven para comer, estudiamos en forma fija el “Shulján Aruj”, entonamos las Zemirot y así disfrutamos hasta altas horas de la noche. Una vez que Rabí Israel escuchó todo, aceptó la invitación en forma condicional: que redujera el programa por dos horas. Sin otra alternativa, el alumno aceptó. Llegó la noche, comieron plato tras plato y en menos de una hora ya se lavaban las manos para recitar “Birkat Hamazón”. Antes de comenzar esta bendición, el alumno se dirigió al maestro y le preguntó: “¿hubo algo malo en mi cena?” Rabi Israel no respondió pero pidió que llamaran ala viuda cocinera, y le dijo: “Discúlpeme señora, si la hice apurar y cansarla esta noche sirviendo la comida sin pausa”. “¡Al contrario! Que Dios lo bendiga”, contestó le viuda. “Quisiera que usted estuviese invitado todas las semanas. Mi amo suele comer cenas que terminan tarde de noche y yo ya estoy cansada de mi trabajo que se extiende todo el día y mis piernas ya no pueden más. Hoy, gracias a usted, terminaron rápido y ya estoy libre para irme a mi casa. Rabi Israel se dirigió a su alumno: “Aquí está tu respuesta; tu conducta respecto a la comida es excelente. Siempre y cuando no hieras a otra persona”."

Rabbi Yisroel ben Ze'ev Wolf Lipkin, conocido como "Yisroel Salanter" or "Israel Salanter"
Extraído de Banim Atem del Rab Daniel Oppenheimer