"El feminismo de Simone de Beauvoir, que yo reivindico, no es victimista. Desde un punto de vista filosófico, ese feminismo ha sido el motor de mi reflexión. Yo quisiera que las mujeres, sobre todo las jóvenes, comprendieran que esa victimización puede volverse contra ellas. Contrariamente a lo que se cree, esa actitud introduce una imagen desastrosa de la mujer. En los años 80 pudimos sacar a la luz una ignominia invisible que padecían las mujeres: la violación. Pero después, curiosamente, se produjo una desviación que consistió en querer extender la noción de agresión sexual a comportamientos y actitudes masculinas, que corresponden a otro orden. En 1992, las feministas europeas pidieron a los parlamentos extender la noción de acoso sexual, lo que fue hecho en 2002. Desde entonces, todo puede ser catalogado de acoso: una mirada, un gesto, una palabra... Esto introduce dos imágenes catastróficas en la relación hombre-mujer: por un lado, la de una mujer impotente, incapaz de resistir a los hombres, que recurre a los tribunales, como antes recurría a papá y a mamá. Por el otro, la imagen de un hombre agresivo, dominante y explotador. Es verdad que hay hombres que son execrables, que hay más violencia masculina que femenina, y mujeres que son víctimas de esos hombres. Pero esas mujeres no son el único símbolo de la condición femenina. Y esos hombres violentos y explotadores no son típicos del género masculino."

Élisabeth Badinter



"El termómetro objetivo de la desigualdad entre sexos sigue siendo la diferencia de salarios. Ese es el criterio con que yo mido los fracasos y los avances del feminismo. ¿Por qué? Porque la igualdad de sexos hoy se juega en la esfera privada, en la familia, en la intimidad. Mientras las mujeres sigan asumiendo el 80% de los trabajos domésticos, correrán con una enorme desventaja. No es por casualidad que el 80% del trabajo de tiempo parcial sea desempeñado por mujeres. Nunca avanzaremos mientras las organizaciones feministas sigan manteniendo ese doble discurso que consiste en afirmar que hay una diferencia esencial entre hombre y mujer (la maternidad) y, al mismo tiempo, en considerar insoportable el trabajo femenino de tiempo completo. O mujeres y hombres pueden compartir todo, incluida la "parentalidad" y las tareas domésticas, o jamás habrá igualdad entre los sexos."

Élisabeth Badinter




"La femineidad depende sólo de la cultura."

Élisabeth Badinter


"La maternidad es una nueva forma de esclavitud."

Élisabeth Badinter


"La violencia no es una exclusividad masculina."

Élisabeth Badinter



“Ser hombre ha significado siempre no ser femenino, no ser homosexual, no ser dócil, dependiente o sumiso, no ser afeminado, no mantener relaciones sexuales o demasiado íntimas con otros hombres, y sobre todo, no ser impotente con las mujeres.”

Élisabeth Badinter




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