“Cualquiera reconoce que en el concepto de filosofía del arte se une algo contradictorio. El arte es lo real, lo objetivo; la filosofía lo ideal, lo subjetivo. Por tanto, ya se podría determinar de antemano la misión de la filosofía del arte así: representar en lo ideal lo real que está en el arte.”

Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling



“El que conoce su especial profesión solamente como especial, y no es capaz de ver su aspecto general ni de infundir en ella la expresión de una configuración científica universal, es indigno de ser profesor y depositario de la ciencia.”

Fr. W. Schelling


“El ser del hombre es esencialmente su propia obra.”

Fr. W. Schelling


“El ser es entidad, peculiaridad; es separación, pero el amor es la nada de la peculiaridad que no busca lo suyo, y por eso no puede por sí mismo, no siendo, ser.”

Fr. W. Schelling



“La alegría ha de contener el dolor, el dolor ha de transfigurarse en alegría.”

Fr. W. Schelling



"La belleza es lo infinito representado en modo finito. Las formas sin el espíritu que las anima, no son más que extensión y yuxtaposición, es decir, cualidades inesenciales. El milagro por el que lo condicionado haya de elevarse a lo incondicionado y el hombre se divinice, queda sin realizar. En este instante, es lo que es en toda la eternidad: fuera de él sólo le adviene un devenir y un perecer. El arte, en cuanto representa la esencia en aquel instante, lo rescata del tiempo; hace que aparezca en su puro ser, en la eternidad de su vivir."

Friedrich Schelling
La relación del arte con la naturaleza



“La creación no es un suceso, sino un acto.”

Fr. W. Schelling



“La filosofía es la fundamentación de todo y se ocupa de todo, extiende su construcción a todas las potencias y objetos del saber, sólo con ella se llega a lo supremo.”

Fr. W. Schelling



"La naturaleza es el espíritu visible, el espíritu es la naturaleza invisible."

Fr. W. Schelling



"La naturaleza se muestra absolutamente característica desde sus primeras obras; encierra en la dura piedra la fuerza del fuego y el fulgor de la luz, el dulce alma del sonido en el rudo metal; hasta en el umbral de la vida, esto es, cuando ya está concibiendo una figura orgánica, vuelve a recaer en la petrificación superada y dominada por la fuerza de la forma. La vida de las plantas consiste en una callada receptividad, pero ¿cuál es el contorno exacto y riguroso bajo el que se encuentra encerrada esa vida paciente que todo lo soporta? Parece como si el reino animal fuese el primer lugar en el que comenzara realmente la lucha entre vida y forma: la naturaleza oculta sus primeras obras bajo duras envolturas y cuando se despoja de ellas el mundo animado vuelve a sumarse al reino de la cristalización a través del impulso artístico. Finalmente, la naturaleza vuelve a surgir más osada y más libre que antes y aparecen caracteres activos y vivos que nunca dejan de ser los mismos a través de toda una serie de generaciones.
Es verdad que el arte no puede comenzar a tanta profundidad como la naturaleza. Aunque la belleza se extienda por todas partes de la misma manera, no cabe duda de que existen distintos grados de manifestación y despliegue de la esencia y por ende de la belleza. Sin embargo, el arte exige una determinada plenitud de belleza y no quiere tocar sonidos o notas sueltas, ni siquiera un acorde aislado, sino que enseguida quiere tocar a plena voz toda la melodía entera de la belleza. Con esa intención suele preferir echar mano directamente de lo más desarrollado y supremo: de la figura humana. Pues ya que no le ha sido concedido abarcar la inconmensurable totalidad y puesto que en el resto de las criaturas sólo aparecen algunos destellos y sólo en el hombre se muestra el pleno ser completo y sin fisuras, por eso mismo, no sólo se le permite, sino que se le exige que vea la entera naturaleza únicamente en el hombre. Pero precisamente por eso, porque aquí la naturaleza lo concentra todo en un único punto, también repite toda su multiplicidad y vuelve a recorrer el mismo camino que ya había recorrido en toda su vasta extensión, sólo que esta segunda vez de modo más reducido. Y de aquí es de donde nace la exigencia que se le hace al artista: conformarse con ser fiel y verdadero en lo limitado y mostrarse en toda la perfección y belleza en lo completo y perfecto. Y aquí es donde toca entrar en pugna con ese espíritu creador de la naturaleza que también en el mundo de los hombres imprime sello y carácter con insondable multiplicidad, sólo que la lucha no debe ser lánguida y blandengue, sino fuerte y valerosa. El permanente ejercicio de reconocimiento de aquello que permite que lo propio y característico de las cosas sea algo positivo servirá para preservar al artista de la vaciedad, la debilidad y una interna nulidad mientras no se atreva a querer alcanzar la suprema belleza externa en obras de suprema sencillez, pero infinito contenido, por medio de una unión cada vez mayor y una finita amalgama de múltiples formas.
Sólo se puede aniquilar la forma por medio de la perfecta consumación de la forma y ésta es precisamente, en lo característico, la meta última del arte. Pero del mismo modo que esa aparente coincidencia a la que las almas sin contenido llegan más fácilmente que las otras es sin embargo por dentro algo nulo, algo parecido le pasa en el arte a esa armonía externa rápidamente alcanzada, pero sin plenitud de contenido, y la teoría y las clases deben tratar de actuar contra esa imitación sin espíritu de formas bellas, particularmente contra la tendencia a un arte sin carácter completamente debilitado que, sin duda, se bautiza a sí mismo con los nombres más sonoros, pero con eso sólo logra esconder su incapacidad para satisfacer las condiciones básicas."

Friedrich Schelling
El discurso de la Academi


“La perfección de la obra de arte en cuanto tal aumenta en proporción a la identidad que consigue expresar o a la compenetración de intención y necesidad que hay en ella.”

Fr. W. Schelling



“Lo sublime de la naturaleza, así como lo sublime de la tragedia y del arte en general, purifica el alma librándola del simple sufrimiento.”

Fr. W. Schelling




“Necesidad y libertad se comportan como lo inconsciente y lo consciente. Por esa razón, el arte se basa en la identidad de la actividad consciente y la inconsciente.”

Fr. W. Schelling



“Sé, en el más elevado sentido de la palabra; deja de ser un simple fenómeno; aspira al ser, por ti mismo. Esta es la suprema exigencia de toda filosofía práctica.”

Fr. W. Schelling



"Sin embargo, el alma no sólo debe intuir esta sucesión, sino que debe intuirse a sí misma en esta sucesión y (puesto que ella intuye sólo actividad) debe intuirse a sí misma como activa en esta sucesión. Pero ella es activa en dicha sucesión únicamente en tanto que produce y mantiene la sucesión de representaciones por este producir infinito. Por tanto, ella se debe intuir a sí misma en su producir, en su transitar espontáneo de la causa al efecto. Ahora bien, ella no se intuye en general sin presentarse en un objeto. Por consiguiente, se intuye a sí misma como un objeto en el que es la fuerza productiva.
En tanto que produce sus propias representaciones, es recíprocamente causa y efecto de sí misma. Se intuirá, por consiguiente, como un objeto que es al mismo tiempo causa y efecto de sí o, lo que es lo mismo, como una naturaleza que se autoorganiza.
No es éste el lugar para desarrollar convenientemente el concepto de organización, pero hay que reparar en lo siguiente: si el espíritu humano es una naturaleza que se autoorganiza, nada puede venirle desde fuera mecánicamente; lo que hay en él tiene que conformarse desde el interior, desde un principio propio. De ahí que todo en él tienda hacia el sistema, hacia la absoluta idoneidad."

Friedrich Schelling
Experiencia e historia



"Sólo la filosofía puede hacer que vuelvan a abrirse a la reflexión las filentes originarias del arte cegadas en su mayoría para la producción. Sólo por la filosofía podemos tener la esperanza de alcanzar una verdadera ciencia del arte, no porque la filosofía pudiera proporcionar el sentido, que sólo puede dar un dios, no porque pudiera atribuir juicio a quien la naturaleza se lo ha negado, sino porque ella expresa en ideas, de un modo invariable, lo que el verdadero sentido artístico intuye en lo concreto y por lo que se de- termina el auténtico juicio." 

Fr. W. Schelling


“¿Tiene el mal algún final? Y ¿Cómo? ¿Tiene acaso la creación alguna meta? Y, si esto es así, ¿Por qué no se alcanza inmediatamente, por qué no se da la perfección ya desde un principio? Para esto no hay más respuesta que la dada: porque dios es una vida y no sólo un ser. Y toda vida tiene un destino y está sometida al sufrimiento y al devenir.”

Fr. W. Schelling


“Todas las reglas que para el estudio se formulan, yo las sintetizaría en una sola: aprende sólo a crear. Únicamente mediante este poder divino de producir, el hombre es completo; sin aquél, el hombre no es más que una máquina bastante bien organizada.”

Fr. W. Schelling


“(...) Y sin embargo, el concepto real y vivo es el de que la libertad es una capacidad para el bien y para el mal.”

Fr. W. Schelling