En el vasto lienzo oscuro de la noche, los sueños matemáticos han diseñado vastos esquemas. ¡Son tan erróneas, tan deliciosamente erróneas esas constelaciones! En la misma figura están incluidas estrellas completamente extrañas. Entre unos pocos puntos verdaderos, entre las estrellas aisladas como diamantes solitarios, el sueño va dibujando líneas imaginarias. El sueño, el sumo sacerdote de la pintura abstracta, ve a todos los animales del Zodiaco en esos pocos puntos dispersos. El Homo Faber -el carrrocero perezoso- ve un carruaje sin ruedas en el cielo; el agricultor, que sueña con sus cosechas, ve una garba de trigo dorado... El Zodiaco es el test de Rorschach de la Humanidad en su infancia.

Gaston Bachelard
Toamada del libro de Michel Gauquelin, Los relojes cósmicos, páginas, 120-121