El Desengaño


"Caminaba en la senda de la vida,
al despertar, y de esperanzas llena,
audaz el Alma en la eternal faena,
buscando el Bien en la extensión perdida.

Más al seguir el rumbo dilatado,
el silbo de las penas poderoso
la arrastraba iracundo al engañoso
sendero do los vicios han vagado.

Allí, de todo matorral cercano
sentía ardiente la acerada espina;
y allá del monte densa la neblina
el paso la cerraba sobrehumano!

Ora la negra noche asaz impía,
con los temores que su manto lleva,
en mil congojas que el error renueva,
al Alma infortunada sumergía;

Ora el rugir de tempestad lejana,
la misma soledad del bosque umbroso
las horas inquietaban y el reposo
a la viajera excelsa soberana!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Viajaba así, viajaba perseguida
sin encontrar las formas de su anhelo;
allá, rasgando de la sombra el velo,
cayendo aquí, por el dolor herida!

Empero al sucumbir a tanto daño
omnipotente JOVE a su criatura
el grito al escuchar de la amargura
le dio por compañero al Desengaño.

Entonces ¡Oh Virtud! Virtud deseada
te vio lucir gallarda el Alma ansiosa
a través de una lágrima ardorosa
que de sus ojos ¡ay! brotó callada…

Que el Desengaño ¡Juez de la Conciencia!
enseña misterioso al peregrino
de la Virtud el eternal camino
trazado por la augusta Providencia!"

Belisario Porras
Bogotá, mayo de 1882.
Publicado en: Papel Periódico Ilustrado,
número 18, del 10 de junio de 1882.
Bogotá, Estados Unidos de Colombia, 1882.




"El mejor general es el que es capaz de alcanzar la paz a través de la guerra."

Belisario Porras Barahona


La Cruz

"El mar, inmenso cofre
de múltiples tesoros
besa la playa tibia,
polvo de arena y oro.

Tienen sus ensenadas
caricias de mujeres,
sus costas, la risueña
verdor de los vergeles.

El Cristo que mi abuela
colgó sobre mi cuello
cayó sobre la arena
y fue aquello

motivo de algazara,
que junto a mí veía.
Se mofaron del Cristo
que del pecho pendía.

Y lleno de coraje
en ira sumergido.
Miré el Cristo de oro
y pregunté atrevido:

Decidme: entre vosotros
no existe un buen nacido?
¿Por qué esta cruz bendita
a risa os ha movido?

Callaron todos, y mis ojos
del color del acero
retaron a los hombres
con encono y despecho.

¿No tenéis en la casa
algún santo trofeo
que os señale y recuerde
un culto, un amor, un deseo?

Un viejo liberal, recogió el Crucifijo
paso la vista a todos, los miró
y con temblor de labios
y aleteo de manos, lo besó.

Después, besaron todos
el Cristo de la abuela
que en mi pecho campea
sin caer, desde la tarde aquella."

Belisario Porras
Del libro: Belisario Porras (Poeta),
por Concha Peña.
Panamá, 1956.



La Esperanza

"Brilló en la nada el rayo de la vida
hirió al pasar la sombra pavorosa
y allá a lo lejos, para el bien nacida
te vio el anhelo aparecer grandiosa.

El suspiro cayó, que el pecho anida;
secose el llanto de la faz llorosa,
y el alma excelsa, en el vaivén herida
luchó hasta el borde de la negra fosa.

Que así en la muerte al encender tu llama
huye la duda y el dolor fallece
y aliento infundes a la misma Fama;

Virtud concedes, que a tus plantas crece;
al Vicio matas cuando airado brama,
y ni en la tumba tu fulgor perece."

Belisario Porras
Del libro: Belisario Porras (Poeta), por Concha Peña.
Panamá, 1956.
Versión original, publicada en: La Miscelánea de Medellín




"La más completa y feliz victoria es obligar al enemigo a conseguir lo que quiere sin sufrimiento alguno para nosotros."

Belisario Porras



“No es imposible a hombres honrados y a hombres patriotas vivir unidos, labrando por la Patria, si tienen la flexibilidad para reconocer sus errores, si son capaces de amar a sus semejantes y apreciar que los otros son tan dignos como ellos de ser felices.”

Belisario Porras


Sin un amigo

A Montesinos

"Ha tiempo que vago sollozando
en pos de una ilusión,
buscando un ser que sepa consolarme,
con quien poder a solas desahogarme
y abrirle el corazón.

¡Y irá lento, después apresurado
ya alcanzo mi ilusión!

Y como aquel que corre al horizonte,
creyendo unido el cielo con el monte,
os sirvo de irrisión!

Y incansable prosigo tras mi dicha
y avanzo con ardor.

Ya la distingo… Vedla, ya me espera…
y engañosa, cual sombra pasajera,
Me deja en el dolor.

Y de tanto buscar, al fin encuentro
que es loca mi ambición;
que en este mundo de olas y vaivenes,
de amigos, ¡ay!, el hombre solo tiene
su propio corazón."

Belisario Porras
1879. Bogotá.
Del libro: Belisario Porras (Poeta), por Concha Peña.
Panamá, 1956.