Cantos de Ofelia

La triste Ofelia soy; me llaman loca
porque mi angustia a la razón invoca,
y al fin pierde la calma;
porque he sentido la acerada punta
del desencanto desgarrarme el alma;
¡porque no hay quien responda a mi pregunta!

Siendo el amor la fuente de la vida,
¿no será un crimen extinguir la fuente?...
Si el que asesina a un hijo es filicida,
el que mata un amor ¿no es delincuente?

Si una mujer ardiente, apasionada,
cual lo son los querubes,
encuentra al fin la realidad soñada;
si encuentra al ser que imaginó en las nubes;
si bebe la demencia en su mirada,
y aquel amor, por su fatal estrella,
no es del ser adorado comprendido...
¿Qué aguardáis para ella?
¿Qué le aconseja la razón?... ¿Olvido?...

¿No habéis medido nunca esta palabra?
Cuantas divinas esperanzas labra
dentro del corazón el sentimiento,
todo un mundo de sueños realizado...
¿Puede arrojarse al viento,
sin arrojar con él todo el pasado?...

Olvido es negación, abismo, nada,
y un alma que despierta apasionada,
con idólatra anhelo,
pone en el ser dulcísimo que adora
cuanto ve, cuanto siente, cuanto ignora,
su fe, su porvenir, ¡hasta su cielo!
¡Amor, para ella, es Dios! ¡Borrad ahora!

Borrad, borrad de un alma inmaculada
los sueños, el amor, el idealismo,
que borráis a Dios mismo...,
y en aquélla existencia destrozada
veréis surgir la realidad desnuda...
Lo que queda es más negro que la nada...
¡Lo que queda es la duda!

Blanca De los Ríos



"Donde quiera que cae el caliente raudal de la luz sevillana, saltan estrellas, vibran iris y esplenden aureolas, así sea en los vidrios del balconaje, que al moverse relampagueando bordan de estrías y redes luminosas las blancas paredes donde tan firmes se recortan las sombras y tan nítidas y transparentes se proyectan y entrecortan penumbras y reverberaciones, o en los ricos azulejos mudéjares de esmalte metálico, o en las cajas charoladas de los coches que centellean al pasar, o en las chapas, armas y trompetería del regimiento que marcha deslumbrando, o en las aguas del Guadalquivir que refulgen como lamas de fuego, o en los ventanales de la catedral, donde finge el ocaso incendios de fragua o igniciones volcánicas y maravillosas."

Blanca De los Ríos
La saeta

El amado

I

"¡Callad, no hagáis ruido,
contened el aliento,
que un aroma ha cruzado por el viento
y un espasmo la tierra ha sacudido!
Con profundo estupor se han conmovido
los senos de la gran Naturaleza;
un albor de belleza
los aires ha surcado;
las arpas de los vientos han vibrado,
las músicas del mar han respondido.
¡Callad, no hagáis ruido!...
¡Es que pasa el Amado!

II

No borréis del arena sus pisadas,
que sus plantas sagradas
hacen al cielo florecer estrellas,
y las gentes que besen en sus huellas
sanas serán y bienaventuradas.
Solo va par del rayo matutino,
que resbala callado por las frondas
donde el ave saluda al sol vecino;
anda del mar sobre las crespas ondas,
y el mar le abre camino;
todo se allana ante su pie divino,
bríndale el viento sus ingentes alas,
y los rayos del sol tejen escalas
para que suba á su Mansión eterna.
¡Callad, callad; el viento se prosterna
y el sol su faz de llamas ha velado!...
¡Es que pasa el Amado!

III

Muda la tierra está, solemne y muda;
todo en quietud y en estupor que aterra;
sin sus tocas de nieve el alta sierra,
secos en sus vertientes los raudales,
las fuentes sin cristales,
Ja roca de sus liqúenes desnuda,
el aire sin fragancia y sin rumores,
sin su verdor el prado,
sin pájaros, sin brisas y sin flores,
callada la Creación y como viuda.
¿Adonde está el Amado?
¿Adonde está el Esposo, adonde, adonde,
que por todas las sendas le he buscado
y con todas las voces le he llamado,
y sólo el eco de mi voz responde?

IV

Claror de amanecer baña el Oriente,
frescor de rosa la Creación espira,
canta el aire en redor como una lira,
y enjuvenece todo lo creado.
¡Callad, callad, callad! ¡Vuelve el Amado,
y al par de la del sol arde su frente!
Su túnica esplendente
como la nieve con el sol deslumhra;
su verbo augusto alumbra,
como llama de amor, de gente en gente.
Pero hoy sus claros ojos son espadas;
me hieren sus destellos,
me ofusca el ascua viva de su rostro.
Decidle que de amor suspiro y ardo,
que hoy el fulgor de su mirar no arrostro,
que son candentes hierros sus miradas.
¡Decidle que ha mil vidas que le aguardo!
¡Dadme ungüento suavísimo de nardo,
que lo quiero volcar en sus pies bellos
y enjugarlos después con mis cabellos!
¡Dadme ungüento de nardo!"

Blanca de los Ríos Nostench



"Pasó de la tormenta el aquilón...
¡Ya te arrojé de mí, ya soy más fuerte
que el mismo amor y que la misma muerte.
Ya estoy junto al volcán y no me abraso...
Mas por verter la esencia estrellé el vaso:
¡por olvidarte he roto el corazón!"

Blanca de los Ríos Nostench


Realidad, terrible azote

IV

"Realidad, terrible azote
del alma que mundos crea
con ese eterno don Quijote
que sueña su Dulcinea.
Soñar- ¡donosa locura!,
soñar que un ángel se encierra
en la pobre vestidura
que ha de podrirse en la tierra.
Despertemos- -¿Qué es la vida?-.
-Festín de cuervos hambrientos-.
-¿Y el alma?-. Hambrienta rendida
que devora sentimientos-.
-¿Y el cielo?-. El espacio-, nada-.
-¿Y Dios? -El vano anhelar
de la humanidad cansada-."

Blanca de los Ríos Nostench



Rimas I

"Todo respira amor: la mariposa
se sacia de perfumes y de luz;
ebrios de aromas los insectos vuelan
vacilantes, temblando en el azul.
Las ramas de los árboles se besan...
¡Qué más himno, Señor, que el mes de abril!
¡Hasta en la charca resplandece el cielo
y hasta en el fango inmundo ama el reptil!
Cuando los cielos y la tierra brillan
rebosando de músicas y amor,
siento un dolor tan grande como el mundo:
¡Tengo celos de toda la creación!"

Blanca de los Ríos Nostench de Lampérez
Esperanzas y recuerdos



"Soy espera y misterio de cita;
tú la ignota belleza esperada;
soy lo incierto, lo vago, lo amorfo;
tú la línea, el color, la palabra."

Blanca de los Ríos Nostench



Todo respira amor...

I

"Todo respira amor: la mariposa
se sacia de perfumes y de luz;
ebrios de aromas los insectos vuelan
vacilantes, temblando en el azul.
Las ramas de los árboles se besan…
¡Qué más himno, Señor, que el mes de abril!
¡Hasta en la charca resplandece el cielo
y hasta en el fango inmundo ama el reptil!
Cuando los cielos y la tierra brillan
rebosando de músicas y amor,
siento un dolor tan grande como el mundo:
¡Tengo celos de toda la creación!"

Blanca de los Ríos Nostench


Tú y yo

"Yo soy la pobre flor que en el estío
sobre el ardiente suelo se consume;
sé tú la blanca perla de rocío,
y yo te daré, en cambio, mi perfume.
Si es mar de llanto la existencia mía,
tú eres rayo de sol; mírate en ella,
y en tanto que amanece eterno día,

si yo la noche soy, sé tú mi estrella."



Blanca de los Ríos Nostench