"A veces me siento delante de una cuartilla en blanco porque tengo ganas de escribir. Entonces empiezo dibujando una letra, la que sea."

Javier Tomeo Estallo 
El Cultural, 5-10-2012, entrevistado por Carlos Zanón



"Así son las cosas, nos pasamos toda la vida buscando algo y cuando por fin lo tenemos al alcance de la mano, nos asaltan las dudas y no sabemos qué hacer."

Javier Tomeo Estallo 
El hombre bicolor



"Cada día. Por las mañanas [escribo y reescribo], en una habitación que da a un patio interior. A esa hora todo parece posible, cantan las vecinas y los pájaros y eso infunde optimismo."

Javier Tomeo Estallo 
Babelia, 24-11-2012



"Escribir no es sólo un problema de inspiración, sino también de transpiración. Resumiendo: hay que sudar…"

Javier Tomeo Estallo 


"Me despierto poco antes de que amanezca. Es la mejor hora del día. Las cosas se ven de color de rosa y todos tenemos derecho a esperar que nuestros sueños se convertirán por fin en realidad."

Javier Tomeo Estallo 
El hombre bicolor



"Me siento, pues, feliz en mi insignificancia. Sepan, además, que en nuestra pequeñez, nosotros somos criaturas unisexuales que cada año -cuando llega el momento de fecundar a nuestras hembras- tenemos la oportunidad de descubrirnos infinitos."

Javier Tomeo
Cuentos perverso


"Puestos a elegir, nosotros preferiríamos que se convirtiesen en gorilas. Los gorilas son bastante ordenados en cuestiones de sexo y sus hembras necesitan una larga gestación de ocho meses para alumbrar una sola cría.
La verdad es que apenas podía tomarme en serio todo lo que estaba diciéndome. Estableció una pausa, oí como frotaba varias veces una cerilla en el raspador de la caja y supuse que se disponía a encender un nuevo cigarro, pero en aquella ocasión no hice nada por eludir el impacto del humo. Estimulado por el vino, que circulaba deliciosamente por mis venas, abrí los ojos, hinché el pecho y alcé la frente, disponiéndome a recibir heroicamente el blando y asfixiante abrazo de la nicotina. Debió de sospechar entonces que había bebido más de la cuenta, pero no hizo ningún comentario al respecto. Prolongó todavía su silencio durante algunos instantes y por fin le oí carraspear, preparándose para reanudar la plática.
—Nos preocupa el crecimiento vegetativo de los cabileños, eso es todo —me dijo luego, justificando sus últimas palabras—. Durante los últimos dos años la población de esta ciudad (me refiero, claro está, a la ciudad que se extiende a este lado de la empalizada) se mantuvo prácticamente estable. La de los cabileños, por el contrario, aumentó en un catorce por ciento. Nos asusta la facilidad con que se reproducen."

Javier Tomeo
El mayordomo miope



 "Sólo se puede escribir desde la mala leche."

Javier Tomeo Estallo 
Babelia, 24-11-2012



"Vas leyendo y formalmente escribes mejor pero si pierdes la desfachatez de con lo poco que uno había leído y escrito del principio, y se creía que el mundo tenía que escucharte, leerte. Si pierdes eso, lo pierdes todo, ¿no?"

Javier Tomeo Estallo 
El Cultural, 5-10-2012, entrevistado por Carlos Zanón



"Voy tranquilamente por la calle pensando al mismo tiempo en la morena del cartel y en Napoleón y mientras cruzo un paso de peatones se me echa encima un coche que viene por la izquierda a toda leche. Lo veo llegar con el rabillo del ojo, doy un salto hacia atrás, el coche frena en seco y me salvo por los pelos.
El conductor es uno de esos fulanos que llevan siempre la radio a tope y piensan que toda la calle es suya. Asoma la cabeza por la ventanilla y me llama hijo de puta. En un primer momento pienso que sólo tiene una ceja que le sirve para los dos ojos y que casi se los tapa. Dice también que los semáforos están para algo y entonces me pongo chulo y le contesto que me paso todos los semáforos del mundo por el forro de los cojones.
Lo de la ceja no es verdad, pero lo parece. Tiene dos, como todo el mundo, pero se tocan la una con la otra. De todas formas, es un fulano grande como un armario. Baja del coche y hace ademán de agarrarme por el cuello, pero le doy un rodillazo en los huevos y me escapo corriendo. Lo malo es que me doy de morros con el guardia que está al otro lado de la calle viéndolo todo. Eso se llama también mala suerte. Me coge por el brazo y me retiene a su lado.
Le digo que el tío-armario me quería matar, pero no sirven de nada todas mis explicaciones. El guardia es uno de esos tipos que cuando les das una gorra y una porra piensan que son los dueños del mundo, así que en lugar de hacer la vista gorda quiere dejar claro que manda más que nosotros y nos lleva a la comisaría, que está a la vuelta de la esquina. Seguramente esta mañana no tiene cosas más importantes que hacer. El armario dice que tiene un primo trabajando en la jefatura, pero tampoco le sirve de nada. Nos tienen esperando más de una hora y al final nos dan unos cuantos papeles para que los firmemos. Seguramente son multas."

Javier Tomeo
El cantante de boleros



"Vuelve a graznar el cuervo y, un poco más allá, en su olivo de siempre, ulula el mochuelo. Puede que los dos pájaros presientan un nuevo diluvio y estén reclamando una nueva arca de Noé donde refugiarse.
—Lo que no entiendo —dice Ismael— es dónde coloca usted el telescopio, si en su casa no hay ventanas.
A medida que avanza la noche cecea más al hablar. Puede que sea por culpa del relente. De todos modos, con ceceo o sin ceceo, su pregunta tiene sentido común, porque a primera vista parece ridículo que un hombre que vive en una casa que no tiene ventanas se compre un telescopio para ver las estrellas.
—Vivir en una casa sin ventanas —recita Macario— es renunciar a todos los horizontes ilusorios.
Es otra de las frases que se sabe de memoria. Lo que más le interesa en estos momentos, sin embargo, no es justificar por qué vive en una casa sin ventanas — en realidad se trata de un pajar habilitado como vivienda—, sino de demostrar a Ismael lo mucho que sabe también sobre el tema del ceceo. Aplaza pues el tema del telescopio y explica a Ismael que el ceceo no le beneficia en su profesión como agente de seguros, sobre todo cuando tiene que convencer a unos clientes que, en esta parte del país, pronuncian las palabras correctamente.
—No es que quiera meterme donde no me llaman —se justifica, recitando prácticamente al pie de la letra todo lo que leyó hace quince días en una página web—, pero le diré que el ceceo es un rasgo estigmatizado, asociado con el mundo rural.
—¿También aprendió todo eso en Internet?
Macario responde que en Internet hay también páginas que se refieren al hablar embarullado y a la escasa educación oral de la mayoría de los políticos de este país, pero tampoco esta vez precisa a qué país se refiere, si a las regiones autonómicas del norte, a las del sur, o a las comunidades del oeste. Dice que, en su opinión, los políticos de derechas son los que peor pronuncian."

Javier Tomeo
La noche del lobo










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