"Lo que sigue es una descripción breve de la tumba y cómo he descubierto su ubicación:
La tumba que se muestra en esta página fue descubierta por algunas de las pistas que Sauniere incrustó en los adornos de Rennes-le- Château y su iglesia dedicada a María Magdalena y que he podido descifrar. Por razones obvias, en este momento, no puedo entrar en los detalles de qué métodos utilicé o como llegué a esas pistas.
Las pistas me condujeron a una ubicación en la ladera circundante, y después de una búsqueda exhaustiva de muchas horas, finalmente, junto con mi hermano que me había acompañado en este viaje, encontremos la situación del lugar que estábamos buscando.
El sitio estaba bastante oculto y no lo encontramos hasta dar un segundo vistazo en el mismo lugar. Creo también que el sol estaba en un ángulo ideal para destacar la apertura, haciéndola más visible de lo que normalmente sería. Nos embargo una gran emoción ante la sensación de haber descubierto aquel lugar que tanto habíamos buscado, ante la posibilidad de que a pocos metros de nosotros se encontraba una tumba o tesoro realmente importante. Al encender nuestras linternas en la oscuridad me sentí un poco decepcionado al ver un conjunto de huellas en la tierra suave que cubre el suelo de la cueva. No parecían frescas sin embargo, pensé en el momento que quizás eran de Saunière. Después de aventurarnos más en el interior, encontré un pasillo que se adentraba unos veinte metros, otro pasaje pequeño y angosto se abría en un lateral y se curvaba al final impidiéndonos continuar por allí.
Volvimos a la apertura principal, y comencemos una búsqueda exhaustiva, buscando cualquier signo o marca, tallados en las paredes rocosas como señal de que Saunière había estado allí antes. Todos sabemos cómo le gustaba dejar su marca, pero no hubo nada; ni una sola marca en ningún lugar.
En el punto más alto la cueva dejaba sitio suficiente para levantarse y fue aquí que encontré que no estábamos solos – un par de murciélagos había hecho de éste lugar su hogar. La gran parte del techo de la cueva era mucho más baja, y con pendientes y grandes protusiones en muchos lugares. Esto significó que tuvimos que rastrear de manos y rodillas durante gran parte del tiempo y, a veces incluso arrastrarnos bajo las zonas más angostas para llegar a otras cavidades más grandes. Un par de horas y unos cuantos agujeros excavados más tarde, todavía no habíamos encontrado ningún tesoro ni nada de interés. Era hora de regresar y prestar un poco más de atención a la primera apertura que habíamos encontrado.
Arrastrándonos de nuevo lentamente, la luz de nuestras linternas iluminaron los techos que estaban plagados de arañas, algunas de ellas de un tamaño considerable. Esto me hizo acelerar bastante mi marcha porque odio las arañas. Cuando lleguemos de nuevo a la primera apertura, la que se curvaba al final, como era demasiado estrecha para nuestros tamaños, tuve que pensar algo para poder llegar allí con la cámara. Pensé que si querían ocultar algún tesoro en esa cueva, ese lugar sería bueno por estar oculto a la vista. Busqué una rama larga que terminaba en forma de gancho, con la intención de enganchar en ella la cámara de video y poder llegar hasta la curva de la apertura. Si allí había algo, la película de la cámara lo revelaría sin correr más riesgos de lo necesario y sin tener que volver a enfrentarme a otro nido de arañas aterradoras.
Mientras preparaba la rama para la operación, la cámara que estaba preparada y conectada para grabar a mis pies, de repente, desapareció.
Mirando sorprendido a mi alrededor me di cuenta de que había caído por un agujero. El hueco, sólo ligeramente mayor que la cámara, pasaba totalmente inadvertido. El hueco era largo y estrecho, mirando con la linterna veía la parte posterior de mi cámara pero estaba demasiado hondo para llegar a ella con mi brazo y era demasiado estrecho para mi cabeza. No todo se perdió, porque si la veía, sabía que podría recuperarla.
Con la ayuda de una pequeña cuerda y el palo ganchudo conseguí al final recuperarla y comprobé que todavía funcionaba. Ya se hacía tarde, y pensando que por aquel día ya habíamos explorado lo suficiente y también, imaginando por las huellas de pisadas que aquel lugar ya habría sido explorado por otras personas, con lo cual, de haber algo oculto, ya lo habrían encontrado, tapemos el agujero con una piedra para salvaguarda de los animales (idea de mi hermano) y regresemos dejando en paz a murciélagos y arañas.
Mi hermano y yo habíamos ido a Rennes en mi vieja caravana, allí regresemos y tras comer y descansar, algo sonó en los bajos y se averió misteriosamente. La caravana no podía repararse en Francia con lo que tenía que volver remolcada a Inglaterra. Esto significaba que teníamos que contratar un automóvil y permanecer en hoteles en el viaje de vuelta. Fue en uno de estos hoteles cuando decidí ver las secuencias que habíamos grabado ese día. Conecté la cámara a la televisión de mi habitación y cuando llegó a la parte donde la cámara cayó el agujero, vi las imágenes que se habían registrado; una tumba, un cuerpo completo envuelto en un sudario, algo que brillaba en la luz – pensé que tenía que ser oro – pero el objeto que más me extrañó de todo fue una gran Cruz de madera inclinada contra la pared. No se puede imaginar mi emoción al ver la tumba, había sido en el lugar adecuado después de todo, al final realmente las pistas dejadas en la iglesia por Saunière eran correctas y aunque la suerte había desempeñado un papel importante, siguiendo las pistas, había encontrado una tumba oculta en el paisaje de los alrededores de Rennes-le-Château."

Ben Hammott