El sueño

"Oh Dios, en el sueño el terrible caballo comenzó
A piafar en el aire, tratando de alcanzarme con sus golpes.
Por sus crines se derramaba el miedo guardado durante treinta y cinco años,
Y un desquite igualmente antiguo, o casi, resoplaba por su nariz.

Cobarde total, yacía y lloraba en el suelo
Cuando apareció una fornida criatura y saltó hacia las riendas.
Otra mujer, mientras yo yacía medio desvanecida,
Saltó en el aire tratando de asir el cuero y la cadena.

Dale, me dijo, algo tuyo como talismán.
Arrójale, me dijo, alguna pobre cosa que sólo tú poseas.
No, no, grité, me odia; está ansioso por herir,
Y que yo me rinda o no, es lo mismo.

Mas, como el león de la leyenda, cuando arrojé el guante
Arrancado de mi sudorosa, fría mano derecha,
La terrible bestia, que nadie puede entender,
Se acercó a mí y bajó amorosamente su cabeza."

Louise Bogan
(Livermore Falls, Maine, 1897-Nueva York, 1970), Poesía norteamericana contemporánea, William Shand y Alberto Girri, Distribuidora Mexicana de Libros, México, 1976


“La inocencia del corazón y la intensidad de los sentimientos son necesarios en cualquier tipo de logro superior: las artes no podrían existir sin ellas.”

Louise Bogan



Medusa

"Había llegado a la casa en una caverna de árboles
Frente a un cielo puro.
Todo se movía -colgaba una campana lista para ser tañida.
Sol y reflejos pasaron rodando.

Entonces estuvieron ante mí los desnudos ojos
Y la cabellera sibilante
En la ventana, vistos a través de una puerta.
Los ojos sin pestañas, las serpientes en la frente,
Formadas en el aire.

Ahora, esta es una escena muerta para siempre.
Nada despertará.
El fin no iluminará más que esto,
La lluvia no la empañará.

El agua caerá y dejará de caer
Y la repicada campana no emitirá sonido.
Desde el fondo del suelo,
siempre crecerá hierba para heno.

Y yo estaré aquí como una sombra,
Bajo el gran día equilibrado,
La mirada en el polvo amarillento que levantaba el viento.
Y que no se dispersa."

Louise Bogan 
(Livermore Falls, Maine, 1897-Nueva York, 1970)
Versión de J. Aulicino




Mujeres

"Las mujeres no son insensatas,
en su lugar son prudentes,
satisfechas en las cálidas y estrechas celdas de sus corazones
de comer pan espolvoreado.

No ven ganado pastando rojo césped invernal.
No escuchan
al aguanieve caer en las alcantarillas,
superficial y claro.

Esperan, cuando deben volver a sus jornadas,
se atiesan, cuando deberían cimbrarse.
Usan contra sí esa benevolencia
de la que ningún hombre es amigo.

No pueden pensar en muchas cosechas para un solo campo
o en madera finamente tallada por un hacha.
Su amor es un anhelo sin sentido,
muy tenso, o muy laxo.

Escuchan en cada susurro que les dirigen
un grito y un llanto.
Como si nada (mientras toman vida a través de los umbrales de sus puertas)
deberían dejarlo ir."

Louise Bogan 
(Livermore Falls, Maine, EE.UU., 1897 - 
Nueva York, 1970)
de Body of this death: poems,  R. M. McBride & Company, New York, 1923
versión de Isabel Jazmín Ángeles


"Ninguna mujer debería de avergonzarse de intentar devolver al mundo una parte de su corazón a través de su trabajo."

Louise Bogan 


"No puedo creer que el inescrutable universo gire sobre un sufrimiento; sin lugar a dudas, la extraña belleza del mundo debe sustentarse en alguna parte sobre la pura alegría."

Louise Bogan