"Algunos, viendo en el frontispicio de este discurso el nombre de una mujer, me juzgarán al mismo tiempo capaz más bien de la economía de una casa y de las delicadezas usuales de este sexo, que capaz de perforar y cavar en las montañas y juzgar de manera muy exacta los grandes tesoros y bendiciones encerradas y ocultas en ellas. Opiniones verdaderamente perdonables a los que no han leído las historias antiguas, en las que se ve que las mujeres no han sido solamente belicosas y valerosas con las armas, sino también doctas en la filosofía, y que han enseñado en las escuelas públicas entre los griegos y romanos."

Martine de Beausoleil


"He visitado muchos fondos de minas y cavernas en que a menudo se encuentran enanitos de la altura de tres o cuatro palmos, viejos y vestidos como los que trabajan en las minas, a saber, con un viejo blusón y un delantal de cuero que les cubre el cuerpo, con un vestido blanco con capuchón, una lámpara y un bastón en la mano. Habiéndome así encontrado en las oficinas de las fundiciones, donde se aparta lo grosero de lo puro, y queriendo hacer las pruebas y habiéndolas hecho yo misma en largos años, he dicho las cinco reglas que hay que saber para conocer las minas, los metales, las aguas y fuentes.
1. Por la abertura de la tierra, que es la más sensible y la menor,
2. por las hierbas y plantas que crecen encima,
3. por el sabor de las aguas que ahí brotan,
4. por los vapores que se elevan alrededor de las montañas y los valles a la hora del sol levante,
5. por medio de dieciséis instrumentos metálicos e hidráulicos que encima se aplican."

Martine de Bertereau, Baronesa de Beausoleil
Tomado del libro de Robert Charroux, Tesoros ocultos, página 178