A los poemas

"Mis poemas: novatos, herederos, 
Los demandantes y ejecutores,
Los silenciosos, los fuertes,
Los humildes y los orgullosos.

Tan pronto como la pala del tiempo
Me arrojó sobre la rueda del alfarero,
Yo sin kith o kin-
Crecí bajo la mano, un milagro.

Algo extendió mi cuello largo
Y hueco alrededor de mi alma
Y marcado en mi espalda 
Leyendas de flores y hojas.

He alimentado el abedul en el fuego
Como ordenó Daniel
Y bendecido mi temperamento rojo
Hasta que hablé como un profeta.

Yo había sido la tierra-
Árido, ocre, desamparado desde el nacimiento-
Pero cayó en mi pecho por casualidad
De picos de pájaros, de ojos de hierba."

Arseni  Tarkovsky
Traducido del ruso por Philip Meters & Dimitri Psurtsev




Los primeros encuentros


"Cada instante de nuestros encuentros
celebramos, como una presencia Divina,
solos en todo el mundo. Entrabas
más audaz y liviana que el ala de un ave;
por la escalera, como un delirio,
saltabas de a dos los escalones, y corrías
a través de las húmedas lilas, llevándome lejos,
a tus dominios, al otro lado del espejo.

Cuando llegó la noche, recibí la gracia,
las puertas del altar se abrieron,
y brilló en la oscuridad, en el espacio
la desnudez, y se inclinó lentamente,
y despertando, pronuncié: "'¡Benditas seas!",
y enseguida percibí la insolencia
de esta bendición. Dormías,
y para pintar tus párpados de aquel azul eterno
las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa.
Tus párpados azules ahora estaban
serenos, y tibias tus manos.

En el cristal se percibía el pulso de los ríos,
el humo de los cerros, el resplandor del mar,
y una esfera en la palma de la mano sostenías,
de cristal, y dormías en el trono,
y ¡oh Dios Santo! eras mía solamente.

Al despertarte, había transformado
el común lenguaje cotidiano
y con renovada fuerza se colmó la garganta
de vocablos sonoros, y la palabra "tú", tan liviana,
quería decir "rey" ahora, revelando su nuevo significado.
De pronto, en el mundo todo ha cambiado,
hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana,
cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos,
el agua, dura y laminada.

Fuimos llevados hacia el más allá,
y se abrían ante nosotros, como por encanto,
las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,
la menta se extendía bajo nuestro pies,
las aves seguían nuestro camino,
los peces remontaban nuevos ríos,
y el cielo se abrió ante nuestros ojos...
Mientras seguía nuestra huellas el destino,
como el loco, armado de una navaja."

Arseni Aleksándrovich Tarkovsky o Tarkovski




"ME AVERGÜENZA DARLES la mano a los aduladores
Al mentiroso a los ladrones al delincuente
Y sonreír a sus malvadas concubinas
Al despedirme me avergüenza su sonrisa
Mirar en sus ojos anémicos
Oír cómo resuena el cobre
Cómo se agranda en la ventana
Una marcha lejana de guerra
Bayonetas que siguen a otras bayonetas

Partiremos de aquí para siempre
Ahí están los trenes y el silencio
Los puentes la hierba las torres
El azul cotidiano de los ojos
El río
El rugido de las montañas su eco
Y la bala tirada a quemarropa."

Arseni Tarkovsky


No creo en presentimientos, ni temo

A los agüeros. Acepto el veneno,
La calumnia. No existe la muerte,
La vida es eterna. No hay que temer
A la muerte ni a los diecisiete,
Ni a los setenta. Sólo hay vida y luz,
Ni oscuridad, ni muerte hay en este mundo.
Todos estamos a la orilla del mar
Y soy de los que eligen la red
Cuando la eternidad pasa de largo.

Arseni Tarkovsky




ODA

Me queda poco aire y poco pan
Si pudiera quitarme de los hombros
Esta camisa helada
Rellenar mi garganta de cielo luminoso
Alargarme entre dos océanos
Acostarme a tus pies en una carretera
Como la estrella de un grano de arena
En la arena estrellada
Y sobre ti dos alas
Se elevaran de flor en flor

Podrías asomar primero
Y entreabrirme tu grandeza
Gigante podrías desplegar
Tu gran libro sobre el verano
Y escribirme en la lengua
Tu nombre
Entonces prendería fuego bajo tus pasos
Y para siempre me perdería en la arena


Y SIN EMBARGO no pido nada
En la tierra también me alimentaron
Ponle sopa agria
Y vacía los restos en el cubo
Todo tiene su plazo y su final
Y sin embargo fui amado

Una dijo hasta siempre ante el altar
Otra descansa bien en su ataúd
Y la tercera en otros corazones
Añade el eco
Risas gotas de lágrimas
Yo soy deudor
No pido nada

Arseni Tarkovsky
Traducción Manuel Ángel Gómez Angulo




Segundo Poema


"Te esperé ayer desde el alba,
se dieron cuenta de que ya no vendrás.
¿Te acuerdas qué tiempo tuvimos?
Fue una fiesta. Yo salí sin abrigo.
Llegaste hoy, y nos han preparado
un día singularmente sombrío,
la lluvia y una particular hora tardía.
Y corren las gotas por las ramas heladas
que ni las palabras podrían frenar,
ni secar siquiera un pañuelo."

Arseni Tarkovsky



Soñé esto alguna vez, lo sueño ahora

Sé que lo volveré a soñar de nuevo,
Todo se repetirá, todo reencarnará,
Y usted soñará todo lo que yo soñé.
Allá, lejos de nosotros, lejos del mundo,
La ola una y otra vez golpea la orilla
Y en ella hay estrellas, personas, pájaros,
Realidad, sueño y muerte… en la ola eterna.
No necesito fechas: fui, soy y seré,
La vida es el mayor de los milagros.
Solo, como un huérfano, en él yo vivo.
Solo, entre espejos, cercado por reflejos
De mares y ciudades, vivo en la embriaguez.
Y la madre llorando toma al niño en el regazo.

Arseni Tarkovsky



Tercer poema

No creo en los presentimientos, tampoco me asustan las señales,
no huyo ni del veneno, ni de las calumnias.
La muerte no existe en el mundo, todos son inmortales,
todo es inmortal, no hay que temer a la muerte
ni a los diecisiete años, ni a los setenta.

Existe solamente la realidad y la luz.
No hay en este mundo ni oscuridad, ni muerte.
Estamos todos reunidos en la orilla del mar,
y soy de aquellos que recogen las redes,
cuando viene, en cardumen, la inmortalidad.

Sigan viviendo en la casa, y ella no se destruirá.
Convocaré a cualquiera de los siglos,
entraré en él, y construiré allí mi morada.
Por eso están conmigo sus hijos y sus mujeres comparten mi mesa,
pues, la mesa es una sola para el bisabuelo y para el nieto.

Lo venidero acontece ahora, y si yo levanto la mano,
quedarían cinco rayos de luz para todos ustedes.
Mis clavículas apuntalaron, como vigas, los días del pasado,
medí los años con cadenas de agrimensor, horadé el tiempo,
como si fuese los Urales, y elegí el siglo según mi estatura.

Bajamos al sur y levantamos el polvo de las estepas...
El pasto alto se alborotó, bromeó el grillo, tocó las herraduras,
nos auguró el futuro con sus bigotes,
y me amenazó, como un monje, con la perdición segura.

Até mi destino con las correas a la silla de montar,
aún erguido en los estribos, cabalgo como un muchacho en los tiempos venideros;
me satisface mi inmortalidad, para que mi sangre corra de siglo en siglo..
Por un rincón seguro de dulce tibieza pagaría obstinado con mi vida,
si ella no fuera una aguja voladora, que me tira, como a un hilo, por todo el mundo."

Arseni Tarkovsky





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