"Entonces este campesino vino a hacerle petición (al Alto Administrador, Rensi) por octava vez, y dijo: «¡Oh, alto administrador, mi señor! Los hombres sufren una gran caída por la codicia. El hombre rapaz no tiene éxito, pero tiene éxito en el fracaso. Tú eres rapaz, y no es propio de ti; tú robas, y no te beneficia; tú que no deberías (?) sufrir a un hombre por atender a su propia causa justa. Es porque tu sustento está en tu casa; tu barriga está repleta; la medida del grano se desborda y, cuando se sacude (?), su exceso se pierde en el suelo. ¡Oh, tú, que atrapas al ladrón y que desposees a los magistrados, (que) fueron hechos para reparar los problemas; que son un refugio para el indigente; los magistrados, (que) fueron hechos para reparar la mentira. No me causa ningún temor hacerte esta petición. Tú no percibes mi corazón, silencioso, que vuelve siempre a hacerte reproches. Él no teme a aquel a quien hace su reclamación; y su hermano no será conducido a tu presencia desde la calle. Tú tienes tu parcela de tierra en el país, y está en tu mano dar recompensas. Tu pan está en la despensa, y los magistrados te lo dan a ti. Y (sin embargo) tú te apoderas de él. ¿Eres acaso un ladrón? ¿Haces venir a las tropas para que te acompañen en el reparto de parcelas de tierra? Haz justicia en nombre del Señor de la Justicia, la justicia de aquel cuya justicia existe. Tú, pluma de caña; tú, papiro; tú, paleta; tú, Thot: abstente de crear dificultades. Si lo que está bien está bien, entonces está bien. Pero la justicia será para siempre. Penetra en la necrópolis junto con aquel que la hace; él es enterrado y la tierra le envuelve; y su nombre no desaparece de la faz de la tierra, sino que es recordado por su bondad. Tal es la norma en la palabra de dios. ¿Es acaso una balanza? No se ladea. ¿Es acaso una balanza de cruz? No se inclina hacia un lado. Venga yo o venga otro, dirígete (a él); no le respondas como quien se dirige a un hombre silencioso, o como quien ataca a aquel que no puede atacarle. No muestres misericordia; no debilites (?); no aniquiles (?); y no me des recompensa alguna por este considerable discurso que surge de la boca del propio Ra. Habla de justicia y haz justicia; puesto que es poderosa; es grande; perdura mucho tiempo; se descubre su fiabilidad (?), procura una vejez honrada. ¿Se ladea una balanza? (Si lo hace), es por (medio de) sus brazos, que acarrean las cosas. No es posible ninguna desigualdad en la norma. Con un acto malo no se gana la ciudad; el último (?) logrará la tierra. Novena petición Entonces este campesino vino a hacerle petición por novena vez, y dijo: «¡Oh, alto administrador, mi señor! La lengua de los hombres es su balanza…»."

El campesino elocuente
Octava petición
Tomada del libro La serpiente celeste de John Anthony West, página 282



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