Amada, cada vez que yo pienso en nosotros...

Amada, cada vez que yo pienso en nosotros,
un océano de hielo aparece ante mí:
sobre la blanca bóveda no hay ya ninguna estrella,
la luna es una mancha amarilla a lo lejos.
Sobre miles de témpanos que las olas se llevan,
un pájaro planea, las alas fatigadas,
mientras su compañera ha seguido adelante,
unida a la bandada que se pierde al poniente.
Hacia donde ella vuela mira desesperado.
Ya no siente ni pena ni alegría. ..Se muere,
soñando en un instante todo el tiempo pasado.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 
Más lejos uno de otro cada vez nos sentimos,
cada vez me hundo más en la sombra y el hielo,
mientras desapareces en la eterna mañana."

Mihai Eminescu
Versión de Rafael Alberti y María Teresa León
Ed. Seix Barral S.A. 1973



“Cada cosa lleva en sí misma su propia medida.”

Mihai Eminescu


“Cada ser humano es una pregunta puesta nuevamente al espíritu del Universo.”

Mihai Eminescu


“Cualquier pensamiento generoso, cualquier gran descubrimiento tienen su fuente en el corazón y apelan al corazón.”

Mihai Eminescu



“El Estado llegó a ser, por culpa de una sociedad explotadora, el objeto de una expoliación continua, y esos hombres no suben las escaleras de la jerarquía social a través de su trabajo y sus méritos, sino a través del abuso culpable del poder político, ganado después de robar sumas importantes del dinero público.”

Mihai Eminescu



“El mal esencial que amenaza la vitalidad de nuestro pueblo es la demagogia.”

Mihai Eminescu



“En el hombre hay una fila infinita de hombres.”

Mihai Eminescu



“Hombres que cometieron crímenes graves siguen siendo importantes en la sociedad, caminan por la calle, ocupan cargos importantes, en vez de pasar su vida en la cárcel.”

Mihai Eminescu



“La escuela será escuela cuando el hombre será hombre y el Estado, Estado.”

Mihai Eminescu



“La naturaleza del pueblo, sus instintos y sus inclinaciones heredadas, su genio, que, a menudo, inconscientemente, sigue una idea mientras está involucrado en el curso duro de la historia, estas cosas deben ser determinantes en la vida del Estado, no las monerías con las leyes y las costumbres extranjeras.”

Mihai Eminescu


La oración de un Dacio

"Cuando aún no existían ni muertos ni inmortales
ni manantial había ni almendra de la luz,
ni nacido mañana, ni hoy ni luego ni siempre,
porque todas las cosas eran tan sólo una;
cuando la tierra, el cielo, el aire y este mundo
estaban en el número de lo que no existía,
entonces Tú eras solo, por eso me pregunto:
¿A qué Dios entregamos, humilde, el corazón?

Él sólo ya existía primero que otros dioses
y del profundo océano dio las fuerzas al rayo,
a los dioses el alma, a los hombres la dicha,
y es para los humanos manantial de salud.
¡Levantad vuestro coro! ¡Glorificadle en cantos
al que es fin de la muerte, resurrección y vida!

Para que la luz viera, Él me ha dado los ojos
y me ha llenado el alma de la suma piedad.
Puedo escuchar su paso entre el clamor del viento
y en una voz que canta reconocer su voz.
Mas siempre le mendigo algo de añadidura:
¡Que me permita entrar en el reposo eterno!

Que maldiga a quien piense tener piedad de mí,
que bendiga clemente a quien me está oprimiendo,
que escuche complacido a quien de mí se burle
y dé fuerzas al brazo que querría matarme,
permitiendo que triunfe sobre todos los otros
el malvado que quite hasta el pan de mi boca.

Rechazado por todos atravieso los años,
hasta que ya sin lágrimas vea secos mis ojos.
Cuando todos los hombres se yergan enemigos,
cuando yo no consiga casi reconocerme,

cuando los sufrimientos mi bondad petrifiquen
y llegue a maldecir la madre que he adorado,
cuando la ira cruel me parezca el amor...
el dolor olvidando, ya me podré morir.

Y si extranjero muero fuera de ley, entonces
este indigno cadáver tirad lo en la calleja,
y yo te ruego, Padre, desde el premio más alto
a quien mande a los perros rasgar mi corazón.
Y si alguien me apedrea golpeándome el rostro,
¡dale la vida eterna, Señor, tenle piedad!

Sólo de esta manera, Padre, te daré gracias
por la dicha que tuve de vivir en el mundo.
Para pedirte bienes no doblé la rodilla,
para la maldición quisiera conmoverte
y sentir que a tu soplo mi aliento se evapora
y en la extinción eterna me diluyo sin rastro."

Mihai Eminescu
Versión de Rafael Alberti y María Teresa León
 Ed. Seix Barral S.A. 1973




“La verdad es dueña sobre nosotros, no somos nosotros dueños sobre la verdad.”

Mihai Eminescu



“Las buenas costumbres, aún sin leyes externas, hacen posible cualquier cosa. Las leyes externas sin buenas costumbres, prácticamente nada.”

Mihai Eminescu



“Las pasiones empequeñecen, la pasión agranda.”

Mihai Eminescu




“Los errores en la política son crímenes; porque por culpa de ellos sufren millones de hombres sin culpa, por culpa de ellos se obstaculiza el desarrollo del país entero y, para décadas que vienen, su futuro.”

Mihai Eminescu



“Los hombres se dividen en dos categorías : unos buscan toda su vida y no encuentran, otros encuentran y no son contentos.”

Mihai Eminescu


Melancolía

"Es como si una puerta se abriera entre las nubes,
para que pase muerta la reina de la noche.
¡Oh, duerme, duerme en paz entre miles de antorchas,
bajo tu tumba azul y el sudario de plata,
en tu gran mausoleo, bóveda de los cielos,
tú, dulce y adorada soberana nocturna!
El mundo en su extensión yace bajo la escarcha,
que reviste de un velo de luz pueblos y campos;
el aire centellea y albos como la cal
brillan los edificios, las ruinas solitarias.
El cementerio, mudo, de cruces rotas, vela;
sobre una cruz, parada, hay, gris, una lechuza,
el campanario cruje, los pilares resuenan,
y el demonio, diáfano, atravesando el aire,
roza muy tenuemente el bronce con sus alas,
arrancando un gemido, una ola de dolor.
                                                               La iglesia desplomada
se mantiene piadosa y triste y muda y vieja,
y a través de sus vidrios rotos el viento silba;
se dijera un ensalmo del que se oyen palabras.
Dentro, sobre los muros antes llenos de iconos,
apenas los contornos de su sombra han quedado,
y como sacerdote, un grillo va tejiendo
su idea oscura mientras una polilla dobla.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  
Fue la fe quien pintó de iconos las iglesias,
ella quien a mi alma llenó de cuentos mágicos,
pero la tempestad y el vaivén de la vida
apenas me dejaron huellas tristes y sombras.
En vano busco hoy mi mundo en mi cerebro
porque herrumbroso y viejo sólo en él canta un grillo;
bate mi corazón debajo de mi mano
igual que una carcoma mordiendo un ataúd.
Cuando pienso en mi vida, la veo que resbala
lentamente contada por labios extranjeros,
como si no fue mía, como si no he existido.
¿Quién es este que cuenta de memoria mi vida
tan bien que hasta lo escucho y río del dolor
como si fuese ajeno?... Hace tiempo estoy muerto."

Mihai Eminescu
Versión de Rafael Alberti y María Teresa León
 Ed. Seix Barral S.A. 1973


Mortua est! 

"Antorcha que vela por húmedas tumbas,
un sonido de campana en la hora sagrada,
un sueño que moja sus alas en la amargura,
así has cruzado del mundo sus fronteras

Has cruzado cuando el cielo es campo sereno,
con ríos de leche, con flores de luz,
cuando las nubes negras parecen sombríos palacios
que la luna, la reina, por turnos visita.

Te veo como una sombra de plata que brilla,
que se encamina con sus alas alzadas al cielo,
subiendo, pálida alma, los peldaños de las nubes,
entre lluvia de rayos, entre nieve de estrellas.

Un rayo te alza, un canto te lleva
con los blancos brazos en cruz sobre el pecho;
cuando se oye hilar en la rueca de los hechizos,
hay plata en las aguas y en el aire oro.

Veo cómo pasa tu alma cándida por el espacio;
miro luego la arcilla que queda... blanca y fría,
con su largo vestido tendida en el ataúd,
miro tu sonrisa que aún permanece viva -

y pregunto a mi alma herida por las dudas,
¿por qué te has muerto, ángel de pálido rostro?
¿acaso no eras tú joven, no eras tú hermosa?
¿acaso te has ido a extinguir una estrella radiante?

Pero quizás allá arriba haya castillos
con arcos de oro hechos de estrellas,
con ríos de fuego y con puentes de plata,
con orillas de mirra, con flores que cantan;

pasa por todos ellos, ¡oh, tú santa reina!,
con largos cabellos de rayos, con ojos de luz,
con vestido azul salpicado de oro;
en tu pálida frente, una corona de laurel.

¡Oh, la muerte es un caos, un mar de estrellas,
mientras la vida, una charca de sueños rebeldes!
¡Oh, la muerte es un siglo de soles florecido,
mientras la vida, un cuento vacío y hueco!

Pero quizás... ¡oh! mi cabeza vacío con tormentas,
mis malos pensamientos ahogan los buenos...
Cuando el sol se apaga y caen las estrellas,
entonces se me ocurre creer que todo es nada.

Es posible que la bóveda de lo alto se rompa,
que se caiga la nada con su larga noche,
que vea al negro cielo cribar sus mundos
como presas efímeras de la muerte eterna...

entonces, si fuera así... entonces en la eternidad
tu aliento cálido no gozará de la resurrección,
entonces tu dulce voz se queda muda para siempre…
entonces este ángel no ha sido más que arcilla.

Y sin embargo, arcilla hermosa y muerta,
sobre tu ataúd recuesto yo mi arpa rota.
Y no lloro tu muerte, sino que más bien me alegra
que un rayo se haya escapado del caos terrenal.

Y además... quién sabe si es mejor
ser o no ser... pero sí sabe cualquiera
que lo que no existe, no padece dolor,
y que son muchos los dolores, los placeres pocos.

¿Ser? Locura a la vez triste y vana;
el oído te miente, el ojo te engaña;
lo que un siglo nos dice, los otros lo desmienten.
Antes que un sueño vano, más vale la nada.

Veo sueños ya cumplidos persiguiendo sueños,
hasta caer en tumbas que esperan abiertas,
y no sé en cómo apagar mis pensamientos:
¿Y si río como los locos? ¿y si los maldigo o los lloro?

¿Y para qué?... ¿Acaso no es el todo locura?
¿Por qué tu muerte, mi ángel, tuvo que ser?
¿Acaso hay sentido en el mundo? Y tú, rostro sonriente,

¿sólo has vivido para así poder morir?
Si existe algún sentido, es retorcido y ateo,
pues en tu pálida frente no está escrito Dios."

Mihai Eminescu
Traducción - Dana Giurca / José Manuel Lucía Megías


“Nuestro propósito siempre fue conservar el elemento nacional.”

Mihai Eminescu



“O será éste país verdaderamente rumano, o ni siquiera merece ser.”

Mihai Eminescu




“Para el que puede entender, un mosquito suena como una trompeta, mientras que para el que no puede entender, en vano son los tambores y los clarines; de todas maneras, la luz se enciende para los videntes, no para los ciegos.”

Mihai Eminescu

No hay comentarios: