¡Califa de dios!

"¡Califa de Dios! 
¡Ojalá el destino aumente tu gloria todo el tiempo que brille la luna en la oscuridad! 
¡Ojalá la mano de la Providencia aleje de ti los peligros 
que no podrían ser rechazados por la fuerza de los hombres! 
En nuestras aflicciones tu aspecto es para nosotros la luna que disipa las tinieblas, 
y, en las épocas de escasez, tu mano reemplaza a la lluvia y esparce la abundancia. 
Sin tu auxilio, el pueblo andaluz no habría conservado ni habitación ni territorio. 
En una palabra, este país no siente sino una necesidad: la protección de tu majestad. 
Aquellas que han experimentado tus favores, jamás han sido ingratos; nunca han desconocido tus beneficios. 
Ahora, cuando temen por su existencia, me han enviado a ti y esperan."

 Ibn al Jatib



"Con mis alhajas y mi corona a las más bellas aventajo,
y hasta mí descienden los astros del zodíaco.
El jarrón del agua parece en mí un devoto
de pie ante la alquibla del mihrab orando.
Mi generosidad en todo momento
sacia la sed y atiende al necesitado.
Es como si yo tomara los beneficios de la dadivosidad
de la mano de mi señor Abu Al Hayyay.
Luna llena permanezca él brillando en mi cielo
como en las tinieblas resplandece el plenilunio.

***

Los dedos de mi artífice mi tejido bordaron
después de engarzar las joyas de mi corona.
A un trono nupcial me asemejo, incluso lo supero,
y a los novios la felicidad aseguro.
Quien a mi viene quejándose de sed,
mi fuente le da agua dulce, clara y sin mezcla.
Soy como cuando aparece el arco iris
con el sol de nuestro señor Abu Al Hayyay.
Que siga siendo lugar de reunión protegido,
mientras la casa de Dios reúna peregrinos."


Lisan al-Din ibn al-Jatib o Muhammad ibn Abd Allah ibn Said ibn Ali ibn Ahmad al-Salmani
Traducidos al castellano gracias al profesor José M. Puerta Vílchez


Los Poemas de las Horas


Poema I

(ramal)

Ya se fue la hora prima de la noche,
sometiéndose a Dios con disiparse,
del tasbih de la sombra cuenta suelta,
aunque raro es tasbih que se deshaga.
Se llevó la alegría; que así parten,
tras gozadas, las horas deliciosas.
Pura el alma mantén; no la recubras
de esos velos, flotantes, de ilusiones.
Dirige el pensamiento hacia los lampos
de la Verdad, doquiera que reluzcan.
¡Ben Nasr, que el nombre llevas del Profeta!
Para ti Dios la gloria predestina.
Si en lid te has empeñado, la victoria
de Dios Alto se pone en movimiento.
Con brillar la Verdad se desenvuelven
las almas de sus velos y desnudan.
“Si a Dios hacen buen préstamo, enseguida
Dios el préstamo dobla que le hicieron”.
Demos gracias a Dios, siempre sumisos,
que Él abre la esperanza que se cierra.


II

(basit)

Muley, se apagó la hora segunda,
(y un tizón de nostalgia en pos arroja),
cual perla que en la mano se recoge,
desprendida del hilo que la engarza.
Separa el Tiempo siempre a los unidos:
Somos letras borradas tras de escritas;
pero el alma acogida a lo Perenne,
por más que la ate el Tiempo, asciende y sube.
Para aquella que va a la Unión perpetua
y a existencia real, inextinguible,
la Ley tiene el saber (que la interrogue,
para obrar con arreglo a lo que aprenda);
la Verdad, el secreto (que la mire
y hará lo par Impar cuando sentencie).
Si llega a ápice tal, y Dios la libra
del terror del camino, estará a salvo.
¡Tú en quien buscan amparo desasidos,
compadécete de almas separadas!
A fe que, si no Te hallan y veneran,
nada habrá que veneren ni que encuentren.

III

(jafif)

Nos contó la hora tercia y lo ha jurado,
sin que haya resquemor de que nos mienta,
te ocupa el natalicio del que al mundo
la Verdad y Fe en Dios diera en un libro
que es divina piedad, divina prueba,
luz de Dios y argumento decisorio.
El amor que le tienes saca arcanos
que, en perfecta fusión, fe y mundo alían,
pues al año muslim añades fiesta
nueva -¡oh tú, de muslimes esperanza!-,
la noche, de negruras relucientes,
en que Amina dio el pecho al Fiel Profeta.
Pese al tiempo y las eras transcurridas,
sólo tú en fiesta igual lo has celebrado.
¡Así Dios acumula privilegios!
¡Así abuelos se alegran con sus hijos!
Pronto espera, oh Muhammed el loable,
triunfo claro y victoria paladina.
Si a Dios pides socorro, Dios con alguien
como tú es el Que ayuda, el Poderoso.


IV

(tawil)

Vine en esta hora cuarta a daros nuevas
y del bravo Muley trazar elogios.
¿Por qué no? Dios reaviva en él su Zuna,
cuyas fiestas alegres celebramos.
Hoy el mes de rabi´ es para las gentes
primavera regada por tu nube.
Con la luz de tu faz gloríase el reino;
con la luz de tu don brilla su vega.
¡De Muhammed la Fe tú honras, Mohammed!
Resalta en uno así el favor divino.
Contigo apuntaló el reino Califa
para quien guarda el Sino gran victoria,
que tienen por cercana los augures
si, al dar su vaticinio, albricias piden.
¡Pon en Dios tu confianza, implora auxilio!
¿Salvo Dios, quién nos basta y nos ayuda?
La gran politeísta grey amengua
y a la escasa grey fiel nos multiplica.


V

(muytatt)

Muley, se fueron cinco horas
enjoyadas de deseos.
Vertió lágrimas la cera
presintiendo su partida.
Fuéronse ¡y cuántas pasiones
en los pechos alojaron!
Divirtió la broma a un alma
tediosa ya de lo serio,
que, enamorada de sombras,
se sorprendió encandilada,
sin ver que de un sol brillante
rayos ardientes lucían.
Era la Verdad, frente a ella;
mas no hizo caso, obstinada,
si bien se aterró, a otras almas
por ver que vienen y parten:
si cadenas las sofocan,
viles, subyugadas, ruines;
y, si los grillos les quitan,
altas, excelsas, gloriosas.


VI

(mujalla´ al-basit)

¡Muley, tú siempre sigue en buen seguro!
De la Edad ya seis horas acabaron,
cual si fuere collar que desconfianza
suscita, al ver caer seis de sus cuentas.
Hace el Tiempo botín de todo instante
-dulcísima cosecha de la mano-
y, violento, sus fueros reivindica
sin mostrar disimulo ni tardanza.
Mas cuidado con él, que es muy celoso,
y a la cara échale cuanto es caduco.
Deja tú “lo que cambia”, y de esa suerte
podrás de ello y sus males verte libre:
sin nostalgia de nada, sin temores
de desunión, sin tiempo y sin espacio.
¿Conoces monasterio sin envidias?
¿Vino puede existir sin recipiente?
¿Dónde está quien desvela los arcanos?
¿Dónde, aquél que penetra en los conceptos,
quien contempla lo Impar y no los pares,
quien sólo lo Uno ve, no lo segundo?

VII

(basit)

¡Ay, siete horas nocturnas ya se han ido!
¿Quién la vida robada me compensa?
Con celo la guardé, y me la han hurtado.
¿Que no? Mírame a mí y verás que es cierto.
……………………………………………..
……………………………………………...
Contrarios suspirantes cuantos pidas
verás: quiere uno honor; otro ser rico.
Cada uno es triangular, y en las tres horas puntas
alma, cuerpo y razón aparte pone.
Los ojos fija en prendas que no escapan
de mí; lo que se fue su pecho apena.
¡Piedad para las almas que, sabido
dónde van, con saberlo, así se engolfan!
Rompen pactos que dieron como firmes,
y el desleal se pierde, el inconstante.
Si –enfangadas- les niega Dios la gracia
de mirada o palabra Suya oculta;
si pronto no se digna ir a su encuentro,
no parará su pleito sino en ruina."


VIII

(sari´)

Las horas, ocho ya, que atravesaron
la sombra son lección de inteligencias.
Pasaron, y el que en Dios confía obtuvo
los anhelos que de ellas perseguía.
Desplegaba denuedo inquebrantable;
se envolvió –si es serena- de la noche.
No le atiende el temor, aunque lo llame,
cuando siempre obedece al que algo espera.
La tierra recorrió diciendo: ¡Aprisa!,
y el mar, clamando en él: ¡De nada vales!
Placer halló en lo Eterno; a paso raudo;
sin torcerse, pasó entre lo caduco.
Muley: del que ama a Dios tal es la vida,
Y escucha a quien, prudente, ha navegado.
Siguiendo vía tal, no des oídos
lo mismo a quien alaba que a quien veja.
Lee lo escrito, mas letras historiadas
deja, yendo al arcano del concepto.
¿Guardar no va el legado de la gloria
quien hereda a Jazray y a los Ansares?


IX

(tawil)

¡Muley, sigue entre enseñas victoriosas!
La hora nona finó, y quiero anunciarte
que ya la caravana de la noche
se embosca hacia Occidente en espesuras.
Sirviéndote aquí estoy, señor de reyes,
bien que sean los astros mis criados.
En las gentes que gozan de tu Corte
la belleza estamentos tiene y clases.
Si ojos a ellas se elevan, los abaja
ver tanto fiero león y alta columna.
¡Muley!, de la Verdad sigue cual faro;
del reino en la alta cúpula reluce.
Tu confianza en Dios pon, que en todo empeño
con plena profusión tendrás Su gracia.
Tu acero clavará donde lo empuñes;
doquier tenses saeta, Él será Arquero.
Traidor no te seduzca aparatoso:
luces hay que son sólo pesadillas.
La luz de la Verdad busca: salvo ella,
todo es velo de engaños e ilusiones.


X

(kamil)

¡Oh aquel que a la Fe llena de alegría,
y a quien citan si se habla de perfectos!
¡Mohammed! Esa límpida conducta
mantén para con Dios; la rige el Sino:
luna llena, por halo el Califato;
sol radiante, por órbita la gloria;
fina lluvia, las dádivas por nube;
león fiero, por garras las espadas.
Diez horas, hechas diezmos, corren y huyen
del bando de la sombra, tan felices,
pues nació en noche tal quien en su tumba
caravanas congrega y muchedumbres.
La noche escapa ya: de su tiniebla
va la aurora a ir en pos, y luego el día.
Si se mustian azahares de los astros,
flores dan, en tu Corte, eterno aroma.
Vence el alba al crepúsculo, por leyes
veladas y poder que encubre arcanos.
Todo en orden está y es –cuanto abarca-
de Dios, “Quien par no tiene, el Invencible”.


XI

(jafif)

¡Cefirillo que juega entre el follaje!
Tengo el alma picada. ¿No habrá cura?
Con partir renovó la noche un pacto
cuyo plazo antes puse en la partida.
Se echó encima el adiós, con un asalto
más injusto para ánimas sensibles.
Son diez horas un diezmo de diez, y huye
-¡feliz quien corre más!- la caravana.
¡Qué vida de placer la que gozamos!
¡Con qué brío guió a la alegre tropa!
Presente la Verdad estaba; el rostro
no tapó; sus palabras eran dulces.
Sin sandalias, la sede del enlace
tapicé, y el Amado era el Copero.
Te has ido cual mis años juveniles,
noche negra y de espesos recovecos,
e, igual que mi canicie, vino el alba,
de pronta desunión las dos presagio.
¡Guarde Dios, donde vayan, a viajeros
que aroman, al pasar, los horizontes!
Al decirles tu adiós, ¡con qué congoja
quedas! ¿Cuándo ha de ser el nuevo encuentro?
Mas con tal fausto Imam las esperanzas
se acercan: tras la pena vendrá el gozo.
Dios –la vida acabada- ha de juntarnos
en Edén de delicia permanente
(los que creen que durar puede esta vida
no tendrán en él parte de ventura).

Ibn al Jatib