Antepasado


"Era un tiempo en que le tenían miedo.
Mi padre, un hombre desnudo, un gitano, un caballo
con las rodillas rotas nadie dispararía.
De nuevo, era como el naranjo,
y las mujeres jóvenes arrancaron de él dulces frutos.
Para encontrarlo, usted debe estar en el lugar correcto,
incluso a sus hijos e hija, nos preguntamos
donde estaba papá ahora y qué estaba haciendo.
Tenía la mística de los viajeros
que pasan por su patio trasero y desaparecen en los árboles.
Entonces, cuando sigues, no encuentras nada,
no un revuelo, no una ramita desplazada de su rama.
Y entonces aparecería una noche.
La mitad cubierta de sombras y la mitad de luz,
su voz tranquila, absorbiendo nuestros pensamientos tácitos.
Cuando sus manos descansaban sobre la mesa en el desayuno,
eran manos que no habían arreglado nuestra casa en ruinas,
manos que no nos habían llevado a ellos
y los dedos no se frotaban suavemente a lo largo de nuestros labios.
Eran manos de un gitano que llenaba nuestra casa   
con amor y seguridad, por un momento;
con todos los desorden de tablas y estómagos vacíos,
nos llenaron por el amor en ellos.
Más allá del amor ordinario, más allá de la vida coordinada,   
más allá de la esponja de corazones rotos,
vino la palabra inoportuna, la sonrisa caída, la lágrima tranquila,
que nos hizo crecer rápido y romántico.
Papá nos dio algo: cuando nos detuvimos del trabajo,
mi hermana catorce años trabajando los campos de algodón,
mi hermano y yo corriendo como ciervos,
nos detenemos, porque teníamos un papá que nadie podía atrapar,
que hablaba cuando hablaba y se jactaba y bebía,
se jactó de nosotros: no dijo que fuéramos inteligentes,
ni dijo que éramos fuertes y que iban a ser ricos algún día.   
Dijo que estábamos bien. Nos llevó hasta el mundo para ver,
tres niños que eran buenos, que entendían el amor de una manera tranquila,
que sólo poseía manos callosas y verdadera libertad,
y así nos hizo: nos ofreció al viento,
a las montañas, a los cielos del otoño y de la primavera.
Él dijo: "¡Aquí están mis hijos! ¡Cuida de ellos!"
Y se marchó de nuevo, yendo a algún lugar como un niño
con el corazón de un guerrero, nada podía detenerlo.
Mi abuela lo miraría durante mucho tiempo,
y entonces ella no decía nada.
Ella decidió permanecer en silencio, rezando cada noche,
guiando hacia abajo como una raíz en el corazón de la tierra,
abrazando la luz del sol y las lluvias a su pecho antiguo.
Y soy la flor de muchas noches.
Una flor triple: mi hermana es como ella es,
mi hermano es como es, y yo soy como soy.
A través de la ceremonia sagrada de vida, vida cotidiana,
surgió tres esperanzas distintas, tres amores,
fuera de las largas noches y días de ayer."

Jimmy Santiago Baca 



Así que los mexicanos le están quitando el trabajo a los americanos 


“¿Ah sí? ¿Llegan a caballo
con sus rifles y dicen

Eh gringo, dame tu trabajo?

¿Y tú, gringo, te quitas el anillo,
sueltas la cartera en una manta
tirada en el suelo, y te largas?

Oigo que los mexicanos te están quitando el trabajo.
¿Será que llegan a escondidas de noche a la ciudad,
y mientras vas a casa con una puta,
te agarran, te ponen un cuchillo en la garganta
y te dicen: Quiero tu trabajo?

Hasta por televisión, un líder asmático
se arrastra como una tortuga apoyado en su asistente
y desde el nido de arrugas de su rostro
una lengua repta bajo una lluvia de flashes
de reflectores de los cámaras y carraspea
“Nos están quitando nuestros trabajos”.

Bueno, he ido a buscarlos, 
preguntando dónde diablos están esos asaltantes.
Los rifles que oigo atronar en la noche
son de granjeros blancos que disparan a negros y morenos
de costillas que brincan 
y con hijos muertos de hambre,
los veo a los pobres partir en busca de trabajo,
veo a pequeños granjeros blancos vendiendo sus propiedades
a granjeros de traje limpio que viven en Nueva York,
que nunca han estado en una granja,
que no conocen el aspecto de una pezuña ni el olor
del cuerpo de una mujer agachada todo el día en el campo.

Esto veo, y oigo que unas pocas personas sólo
tienen todo el dinero del mundo, el resto
cuenta los centavos para comprar pan y mantequilla.

Bajo ese tibio mar verde del dinero,
millones y millones de personas luchan por vivir,
buscan perlas en la oscuridad más profunda
de sus sueños, contienen el aliento durante años
tratando de atravesar la pobreza para tener algo al menos.

A los niños los dan por muertos. Los estamos matando,
eso es lo que América debería decir;
en la televisión, en las calles, en las oficinas, decir,
“No damos a esos niños la oportunidad de vivir”.

Los mexicanos nos están quitando el trabajo, dicen en cambio.
Lo que en realidad están diciendo es, que se mueran,
y sus niños también.”

Jimmy Santiago Baca 




Te ofrezco este poema

"Te ofrezco este poema,
pues no tengo otra cosa que dar.
Guárdalo como un abrigo caliente
cuando llegue el invierno a cubrirte,
o como un par de calcetas gruesas
a través de las cuales el frío no puede morder,

                           te amo,

no tengo otra cosa que darte,
entonces es una olla llena de maíz amarillo
para calentar tu barriga en el invierno,
es una bufanda para tu cabeza, para usar
sobre tu pelo, para ajustar en torno a tu cara,

                           te amo,

Guárdalo, atesóralo como
si estuvieras perdida, buscando orientación,
en el páramo en que se convierte la vida cuando madura;
y en la esquina de tu cajón,
guardado como una cabaña o choza
entre árboles densos, llama a mi puerta,
y yo contestaré, te daré indicaciones,
y te dejaré calentarte junto a esta lumbre,
descansar junto a esta lumbre, y te haré sentir segura,

                         te amo,

es todo lo que tengo para dar,
y todo lo que uno necesita para vivir,
y seguir viviendo por dentro,
cuando al mundo afuera
ya no le importe si vives o muertes;
recuerda, 
                        te amo."

Jimmy Santiago Baca