“...Me muero, Josefa -dijo exhalando un suspiro-. Muy seguramente el Rey me otorgará el título nobiliario que le he pedido…Pero no te olvides de cobrar mis sueldos…Mira, cómprate un billete de lotería de ésas cuyos números salen marcados en las ranas y los peces… -Y, poco más adelante, continuó -: No ha venido nadie ¿No es cierto? Entiérrame con mi crucifijo de plata, que él me hará compañía… Ah, y con mis patas de palo… Dile a mis hijos que morí como un buen vasco, armado y defendiendo la integridad de España y del Imperio… Gracias por todo lo que me has dado, mujer…. Ah pero te ruego que no me traigas plañideras a que giman y den alaridos sobre mi cadáver…; no lo podría soportar…. –Y luego murmuro casi imperceptiblemente-:¡Fuego!, ¡Fuego…! –Fueron sus últimas palabras, como dando la orden a invisibles cañones de imposibles navíos, y sin que se tuviera certeza de cual imperio defendía…”

Blas de Lezo y Olavarrieta
 sus últimas palabras
Este párrafo se encuentra en el libro “El día que España derrotó a Inglaterra” del colombiano Pablo Victoria


"Para venir a Cartagena, es necesario que el Rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres."

Blas de Lezo y Olavarrieta 
Contestación dada por Lezo a la carta al almirante británico Edward Vernon


"Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía."

Blas de Lezo y Olavarrieta 
La brava respuesta que Blas de Lezo dio a los ingleses tras bombardear Portobelo


“–Soldados de España peninsular y soldados de España americana. Habéis visto la ferocidad y poder del enemigo; en esta hora amarga del Imperio nos aprestamos para dar la batalla definitiva por Cartagena de Indias y asegurar que el enemigo no pase. Las llaves de Imperio han sido confiadas a nosotros por el Rey, habremos de devolverlas sin que las puertas de esta noble ciudad hayan sido violadas por el malvado hereje. El destino del Imperio esta en vuestras manos. Yo, por mi parte, me dispongo a entregarlo todo por la Patria cuyo destino esta en juego; entregare mi vida, si es necesario, para asegurarme que los enemigos de España no habrán de hollar su suelo, de que la Santa Religión a nosotros confiada por el destino no habrá de sufrir menoscabo mientras me quede un aliento de vida. Yo espero y exijo, y estoy seguro que obtendré, el mismo comportamiento de vuestra parte. No podemos ser inferiores a nuestros antepasados, quienes también dieron la vida por la Religión, por España y por el Rey, ni someternos al escarnio de las generaciones futuras que verían en nosotros los traidores de todo cuanto es noble y sagrado. ¡Morid, entonces para vivir con honra! ¡Vivid, entonces, para morir honrados! ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva Cristo Jesús!"

Blas de Lezo y Olavarrieta 


“Todo buen español debería mear siempre mirando a Inglaterra.”

Blas de Lezo y Olavarrieta