Agotada

"Tus fuertes brazos me rodean,
mi cabello se enamora de tus hombros;
lentas palabras de consuelo caen sobre mí,
sin embargo mi corazón no tiene descanso.

Porque sólo una cosa trémula queda de mí,
que jamás podrá ser algo,
salvo un pájaro de alas rotas
huyendo en vano de ti.

No puedo darte el amor
que ya no es mío,
el amor que me golpeó y derribó
sobre la nieve cegadora.

Sólo puedo darte un corazón herido
y unos ojos agotados por el dolor,
una boca perdida no puede sonreír,
y tal vez ya nunca vuelva a reír.

Pero rodéame con tus brazos, amor,
hasta que el sueño me arrebate;
entonces déjame, no digas adiós,
salvo si despierto, envuelta en llanto."

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti


Amor muerto

"Nunca llores por un amor muerto,
Ya que rara vez el amor es verdadero.
Él cambia sus ropas del rojo al azul,
Y del más brillante azul al rojo,
El amor ha nacido a una muerte prematura,
Y rara vez es sincero.

Entonces no ancles tu sonrisa
En su pálido rostro descarnado,
Para exhalar el más profundo de los suspiros.
Las palabras justas en labios sinceros
Pasarán, y sin dudas morirán;
Y tu estarás sola, mi querida,
Cuando se desaten los vientos invernales.

Nunca lamentes aquello que no puede ser,
Pues este Dios no regala dones.
Si el simple sueño del amor fuese cierto,
Entonces, dulzura, estaríamos en el Cielo,
Pero aquí sólo hay tierra, mi querida,
Donde el verdadero amor rara vez crece."

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti



El fragmento de una balada

Muchas millas sobre el campo y el mar
hasta que mi amor pudo retornar,
de sus palabras no tengo recuerdos,
sólo el de los árboles y el gemido del viento.

Y arribó listo para tomar sin daño
la cruz que he cargado por años,
pero las palabras llegaron lentas
de aquellos fríos y mudos labios.

¿Cómo sonaban mis palabras lentas y plenas,
en aquel gran corazón que me amó en la pena,
venido a salvarme del odio y el dolor
y a confortarme con su delicado amor?

Sentí al viento golpeando frío, gélido,
y a la bruma roja acariciar la puerta;
sentí que el hechizo que sostenía mi aliento
se quebraba, viviendo siempre muerta."

 Lizzie Sidhal 


El Paso del Amor

"Oh Dios! Perdona que haya hundido mi vida
en un oscuro sueño de amor.
¿las lágrimas de la angustia alguna vez
lavarán la pasión de mi sangre?

El amor custodia mi corazón
en un canto de alegría,
mi pulso tiembla con su melodía;
mientras las frías ráfagas del invierno soplan
Sobre mi, como una dulce brisa de junio.
el amor flota sobre las brumas del amanecer,
y descansa en los rayos del crepúsculo;
él calmó el trueno de la tormenta
e iluminó todos mis sentidos.
el amor me sostiene a través del día,
y en sueños me acompaña por las noches,
ningún mal puede acechar mi vida,
pues mi espíritu es ligero como las flores.
oh cielo! piedad por mi corazón inocente,
el paso del tiempo quebró ese placer diario,
el ídolo fue arrastrado por la corriente,
destrozando para siempre mi santuario."

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti



La lujuria de los ojos

No rezo por el alma de mi Dama,
aunque antaño haya adorado su sonrisa;
Su destino final no me atormenta,
ni cuándo su belleza perderá su encanto.

Sólo me siento a los pies de mi Dama,
mirando fijo sus ojos salvajes,
sonriendo al pensar cómo mi amor huirá
cuando su radiante belleza muera.

No me atribulan las plegarias de mi Dama,
pues sordo yace nuestro Padre en el cielo.
Mi corazón late con alegre melodía
al sentir que su amor me ha sido otorgado.

Entonces, ¿quién cerrará los ojos de mi Dama?
¿Quién doblará sus frágiles manos?
¿Alguien la asistirá cuando sus ojos lluevan,
mientras, silenciosa, camine hacia las Tierras Desconocidas?

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti




Muerte Prematura

No te lamentes con amargas lágrimas
Por la vida que pasa rápido;
Las puertas del cielo se abrirán anchas
Y hacia ellas me llevarán al final.

Siéntate dócil y manso junto a mí
Y observa mi joven vida mientras huye;
Entonces la paz de una muerte solemne
Vendrá tranquilamente hacia nosotros.

Pero mi Amor, búscame en la multitud
De los etéreos espíritus del pasado,
Entre las mías yo tomaré tu mano
Y sabré que eres mío al final.

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti


Perdido

"Tocar el guante sobre su mano suave,
mirar la joya brillando en su anillo,
elevó mi corazón hacia un castillo
como la súbita canción de las aves.

Tocar su sombra sobre la hierba soleada,
quebrando su camino por el bosque oscuro,
llenó mi vida con un tembloroso orgullo,
lágrimas silenciosas en la tarde agotada.

Observé a las sombras reunirse en el olvido,
y sólo vivo para saber que lo he perdido,
pues se ha ido, perdido eternamente sin marcas,
como la tierna paloma que abandonó el arca."

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti


Un bosque silencioso

"Oh, silencioso bosque, te atravieso
con el corazón tan lleno de miseria
por todas las voces que caen de los árboles,
y las hierbas que rasgan mis piernas.

Deja que me siente en tu sombra más oscura,
mientras los grises búhos vuelan sobre tí;
allí he de rogar tu bendición:
no convertirme en una ilusión,
no desvanecerme en un lento letargo.

Escrutando a través de las penumbras,
como alguien vacío de vida y esperanzas,
congelada como una escultura de piedra,
me siento en tu sombra, pero no sola.

¿Podrá dios traer de vuelta aquel día,
en el que como dos figuras sombrías
nos agitamos bajo las hojas tibias
en este silencioso bosque?"

Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti