"Alguien contó, Heráclito, tu aciaga muerte, y me hizo llorar
al recordar cuántas veces ambos
tomamos el sol charlando. Tú,
mi amigo de Halicarnaso, hace tiempo eres ceniza.
Mas siguen vivos, como ruiseñores, tus cantos, a los que el Hades,
que de todo hace rapiña, no impondrá sus manos."

Calímaco 
Traducido por J. B. Torres




"Pero “de Zeus proceden los reyes”, pues nada hay más divino que los soberanos,
hijos de Zeus. Por ello también te los escogiste como tu lote.
Les otorgaste guardar las ciudades, mientras tú ocupas tu puesto
en lo más alto de los burgos, como vigía de quienes con juicios torcidos
al pueblo oprimen y de quienes, a la contra, lo llevan por buen camino.
De opulencia los cubriste, de riqueza en abundancia:
a todos, sí, pero no de la misma manera. Parece oportuno concluirlo
del caso de nuestro soberano, que muy adelantado anda en excelencia.
Lo que es aquél, a la tarde culmina lo que por la mañana idea,
a la tarde, sí, las más grandes cosas, y las menores en cuanto las concibe.
Los otros unas cosas en un año, otras ni en uno; a otros, en fin,
tú mismo les impediste verlas realizadas y quebraste su afán."

Calímaco 
Traducido por J. B. Torres


Qué bueno, el remedio de amores que halló Polifemo

"¡Qué bueno, el remedio de amores que halló Polifemo!
No, no, por la Tierra, no era necio el cíclope.

Cicatrizan las Musas, Filipo, la llaga amorosa;
la poesía es droga que todo lo cura.

Esta ventaja también, creo yo, tiene el hambre,
que erradica el mal de la pederastia.

Y así me es posible, sanado, decir al maligno
Eros: “Puedes, niño, cortarte las alitas.

Me importan un bledo tus tretas, pues tengo en mi casa
dos medicinas contra tus heridas crueles”."

Calímaco de Cirene
Traducción de Manuel Fernández-Galiano