"Vasari relata una anécdota que es tan divertida como improbable, una leyenda como la de Arquímedes y su bañera o la de Newton y el manzano. En esta parábola, Filippo sugiere a los mandatarios que cualquiera que consiga que un huevo se sostenga derecho sobre una superficie plana de mármol gane el concurso. Cuando todos los demás participantes fracasan en el intento, Filippo se limita a romper ligeramente la base del huevo y luego lo coloca de pie. Cuando sus rivales protestan diciendo que eso también podían haberlo hecho ellos, Filippo les replica que igualmente sabrían como abovedar la cúpula si conocieran sus planos. Y así fue como el trabajo, afirma Vasari, se encargó sin más demora a Filippo. Parece muy poco probable que los serios magnates de la lana de la Ópera del Duomo se sintieran tentados a encargar un trabajo basándose en un juego de salón de esa clase. No obstante, por inverosímil que suene la historia, vale la pena observar que el humilde huevo ha fascinado durante mucho tiempo a científicos e ingenieros. Tanto Alejandro de Afrodisias como Plinio el Viejo se maravillaron ante la fuerza longitudinal de esa estructura aparentemente frágil que como afirma el segundo, “ninguna fuerza humana puede romper”."

Ross King
La cúpula de Brunelleschi
Tomado del libro de Jesús Callejo, Misterios de la Edad Media, página 173

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