"Al igual que las rocas lamidas por las olas recogían lapas que ocultaban lo que había debajo de ellas, el tiempo transformaría en verdad la mera apariencia. Los días sucesivos, convertidos en semanas, siguieron sin perturbar la superficie que la suposición había creado. El hermoso clima estival continuó sin dar muestras de que semejante interpretación hubiese sido errónea. Aquella única sandalia hallada entre las rocas se convirtió en empapada imagen de la muerte; y así como en Kilauran los lamentos marcaban las aflicciones que el mar acarreaba, en Lahardane lo haría el silencio."

William Trevor


"(...) Dijeron que ellos no habían visto nada desde sus embarcaciones, pero entonces aparecieron las supersticiones con que solían salpicar sus charlas de pescadores. Los tiburones, que se alimentaban de la tragedia ajena, tan sólo dejaban los restos de los naufragios, y tampoco gran cosa. También los pescadores lamentaron la muerte de una niña llena de vida."

William Trevor



"El matrimonio era un riesgo incalculable, recordó haberle dicho a su esposa. Julia había estado de acuerdo (... ). El amor son ángeles crueles jugando."

William Trevor




"El propio capitán Gault había sido herido en una ocasión. Desde hacía seis años, cuando regresó inválido de las trincheras, llevaba en el cuerpo fragmentos de metralla que permanecerían allí para siempre. Aquellas heridas habían significado el fin de su carrera militar: seguiría siendo capitán toda su vida, lo cual suponía una profunda decepción para él, pues siempre se había imaginado alcanzando una graduación mucho más alta. Sin embargo, no era un hombre frustrado."

William Trevor


"Ellie salió de Corbally, donde la señorita Burke la había entretenido. Cogió la bicicleta y se dirigió a Cash and Carry. Todos hablaban del tiempo, comentando lo esplendido que era ese verano. Ya lo había oído en Magennis Street, y tanto el padre Millane como la señorita Connulty habían dicho lo mismo. Cogió una caja de cartón de una pila junto a la puerta y saludó a la dependienta, a quien conocía desde hacía poco. Quería comprar azúcar, mantequilla y harina de maíz, pasas sultanas o uvas pasas, lo que tuvieran, y bombillas de sesenta vatios. No necesitaba nada más: no volvería tarde a casa, a lo sumo llegaría a mediodía."

William Trevor



"Esa noche, Ellie lloró en sueños. Intentó despertar, temiendo que se oyeran sus sollozos. Ella los oía, pero cuando consiguió abrir los ojos, comprobó que su marido dormía plácidamente. Notó la almohada húmeda y le dio la vuelta. Por la mañana, las lágrimas habían desaparecido como si hubieran sido fruto de su imaginación, aunque sabía que no era así."

William Trevor
Verano y amor


"Esa noche, Mollie soñó que James estaba en el salón. «No, no, no», dijo él, riendo porque era ridículo. Y fueron al Campo Largo y pasaron junto a los manantiales, donde unos hombres de la corporación del condado habían extendido unas láminas con dibujos y tomaban medidas. «Nuestros chicos están tomándoles el pelo», les decía James, pero los hombres no parecían oírlo y comentaban entre sí que Mountmoy quedaría irreconocible con una instalación como un campo de golf.
Después, despierta en la cama, se acordó de que su marido le decía que se había luchado por la tierra de Olivehill, que durante los años de las Leyes Penales —aquellas normas que marginaban a la población nativa católica y a cualquier disidente que no reconociera el liderazgo espiritual de la monarquía británica—, la familia había tenido que recurrir a argucias para conservar lo que era suyo por derecho. Su suegro había cultivado remolacha y tomates a petición expresa de De Valera durante la guerra de los años cuarenta. Y cuando ella volvió a soñar, James decía que ni en unos tiempos de regulaciones tan severas se habría concedido permiso para convertir una buena tierra de labor en un campo de golf. Olivehill estaba estrechamente ligado a la historia, decía, y la historia de Irlanda era un bien muy protegido. Lo indignaba que sus hijos hubieran puesto a la familia en ridículo, y decía que le constaba que esos funcionarios del condado habían cambiado de opinión y ahora se reían de lo absurdo de una solicitud tan ingenua.
[...]
El camino de entrada de Olivehill era de casi dos kilómetros. La verja de hierro, descuidada desde hacía generaciones, había sido vendida finalmente a un constructor que buscaba algo decorativo para una finca que había adquirido en las afueras de Limerick, a muchos kilómetros de allí. Las dos columnas de piedra de la verja seguían en su sitio, y también la aledaña casa del guarda, aunque en estado ruinoso. Reconstruida, se convertiría en la casa club; y se desbrozaría la aulaga para habilitar el espacio del aparcamiento. De Sussex llegó un hombre que había diseñado campos de golf en España y Sudáfrica y se quedó una semana en Olivehill. Se había solicitado un permiso de obras al departamento de urbanismo para modificar el uso de la casa del guarda; era necesario ensanchar el acceso al aparcamiento. No se impusieron más requisitos.
Mollie escuchó al hombre de los campos de golf cuando le habló de cómo había organizado la educación de sus hijos y de los éxitos culinarios de su esposa, enterándose de paso de que a él personalmente le interesaban los molinos de agua. Asimismo, le dijeron que la transformación de Olivehill en un campo de golf era una genialidad en extremo imaginativa."

William Trevor
En Olivehill


"La palabra intelectual no me define porque escribo de manera instintiva para profundizar en los sentimientos; pero no me gusta hablar de lo que escribo, no me gustan las entrevistas. Me pone nervioso que me tomen demasiado en serio."

William Trevor


"Le pareció adecuado negar que hubiese habladurías sobre ellos. Y, sin embargo, le habría gustado decirle que, lejos de afectar negativamente al cariño que sentía por ella, aquella historia no hacía sino fortalecerlo. Pero eso era imposible, pues ella no sabía nada de ese cariño. Ni siquiera podía asegurarle que, estando aún cerca de la infancia, imaginaba cuáles habían sido sus emociones de niña cuando supo que debía abandonar lo que amaba. Se la imaginó en aquellos tiempos y la vio tal como debió de haber sido, y recordó su propia impotencia en el internado en el que habían afirmado que sería feliz, la almohada empapada de lágrimas, el hogar del que lo habían arrancado, que se le antojaba un paraíso que él había traicionado por no mostrarle todo el afecto que merecía. Qué dulce en aquella oscuridad que le era ajena le parecía el abrazo de buenas noches de su madre, qué musical el traqueteo del aserradero de su padre, qué alegre la chimenea de su dormitorio, qué suave la moqueta de las escaleras. Y el infierno que hacía añicos sus ilusiones ni siquiera se había desplegado del todo en torno a él: se hablaba en tono grave de la falta de comodidades, del frío y de la disciplina a través de la desaprobación; y una vez más habría gachas quemadas por las mañanas; una vez más el hedor del caldo de repollo.
En el silencio que se había producido mientras se hallaban de pie junto al coche, Ralph quiso decir que conocía las trampas de la infancia, aunque su experiencia era insignificante comparada con la de la muchacha a la que creía amar. Su comprensión formaba parte del amor, era tan tierna como su cariño."

William Trevor
La historia de Lucy Gault


"Los recuerdos pueden serlo todo si decidimos que lo sean. Pero tienes razón: tú no debes hacer eso. Eso queda para mí, y así lo haré. Viviré una vida que será toda ella recuerdos de nuestro amor. Cerraré los ojos y volveré a sentir tus labios en los míos y veré tu rostro sonriente con la misma claridad con que todos los días veo las olas."

William Trevor



"Me gusta alternar ambos géneros, una novela te lleva mucho tiempo, puede que años. Entonces cuando la acabas te apetece escribir algo corto, me gusta esa alternancia; siempre tengo algo en marcha con ambos géneros aunque a medida que envejezco me parece más difícil construir una novela, es más fácil tener un cuento en la cabeza."

William Trevor





"Me gustan los personajes femeninos porque para mí son un misterio y me gusta el misterio, me gusta indagar."

William Trevor




"Para entonces ya era veterano en el campamento; su enjuto semblante y la intensidad de su esquiva mirada eran familiares a todos aquellos que lo veían pasar. Algunos se habían llevado esa imagen a otros campamentos y describían aquella presencia desgarbada y callada, hablaban de su rareza, de sus solitarias y regulares invocaciones ante la imagen de la capilla. No había hecho amigos, pero en sus obligaciones era concienzudo, perseverante y fiable, y los oficiales al mando lo conocían por esas cualidades. Había cavado letrinas, echado grava en los caminos, cumplido con su trabajo como cocinero de campaña, seguido las instrucciones en cuanto al mantenimiento del equipo...Cuando pedían voluntarios, era el primero en ofrecerse. Que sobrellevaba su tormento con fortaleza era algo que nadie sabía."

William Trevor


"Soy muy curioso, me interesa la gente desconocida, esas personas con las que coincido en una tienda; soy muy curioso y tímido, observo a la gente y luego trato de adivinar cómo son sus vidas y las escribo."

William Trevor




"Toda su vida recordaría las tardes de los miércoles que habían pasado juntos, y los momentos que aún estaba viviendo. Y cuando fuera vieja, si empezaba a creer que Ralph había sido un producto de su imaginación, y aquel verano también, no importaría, porque el tiempo convertía de cualquier modo los recuerdos en productos de la imaginación."

William Trevor


"¿Y qué va a ser de la heredad, donde hemos convivido tanto tiempo y a la que tanto debemos? "¿Qué va a ser de la historia?" le dirá a Tom, su hijo mayor, rememorando de algún modo la voluntad de su marido. "¿Y qué va a ser del futuro?", responde Tom. "Eso es lo que tenemos delante; lo de atrás ya ha pasado"."

William Trevor

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