"Cuando una noble vida ha preparado la vejez, no es descenso lo que revela, sino los primeros días de la inmortalidad."

Muriel Sarah Camberg, conocida como Muriel Spark


"Debes estar alerta para reconocer tu plenitud en cualquier momento de tu vida en que pueda ocurrir."

Muriel Spark



"El arte y la religión primero, después la filosofía y por último la ciencia. Ese el orden de los grandes temas de la vida, ese es el orden por importancia."

Muriel Spark



"El arte nos debe unir contra la realidad, nos debe hacer sentir y pensar."

Muriel Spark



"El joven poeta en cuestión era Prosper Mérimée, y la actitud de Mary, aunque complacida por su amorosa mirada, no fue de flirteo. Cuando el autor de Carmen le expresó por carta sus sentimientos Mary le repuso que, puesto que a ella no le gustaba coquetear, le devolvía la carta, haciéndole la prudente observación de que en un futuro podría arrepentirse de su contenido. De todas formas, durante años disfrutó de una amistad íntima y sincera con Mérimée.
De vuelta en Inglaterra, Trelawny se encontró con otra Mary. La viruela no la había desfigurado del todo, pero su rostro había perdido la clara transparencia que tanto llamaba la atención de sus amigos. También su carácter había cambiado, y cuando Trelawny le pidió material para una proyectada biografía que titularía Life of Shelley comprendió que no podría convencerla. La negativa de Mary fue tajante, pues sabía que sir Timothy lo desaprobaría y que la educación de su hijo y su propio sustento dependían de la buena voluntad del anciano.
En aquella época sir Timothy empezaba a interesarse por Percy y paulatinamente fue aumentando la pensión; Mary había logrado estas concesiones a fuerza de un tremendo ejercicio de tacto y estrategia; es decir, cartas constantes -muy cautelosas en su contenido- a los abogados de sir Timothy, informes continuos sobre el progreso de Percy, amén de infinitas esperas de los cheques trimestrales. Decidida a que Percy recibiera una buena educación con todas las ventajas que de ésta pudieran derivarse, no iba a echarlo todo a perder por Trelawny ni por nadie. La publicación de una Life of Shelley, además de enfurecer a sir Timothy, propagaría su propio nombre entre un público indigno de confianza, y Mary consideraba que eso interferiría de manera negativa en lo que estaba logrando para su hijo.
Trelawny se marchó a Florencia con las manos vacías y resentido. Pero Mary no deseaba en absoluto enemistarse con él e intentó recuperar su amistad por carta. Y fue ella quien finalmente trató de arreglar la situación buscando un editor para The Adventures of a Younger Son, el libro de Trelawny, gestión que llegó a buen puerto en 1831.
Los años siguientes a la partida de Trelawny fueron de una gran actividad y Mary no tardó en labrarse una posición en el mundo literario. The Fortunes of Perkin Warbeck, su novela histórica, se publicó en 1830, y aunque la cantidad que percibió por la obra la decepcionó («El pobre Perkin Warbeck, por sólo ciento cincuenta libras», le había recriminado al editor), pudo equilibrar su economía con la publicación de algunos relatos y artículos."

Muriel Spark
Mary Shelley




"Es imposible arrepentirse del amor. El pecado del amor no existe."

Muriel Spark



"Es imposible persuadir a un hombre que no está en desacuerdo, sino que sonríe."

Muriel Spark



"La Escuela Marcia Blaine para niñas era una escuela sin internado que había sido parcialmente fundada, a mediados del siglo XIX, por la acaudalada viuda de un encuadernador de Edimburgo. Antes de morir, había sido admiradora de Garibaldi. El retrato de esta señora de aspecto varonil colgaba en el gran vestíbulo de la escuela y, cada Día de la Fundadora, se le rendía homenaje depositando un ramo de flores perecederas, como crisantemos o dalias, en un florero colocado debajo del retrato, sobre un atril en que también reposaba una Biblia abierta con una frase subrayada con tinta roja: “Oh, dónde encontraré una mujer virtuosa, porque su precio está por encima del de los rubíes”.
Cada una de las niñas que perdían el tiempo bajo el árbol, hombro con hombro, apiñadas a causa de la cercanía de los chicos, era famosa por algún aspecto en concreto. Mónica Douglas, con dieciséis años cumplidos, era una monitora que tenía autoridad sobre otras alumnas, y era famosa, sobre todo, por las matemáticas, debido a su capacidad para resolver las operaciones mentalmente, aunque también por su irascibilidad, que, cuando se le desataba, la llevaba a repartir golpes a diestro y siniestro. Tenía la nariz muy roja, tanto en verano como en invierno, unas trenzas largas y negras y las piernas gordas como troncos. Desde que cumplió los dieciséis años, Mónica llevaba el panamá bastante más alzado de lo normal, encasquetado como si el sombrero fuera demasiado pequeño y como si supiese que resultaba grotesca de todas formas.
Rose Stanley era famosa por su aura sexual. Se colocaba el sombrero de forma bastante discreta sobre su pelo rubio y corto, aunque abollaba ambos lados de la copa.
Eunice Gardiner, pequeña pero bien proporcionada, famosa por su vigor gimnástico y por su elegancia al practicar la natación, llevaba el ala del sombrero alzada por delante y caída por detrás.
Sandy Stranger llevaba alzado todo el diámetro del ala de su sombrero, y tan echado hacia atrás que daba la impresión de que iba a volársele. Para que esto no sucediese, le había cosido una cinta elástica que se ajustaba por debajo de la barbilla. A veces, Sandy masticaba ese elástico y, cuando estaba ya demasiado mordido, le cosía uno nuevo. Aunque era conocida por sus ojos pequeños, casi inexistentes, era famosa por la manera como pronunciaba las vocales, una peculiaridad que, mucho tiempo atrás, embelesó a la señorita Brodie.
[...]
De repente se vio sorprendida por un rebrote de aquel originario descubrimiento, optimista y etéreo, de la sexualidad, una sensación generalizada que le resultaba imposible discernir si era física o mental: lo único que tenía claro era que le proporcionaba el deleite perdido e inocente de sus once años.
[...]
Sandy tuvo claro que, cuando había que elegir entre varias opciones, la más simple era siempre la mejor, y que la opción más conveniente habría de ser la que más se ajustase a lo que en ese preciso instante se trajera entre manos. Ese fue el principio que siguió cuando llegó el momento de traicionar a la señorita Brodie."

Muriel Spark
El esplendor de la señorita Brodie




"La mejor edad es escurridiza. Niñas, cuando crezcan, deben estar alertas para reconocer que la flor de la edad puede ocurrir en cualquier momento de sus vidas. Entonces deben vivirla al máximo."

Muriel Spark



"Los padres aprenden mucho de sus hijos acerca de sobrellevar la vida."

Muriel Spark



"Margaret siempre había oído que los conventos olían a cera, a cera de abeja. Notó que los balaústres de madera de la barandilla y las escaleras estaban bruñidos y relucientes, y llegó a la conclusión de que el aroma un tanto almizclado que flotaba en el aire debía de ser de cera de abeja. La verdad es que era de un aerosol, pero no desdecía en la austera y limpia atmósfera conventual de la casa. Una simple esterilla trenzada servía de alfombra a la escalera. Margaret se encontró en una pequeña sala de espera con unas sillas de asientos de plástico de color gris elefante, una mesa redonda con un centro de ganchillo sobre el que había un jarrón con flores de cristal de distintos colores y un escritorio sobre el que estaban amontonadas unas carpetas de cartón que contenían papeles de tamaños desiguales, una cuarta parte de la guía de teléfonos de Londres y un teléfono negro. Había unos sencillos visillos de nailon en las dos ventanas, que tenían unas cortinas a cada lado hechas de un material verde y marrón de factura casera.
Margaret se sentó en una de las sillas, componiéndose bien su vestido dentro de lo posible, con la cabeza vuelta hacia un lado y un brazo apoyado en el respaldo de la silla. Entró una mujer de mediana edad vestida con su hábito gris corto y el velo de la toca ondeando al aire. Respiraba con mucho ruido, como si tuviera una enfermedad de pecho."

Muriel Spark
El banquete



"—No—le había dicho ya el especialista americano al que había consultado, molesto por verse obligado a expresar un asunto tan técnico en el lenguaje ordinario—, no hay razón para creer que su intelecto se vea afectado, a menos, claro está, que no lo ejercite, por ejemplo, cursando y terminando una carrera normal. Sin embargo, usted conserva, y de hecho, debería estar en posición de mejorarla, su capacidad mental. Los ataques serán intermitentes. Si me permite decirlo así, los ataques afectan a su cerebro pero no a su mente. Se preparará físicamente para afrontarlos hasta cierto grado, pero no para controlarlos. Los ataques no dejarán ninguna secuela en su mente, salvo las posibles perturbaciones emocionales y psicológicas. Un área que se escapa a mis competencias…
Ronald había guardado todas y cada una de esas palabras en un lugar privilegiado de su memoria durante los últimos catorce años, consciente de que el propio especialista a duras penas recordaría los datos más generales, y eso con ayuda de las anotaciones. Ronald, por tanto, se aferraba a esas palabras y de vez en cuando las sometía a toda clase de interpretaciones. «Si se me permite decirlo así, los ataques afectan al cerebro pero no a su mente.» Pero él cree, discutía Ronald consigo mismo alguna que otra vez, incluso después de varios años, él cree que la mente forma parte del cerebro. Entonces, ¿por qué habrá dicho eso de «si me permite decirlo así»? ¿Qué quería decir con eso? De todos modos, pensaba Ronald, aún mantengo el control durante los ataques. Y aun así, es posible que nunca sea capaz de seguir y dominar una carrera normal. ¿Y qué entendemos por una carrera normal? El derecho: pero ese camino está cerrado para mí. Con todo, le decían sus amigos, no tienes por qué postularte para ministro de Justicia; podría irte bien como notario, por ejemplo. Oh, ¿vosotros creéis que podría de verdad irme bien? Eso es que no me habéis visto cuando me dan los ataques… La administración pública: imposible. No, cierto, eso no, le aconsejaban sus amigos. Medicina, Magisterio, siempre puedes dar clases en la universidad; intenta conseguir una beca, tienes habilidad para lo académico. Ya sabes cómo son algunos de esos profesores de la universidad, nada te resultaría raro."

Muriel Spark
Los solteros




"No tenía absolutamente ningún sentido deprimirse por la situación, ya que habría sido como deprimirse por la existencia del Gran Cañón del Colorado o de algún otro fenómeno natural al que fuera imposible acceder. La gente seguía haciendo comentarios sobre lo mucho que le deprimían el mal tiempo y las noticias, o la curiosidad de que el Albert Memorial se hubiera mantenido, desde el primer momento, incólume a las bombas.
El club May of Teck estaba, transversalmente, justo delante del Memorial, en una fila de casas que apenas se mantenían en pie; en las calles y los jardines del barrio habían caído varias bombas, dejando los edificios resquebrajados por fuera y endebles por dentro, pero temporalmente habitables. En las ventanas reventadas habían puesto unos vidrios que traqueteaban al abrirlas o cerrarlas. A las ventanas del vestíbulo y el cuarto de baño les acababan de quitar la pintura bituminosa que se usaba para camuflarlas. Las ventanas tenían su importancia durante ese último año de decisiones cruciales; por ellas se sabía al instante si una casa estaba ocupada o no; y en los últimos tiempos habían adquirido un gran predicamento, pues constituían la peligrosa frontera entre la vida doméstica y la guerra que afectaba a las calles de la ciudad. Al sonar las sirenas, todos decían: «Cuidado con las ventanas. No os acerquéis. Los fragmentos de cristal son peligrosos».
Las ventanas del club May of Teck se habían roto tres veces desde 1940, aunque el edificio se había librado de las bombas. Las habitaciones de arriba daban a las onduladas copas de los árboles de los jardines de Kensington, y para ver el Albert Memorial bastaba con estirar el cuello y girar la cabeza ligeramente."

Muriel Spark
Las señoritas de escasos medios




"No veo ninguna razón para guardar silencio acerca de mi disfrute del sonido de mi voz cuando trabajo."

Muriel Spark



"Para mí la educación es lo que se destaca de lo que ya existe en el alma del alumno. Para la Señorita Mackay es una puesta en algo que no existe, y no lo que yo llamo educación. Yo lo llamo intrusión."

Muriel Spark



"Si vas a hacer algo, debes hacerlo bien. Si vas a ser un cristiano, también puedes bien ser un católico."

Muriel Spark


"Solía pensar que es una lástima que su madre en lugar de ella no había pensado en control de la natalidad."

Muriel Spark


"Sólo se debería ver a un psiquiatra por aburrimiento."

Muriel Spark



"-Tener más de setenta es como estar en una guerra. Todos nuestros amigos se están yendo o ya murieron, y nosotros sobrevivimos entre los muertos y los moribundos, como en un campo de batalla – dijo Jean.
-“Está divagando y poniéndose morbosa”, pensó Damme Lettie."

Muriel Spark
Memento Mori




"Todos mis alumnos son la crème de la crème. Dame a una chica de una edad impresionable, y ella será mía de por vida."

Muriel Spark