"Existe también la dificultad de reconciliar estos desconcertantes fenómenos, supuestamente reales, con la ciencia establecida. A algunos científicos esto les ha trastornado tanto que se han vuelto sumamente hostiles; otros no han sido capaces de observar el espectáculo de Geller para evitar cualquier posibilidad de dejarse convencer. Esta actitud de «esconder la cabeza bajo la arena» ha originado que en el ámbito de lo paranormal haya una serie de personas que se esfuerzan en destruir la ciencia establecida. Son personas a las que no les gustan las teorías actuales de la física, la química o la astronomía debido a que éstas no están de acuerdo con sus profundas creencias en los fenómenos paranormales más extremos, como la comunicación con los espíritus de los muertos o con seres inteligentes del espacio exterior. Estas actitudes no pueden sino producir una escisión que separará a la comunidad científica aún más intensamente de quienes están fuertemente implicados en lo paranormal. Dado que hoy en día todo lo irracional y lo místico resulta muy popular, parece que sólo la ciencia sufrirá en este conflicto. Eso sería un desastre: la creciente cultura de la sinrazón podría muy bien contribuir a llevar a la humanidad a una nueva edad media si no se controla lo bastante pronto. Quienes confían en comprender el mundo tan racionalmente como sea posible no tienen por qué descorazonarse… Una vez se puede dar una explicación causal, la visión racional se salva… Muchos científicos están hoy seriamente interesados en estos fenómenos, y consideran que realizan un trabajo útil. Podemos confiar en que el panorama será mucho más claro antes de que pase mucho tiempo: cuando la niebla se disipe, confío en que seguirá habiendo un mundo racional que observar."

John Taylor
«Science and the Paranormal», The Listener, 6 de diciembre de 1973
Tomada del libro La serpiente celeste de John Anthony West, página 48

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