Ausencia

Tu ausencia llena todo
el espacio que tú y yo compartíamos.
Se hace dueña del aire, se introduce
en el último hueco de la casa,
impregna cada prenda.
                                                De repente
fija sus hondos ojos sobre mí,
y tras verter en mi interior el peso
de tanta soledad irremediable,
acabo siendo todo yo tan sólo
ausencia. Sólo ausencia.

Lorenzo Oliván



Bancos de arena

¿De dónde hemos salido tantos muertos
con este falso aspecto de turistas?
Un reluciente sol,
con un brillo de plástico,
incongruente en medio del invierno implacable,
se ha sumado a la farsa
y prodiga una luz que no calienta.

Todos nos contemplamos
con asombro. ¿Qué diablos ha podido
hacer que los variados cursos de nuestras vidas
confluyan hoy aquí, en un remoto,
perdido, frío y gris embarcadero?

Mientras llega la hora
de partir, ocultamos la creciente
extrañeza, exhibiendo
cierto interés -que es falso-
por las tiendas fantasmas de la orilla
llenas de baratijas: regalos para muertos,
que confirman que todo es espectral
en tan yerto escenario.

Por fin, un hombre, casi sin rostro, extiende
la pasarela y, mecánicamente, vamos subiendo al barco,
que ha de llevarnos río
abajo, hasta su desembocadura.

Una voz oficiante explica en alto
las maravillas -que nadie contempla-
de tan desoladora travesía
entre Iodos y barros.
Corriente arriba, sí, alguien exclama,
mirad, allá a lo lejos, pasa un pájaro.

El motor agoniza
lo mismo que las aguas. Las riberas
muestran sólo hierbajos, pajas, juncos.

A la vuelta del último meandro,
de pronto, el mar,
de frente.
Y esa voz, que nos habla del peligro
de que queden varadas nuestras vidas
en sus bancos de arena. 

Lorenzo Oliván



"... Cerrarte en un paréntesis de brazos
donde no cabe el mundo..."

Lorenzo Oliván




"Entraste en el recinto de lo cuadrado. La paleta metálica, repleta de cemento, golpea en lo cuadrado, precisa de un sonido seco, cortante, duro para alzar lo cuadrado.

Junto al mar sin esquemas, que practicaba, al fondo, la destrucción hasta el delirio de cualquier forma de geometría, entraste en el recinto de lo cuadrado. Para llegar habías bordeado acantilados como quien coquetea con la muerte. A peso la plomada, a peso el vértigo, a peso tú con ambos.

Sobre el recuerdo en piedra del ahogado no encontrado jamás, después descubrirías el amor. Vestido azul marino impracticable, conduciéndose exacto por las curvas de un cuerpo, besos sabor salitre, y cerca, entre las grietas de las rocas, un lobo blanco aullando, reclamando otra presa.

Pero eso fue después. Primero entraste un día en el recinto por excelencia de lo cuadrado. Si existe un lugar quieto será aquél. Visión cuadriculada. Alrededor cuadrado. Lapidación de la contemplación.

Tú, en cambio, allí, eras la rapidez, guiada, espoleada, por dos ojos muy grandes, que traspasaban de electricidad aquel reino absoluto de lo cuadrado, buscando el hueco, la demolición, la fisura, la ruina en lo cuadrado.

Aquella puerta negra se te resistía. Algo se abría en ella y todo lo que se abre en una puerta se ha de abrir para ver. Con las manos en círculo, rodeando los círculos de tus dos ojos grandes y redondos, te enfrentaste, de niño, a la razón suprema de todo lo cuadrado. Y allí viviste la alucinación. Experiencia de luz que necesita de la oscuridad.

Las apariencias pueden engañarnos. Pero el posible engaño de una visión fugaz será más cierto siempre que la verdad más cierta."

Lorenzo Oliván
De Nocturno casi 




"No tiembla la luz de las estrellas. Tiembla nuestra mirada, sabedora del enorme esfuerzo que esa luz ha realizado por hacerse ver."

Lorenzo Oliván



Piedra

"La piedra, quieta,
callada, ocupa siempre
con violencia un espacio.

Con la fija obsesión
de no dejarlo."

Lorenzo Oliván
Puntos de fuga

  

Presa fácil

"Tu sueño forma un quieto remolino
que absorbe lo que cae en su constante
girar sobre sí mismo y lo conduce al centro
de su propia espiral vertiginosa.
Sobre la superficie de tu cuerpo
dormido, hay un abismo a flor de piel.
Eres materia, forma resaltada,
pero, a la vez, lejos de ti te ahondas.
Así te quiero, intensa cifra oscura
de ese misterio que te sobrepasa,
imagen fiel de la contradicción,
aire y plomada, horizonte y roca.
Detrás, detrás del indefenso aspecto
de tu belleza hay el mayor peligro
al que unos ojos pueden asomarse:
pareces presa fácil, cazadora.
Ya he caído en tu trampa, sobre el borde
del mirador que eres, sólo veo
tu vértigo, los círculos que trazas
en tomo a mí, tus envolventes órbitas."

Lorenzo Oliván



Raíz y huida

"Yo que niego un origen soy mi origen. 


Gracias a que crecí

sin tierra en que apoyarme,

pude, leve, afirmarme en aire y viento.


Escapando de mí,

fui más yo mismo.


Así que si alguien piensa

algún día en la imagen de mi cara

que mire al ciervo y su tensión difícil,

que atrapa en su perfil raíz y huida."

Lorenzo Oliván




Saber morir

"El sol se va
olvidando, olvidando
de sí mismo y, de pronto,
anochece.
                      Qué bien saben morir
algunas cosas que ya estaban muertas."

Lorenzo Oliván












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