"Tan grande era la mortalidad, que durante largo tiempo quinientos difuntos eran llevados en carretas, con gran devoción, al cementerio de los Santos Inocentes para ser enterrados. Un gran número de santas hermanas, sin temor atendieron con dulzura y humildad a los enfermos y sin pensar en el horror, hoy descansan en paz con Cristo, como nosotros piadosamente lo creemos."

Jean de Venette
Tomada del libro de Lorenzo Fernández Bueno, Me llama poderosamente la atención, página 289


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