La capilla en ruinas

En la costa, un charco de tierra
Rodea una capilla arruinada,
Custodiada por altas hierbas;
Donde los días y las noches pasan
Sin oír ningún sonido humano.

Lamida por mares solitarios,
Sacudida por centinelas arbóreos,
Besada por la brisa salada;
Los días y las noches pasan
En la infinita melodía del silencio.

Y cuando los vientos atrapan
Un silencio más muerto que cualquier sueño,
Los crepúsculos se arrastran,
Y los días y las noches pasan
Hacia la nada más profunda.

Las ruinas vacías se funden
En el completo dominio de la Naturaleza,
Unidas con la semilla y el grano,
Así como los días y las noches pasan
Soñando con las lluvias del verano.

Lágrimas sepulcrales fueron sembradas aquí;
Ahora las tumbas también están muertas;
Inmóviles bajo incontables ramas desiertas,
Como los días y las noches pasan
Bajo el curso soñoliento de las estrellas.

 William Allingham



Por altas montañas,
por fluyentes arroyos,
nos da miedo cazar,
a causa de los hombrecillos
son chiquitines, son buenos,
andan en tropel,
con verde jubón y gorra roja,
rematada por pluma de búho. 

Hay muchos que habitan
en playas pedregosas,
viven de tortas crujientes
hechas con espuma amarilla;
habitan otros entre las cañas
del oscuro lago alpino,
con ranas que vigilan toda la noche,
cual si fuesen sus perros guardianes.

 William Allingham












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