"Alexander Bonus, situado detrás de su puerta, escuchó afuera el cauteloso chapoteo de numerosos pies descalzos. Finalmente se dirigió a la ventana, para seguir con la vista la pequeña tropa formada por los padres y los pequeños que, arrastrando consigo un par de atiborrados cochecitos de mano, desapareció en la oscuridad. El señor Bonus se dio vuelta y reclinó su flácido rostro de adolescente en una vitrina que tenía la altura de un hombre y guardaba las plumas de águila marina, y frotó luego contra la madera, a manera de caricia, sus carnosas mejillas, de las que ahora se había ausentado todo vestigio de color; abrió entonces la puerta de vidrio para sacar una gran pluma caudal que, endurecida, se rompió entre sus pequeñas manos blancas."

Martin Walser
El retorno de un coleccionista



"Así pues, si existe esa frustración muy en lo íntimo, que siempre me hizo pensar que algún día comenzaría la vida, antes de que llegara la vejez… Pues, únicamente vino la vejez y no la vida."

Martin Walser
Tomada del libro La vida no termina nunca de Willigis Jäger, página 52



“Cuando él la vio, ella ya lo había visto. Cuando sus ojos la alcanzaron, ella ya lo estaba mirando. Sucedió en la fuente de Kreuzbrunnen a las cinco de la tarde del 11 de junio de 1823.”

Martin Walser
Muerte de un crítico

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