"Este ejemplo histórico pone de relieve que una tormenta revolucionaria arrastra a unas élites para traer otras, como bien ha dicho Pareto M, que la estabilización de la situación de las nuevas élites plantea un problema que puede exigir un hombre fuerte, «fijador», pero, lo que es más importante para nuestro propósito, subraya el hecho de que una vez estabilizada la situación de la nueva élite, ésta no necesita ya el gobierno personal. Se puede presumir que la élite desaparecida era «disfuncional» y por eso desapareció. Se puede también presumir que la élite que se ha formado gracias a los acontecimientos es fruto de una «selección natural», que está «adaptada» a la época y es capaz de obtener, tras un difícil paso, un crédito popular bastante duradero. Y que, finalmente, reforzada por este crédito popular, puede combatir la monarquía, reducirla o eliminarla. Es la operación que en Inglaterra realizó la aristocracia whig y en Francia la aristocracia surgida de la Revolución y del régimen napoleónico.
Estas observaciones sugieren que hay «bonapartización» en una época de relevo de élites: cuando la élite establecida tiene vigor y crédito impide la concentración del poder público en manos de un solo hombre. Cuando pierde vigor y crédito, ve cómo se constituye frente a ella el poder personal o busca en él un protector a que aferrarse. Las elites ascendentes, por su parte, según las circunstancias, tendrán necesidad del poder personal para remolcarlas, abrirles camino o consagrarlas. Una vez establecida una élite nueva, dinámica y acreditada, podrá hacer retroceder el poder personal."

Bertrand de Jouvenel
El Principado


“La idea de dinero como medio de disfrute del consumidor implica que el individuo, una vez cumplida su jornada laboral y pagada su deuda a la sociedad, se retira a chupar su dinero-caramelo en un proceso gástrico egoísta conducente a ningún sitio.”

Bertrand de Jouvenel 
La ética de la redistribución página 111



“La redistribución igualitaria … es menos, según se imagina, una redistribución de las rentas del más rico al más pobre, que una redistribución del Poder del individuo al Estado.”

Bertrand de Jouvenel 


“Nos hemos desviado completamente de toda idea sobre la ‘vida buena’ y la ‘buena sociedad’. Es absolutamente inadmisible considerar la ‘vida buena’ como ir de compras, o la ‘buena sociedad’ como la mejor cola de compradores.” 

Bertrand de Jouvenel 
La ética de la redistribución página 96



“Parece que el legislador sólo puede representarse a la empresa como una institución con una utilidad y, por tanto, respetable; y al asalariado, por otro lado, como si una vez cumplida su jornada laboral se fuese de compras a las casetas de feria, ejerciendo exclusivamente su derecho al placer de consumir. No nos damos cuenta de que en sí mismo también es un empresario. Se casa, establece un hogar, cría a unos hijos y, hay que asumirlo, lucha por proporcionarse a sí mismo y a su familia el mayor grado de satisfacción. Hay que entender su éxito como útil para la sociedad en la que se insertan él y los suyos como productores. En este sentido es una contribución indirecta al incremento de la riqueza nacional. Pero el problema no ha de ser enfocado únicamente desde este punto. Su éxito es mucho más que una contribución a otro fin, es un fin per se, es el fin de la ‘buena sociedad’ o una parte importante de él”

Bertrand de Jouvenel 
La ética de la redistribución página 111




"Una sociedad de borregos terminará por engendrar un gobierno de lobos."

Bertrand de Jouvenel 






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