"El día que yo muera, como me venga uno con resurrecciones y demás, ¡le parto la cara!"

Arno Schmidt
El brezal de Brand


"Un fantasma recorre el mundo: en su bicicleta, el único superviviente de la especie vaga por una Europa desierta, purificada de toda vida humana. Los vestigios de la civilización siguen en pie, instantánea del momento previo a la hecatombe; pero es el "instante" el que se deteriora, como una fotografía cuyos colores se van desvaneciendo: en los almacenes las conservas se pudren en sus latas sin que nadie las consuma, en el correo amarillean las cartas nunca despachadas, la hierba invade las calzadas que sólo cruzan animales salvajes, al volante de un auto inmóvil un esqueleto femenino no se decide a partir. Saqueador apacible, el último hombre se sirve de lo que encuentra en su camino (¿qué mejor abolición de la propiedad privada que la extinción de todo propietario?). También él morirá, y ese día la humanidad habrá dejado incluso de ser un mal recuerdo: Me alegro de que todo haya acabado."

Arno Schmidt
Espejos negros



"Y para entonces ya había empezado a hervir el agua del té; ellas colocaron los saquitos en los vasos con las asas plateadas (a mí me tocó mi tazón de loza; ¿no representa Mahoma así los delicias del paraíso?), y tampoco escatimamos azúcar de caña. "Ésta sí que ha sido buena" dijo la propia Grete. Lavar, retorcer; lavar, retorcer: trabajábamos como los diesel. Y ellas estaban entusiasmadas de lo rápido que iba todo (¡retorcer ropa no es tarea de mujeres, digan lo que digan!). Y ahora, al tajo: creo que son ciento cuarenta prendas. Antropff santo: ¡cómo me dolía la espalda! ("Pasa de la medianoche: la cruz empieza a doblarse", solían decir los gauchos de Humboldt: debían de ser por tanto las 12. Tembladores me vinieron al pensamiento, con todas sus historias y refutaciones, y la voyage équinoxiale al completo detrás en procesión, de tal manera que, indignado, me puse a pensar en otra cosa: ¡¡una memoria que vierte hierro colado es un castigo!!) El fuerte y negro aire matinal en el que titilaba una puntúa de luna. Haciéndose estaño se acercaba el día por encima del campo de deportes: tenaz; también los Bauer se agitaban. "El Schorch es un mono de cuidado" dijo Lore desdeñosa. Con tal expresividad que incluso habría convencido a uno del grupo mon-jemer. Entonces el día se tornó rosa: pero enseguida un rosa vulgar como en un internado de niñas hacia 1900; como si no hubiera sucedido nada; descaradamente. Y siguiendo el plan de lavado yo llevé la siguiente tina detrás de la casa, donde Grete, aterida de frío, se ajetreaba en un blanco revoloteo. "¡No hay pinzas suficientes!" graznó a través de los festones de prendas íntimas: hasta mis pingajos estaban limpios. 7:3O horas: ¡Se acabó! "¡Nunca lo habíamos conseguido tan pronto!" reconocieron. Y me miraron llenas de orgullo. "Ahora nos echaremos a dormir hasta mediodía si Grete se tiene que ir." También yo me sentía como piedra y madera; nos separamos bostezando (¡pero la comida había estado bien!: en efecto, no teníamos nada de hambre; God bless her.) Entré: floreros doncelliles estaban tiesos sobre las consolas, esmalte y líneas azules de la juventud; copas en los armarios; cofrecillos metálicos; san Pedro con la llave, Terminus con rizos de anciano (de acuerdo con Stägemann). En el cuarto siguiente cuadros: mujeres bebiendo; paisaje en Odenwald; ahí estaba Muscovius en hábito de predicador, con el mirlo sobre la mano sonriente: marcos marrón oscuro: eso estaba bien. Un cofre viejo: 1702... Eisleben... Henry Cha.... (¡Difícil de leer!) Seguí recorriendo despacio el museo: sobre las mesas acristaladas numerosas marcas de sellos cilíndricos de Babilonia; de joven yo las miraba con ansiedad durante horas: grifos con pelucas estaban en medio de los hombres como si estuvieran entre los suyos, árboles estilizados con hojas sencillas se enroscaban sobre los unicornios: las barbas pobladas también estaban de moda entonces. Detrás de mí, en la pared, se apoyaban dos armarios con momias: uno todavía cerrado; la otra cara gruesa y parda me contemplaba con aire de superioridad, gotinguiana, egipcia."

Arno Schmidt
El brezal de Brand