"¡Ah!, no seré yo la que clame por la emancipación de la mujer; no seré yo quien apoye con mi pluma la independencia del sexo, por la que abogan algunas ilusas soñadoras sin fe y sin creencias. El matrimonio es el árbol sagrado que nos cobija; bendito sea su amoroso yugo, que nos da la dicha; bendita sea la autoridad marital, que protege y ampara nuestra débil naturaleza, nuestra inexperta juventud. El someterse al imperio del marido no degrada, no rebaja ni abate el orgullo ni las atribuciones de la mujer, antes es una gloria." 

Faustina Sáez de Melgar
Deberes de la mujer: colección de artículos sobre la educación. 1866 página 265



"[...] la mujer escritora puede dedicarse a las más arduas tareas literarias sin desatender sus deberes y sin desmerecer en nada del renombre de modesta y virtuosa...
la literatura en la mujer, lejos de ser perjudicial, es hasta conveniente y necesaria."

Faustina Sáez de Melgar
«La literatura en la mujer», La Violeta, 20 agosto 1865, página 401     



"No debe ocultarse a nadie el deplorable atraso en que se halla la educación intelectual de la mujer, lo poco que hasta hoy se ha cuidado en España de su ilustración, y las supersticiones y el fanatismo a que se ven entregadas la mayor parte, cuyos espíritus llenos de tinieblas y de absurdas preocupaciones, están ciegos a la luz, a la sacrosanta llama emanada de las inteligencias y de las ideas en su lucha constante con el espíritu del retroceso."

Faustina Sáez de Melgar
L. Ángel Herrero, «Prólogo para La Pastora de Guadiela», La Violeta (8-VII-1866), página 195