"Ahora tengo 60 años y siempre digo que a esa edad empezó la segunda carrera de Luis Buñuel, que fue cuando vino a España a hacer Viridiana y entró en una etapa maravillosa."

Carlos Saura Atarés
(El País, 28-11-1992)



"Cada vez hay más gente haciendo películas que nunca veremos."

Carlos Saura Atarés



"Cervantes Saavedra soñó que era un caballero medieval bastante peculiar, y de ese sueño surgió Don Quijote… Bueno, es un ejemplo. Todos escribimos recreando un mundo que apenas conocemos, a veces sólo lo vislumbramos en sueños o despiertos. Pero, claro, no es lo mismo tener la mente alcohólica de Allan Poe, que la mente sistemática y sensible de Thomas Mann, pongo por ejemplo, por mucho que él hable de sus debilidades y de sus achaques. Sólo con una voluntad de hierro es posible escribir las seiscientas páginas de algunas de sus novelas. Y luego está la verborrea: uno se pone a escribir y no puede parar, es la enfermedad más grave del escritor, un impulso irresistible y creativo te impide detenerte en el camino para reflexionar, y sigues y sigues amontonando palabras y frases, poniendo acentos, puntos y comas, buscando la expresión más justa o la palabreja que hay que mirar en el diccionario para comprender su último significado. Muchas veces el problema no es otro que saber detener a tiempo la diarrea, y dentro del caos que llevamos en la cabeza, poner un poco de orden, un mínimo de rigor y decir: ¡Alto, hasta aquí hemos llegado, párate, que ya es suficiente! —Mi padre se rió estrepitosamente—. Perdona, hija, me río porque estoy viendo las caras de mis compañeros de la universidad si les suelto un rollo semejante. Me tienes que disculpar, pero tantas horas en soledad hacen que de vez en cuando, si la compañía es de tu agrado, salten los plomos de las neuronas.
A Elisa le había gustado la perorata de su padre, y deseaba que continuara con sus reflexiones. Le incitó a ello:
—Hay escritores que necesitan muchas páginas para poder expresarse, y otros, en cambio, se concentran y son capaces de darlo todo en un relato corto. Pienso en Kafka y en Thomas Mann, al que tú has nombrado. Él ha escrito algunos relatos breves formidables, como Muerte en Venecia.
—Tienes razón. Muerte en Venecia es un hermoso relato, un relato musical, como declaraba el propio Mann… La película de Visconti, con estar bien, no tiene ni la hondura ni el dramatismo de la novelita, ¿y sabes por qué?, porque está sobreactuada, es sensibilidad más sensibilidad igual a demasiado. "

Carlos Saura
Elisa vida mía



"Creo que lo mejor es explotar aquello que tengas de personal. Tu vida, tus vivencias, lo que seas capaz de imaginar. Aunque el éxito que obtengas sea menor, siempre vale la pena la aventura de hacer algo personal."

Carlos Saura Atarés





"Cuando se tiene una obra tras de sí, uno se siente más libre para decir lo que le plazca, para mostrar la amargura que le producen ciertos comentarios un poco mezquinos."

Carlos Saura Atarés
(El País Semanal)



"En todas las ciudades del mundo actual en que el hombre se encuentra solo, es decir, en nuestras grandes ciudades de varios millones de habitantes, existe una serie de gentes que se enfrentan con su soledad y con sus semejantes de una manera más cruda, más elemental, más patética de lo que ya es normal. La prostitución y el hampa son aspectos casi naturales de la vida de las ciudades y de la vida de sus hombres, y sus raíces apenas hay que buscarlas en la miseria o en el hambre de un grupo humano en un momento dado, sino en el radical desamparo histórico y en los naturales instintos de independencia y de lucha fácil que son comunes a los hombres y a las sociedades. En las grandes ciudades del mundo, la vida del hampa tiene sus leyes, sus víctimas, sus ministros, su organización; al mundo del hampa, por un lado, y al del desequilibrio mental y social de las colectividades modernas, por otro, pertenece como un hijo a su padre ese fenómeno creciente y atroz que se llama delincuencia juvenil. España tiene también su hampa y su delincuencia juvenil. Pero como si fuera una isla en medio de un océano de cuero, el sector humano delincuente que vive en las grandes capitales españolas no tiene nada que ver con la delincuencia americana o europea. Hasta en la delincuencia hay un particular matiz ibérico. Aquí no hay bandas de delincuentes juveniles, con su organización, su maestría, sus ‘altas’ miras; aquí hay grupos de hampones, es decir, de golfos. No muchachos desesperados que se estrellan con sus coches a doscientos kilómetros por hora, sino ladronzuelos de los faros de las motos y de tapacubos de automóviles; no asesinos que matan a sangre fría, sino desgraciados que atracan a un taxista o a una vendedora del cupón pro-ciegos: no ‘golpes’ perfectamente organizados, sino robos de sábanas en una azotea de un chalet, de ‘gatos’ de los camiones en un mercado, de carteras en un club nocturno.
Esos son nuestros delincuentes, es decir, nuestros golfos: niños, muchachos, mozos que no tienen casa ni hogar conocidos, vagabundos dedicados a oficios callejeros en ambientes y paisajes ínfimos y miserables."

Carlos Saura
Los golfos



"Entre los escritos de papá encontré cosas que me sorprendieron. No sabía hasta qué punto había investigado lo que le sucedió a mi madre. Yo creía que ese capítulo de su vida se había cerrado para siempre, pero descubrí lo equivocada que estaba cuando empecé a hurgar en sus papeles. Me llevó tiempo desentrañar la maraña de escritos que él acumuló durante una parte de su vida. Porque durante años mi padre guardó, sin orden ni concierto, sus escritos más íntimos en los cajones de su mesa de trabajo.
Papá escribía con una letra menuda, en cuartillas y a mano: pensamientos, descripciones de lugares, semblanzas de personas que conoció, recuerdos fugaces con algún toque nostálgico del pasado, algún bosquejo de novela… Yo expurgué de aquel ingente material todo lo que encontré del tema que me interesaba: la historia de mi padre y de mi madre en aquellos años de la guerra de España.
Me intrigó el que no hubiera destruido esos papeles que lo ataban a un pasado del que nunca quiso hablar; ahora sé que fue un olvido voluntario."

Carlos Saura
¡Esa luz!


"Manu se levanta. Lleva un pijama, el pelo alborotado. Sale al pasillo y encamina sus pies desnudos hacia el dormitorio de sus padres. La puerta está abierta. A Manu le sorprende que no haya nadie en la cama. Se escucha una respiración fatigosa y en seguida las primeras arcadas. Se dirige hacia el cuarto de baño. Se asoma. Las bombillas que rodean el espejo están encendidas. Su madre, vestida con un camisón ligero y transparente, se inclina sobre la taza del retrete y vomita. Manu la contempla desde la puerta, mientras ella abre el grifo del lavabo y se lava la cara. Llora sin percatarse de la presencia de su hijo.
Tía Lola y tío Emilio caminan por la orilla mojándose los pies en el agua, ajenos a todo. Hablan de sus cosas, de sus proyectos, están preocupados por Loli. Saben que el chico se droga y no saben qué hacer.
La cabeza del Abuelo va inclinándose lentamente.
Tía Margarita trata de arreglar la sombrilla.
El Abuelo está muerto, los ojos abiertos mirando la punta de sus zapatos.
Fuensanta se detiene y mira hacia donde yace su Abuelo, lejos de ellos, en medio de la playa."

Carlos Saura
Pajarico solitario



"Nos comemos el tiempo, Luis. Lo devoramos insaciablemente; tan veloz pasa todo que cuando nos damos cuenta ya no estamos aquí.
Procuramos sorprender el instante, conservar el recuerdo, una imagen soñada, tránsfuga de no se sabe qué aquelarre… La frase bíblica que dice que nuestra vida es un relámpago, una centella, un flash diría un fotógrafo, no deja de ser eminentemente cinematográfica. Un flash y otro flash y otro flash… Y otra pregunta tonta, inútil seguramente: ¿Puede ese relámpago de lucidez, que a veces es la vida, transmitirse? ¿Puede la vida, una historia que se cuenta, transmitirse en una síntesis de imágenes vertiginosas que de alguna manera conforman nuestro más completo álbum familiar?
Me gustaría decirte cuánto me inquietan esas imágenes, ese sueño terrible de carne que se desplaza, carnaza sin vida, carne muerta… Y esas irrupciones de personajes ocasionales que aparecen y desaparecen para contarnos cualquier historia infantil: el pasillo de la casa materna, la luz amarillenta, los armarios llenos de misterios, las luminosas puertas del final de un corredor… Lo hemos soñado juntos, seguramente… ¿o acaso es verdad lo del “ruido de los pensamientos” que decían los místicos?"

Carlos Saura
Carta a Luis Buñuel



"Esa especie de rapacidad que existe aquí me pone muy nervioso, es odiosa. De pronto parece que toca, como en un sorteo, hundir a fulanita de tal, y entonces se le odia. Simplemente es que le ha llegado el momento. Luego toca el turno de recuperar a menganito, y se le recupera."

Carlos Saura Atarés
(El País Semanal)


"Esta manera de ser nuestra tiene una ventaja: aquí nunca puedes llegar a creerte que eres un gran hombre, porque te machacan antes. Eso de tener que estar planteándote siempre si eres un imbécil, como ellos dicen, te obliga a replantearte todo. Mira, siempre duelen las malas críticas, incluso la de los imbéciles. Uno nunca es tan fuerte como quisiera. Puedes llegar a conmoverte, a considerar que todo lo que has hecho es un desastre. Yo, tras el estreno de casi todas mis películas, he caído en una especie de depresión. Luego te rehaces y comprendes que sólo te queda un camino: seguir haciendo lo que te gusta. Te dices: vamos a ver hasta dónde aguanto o hasta cuándo aguantan los demás."

Carlos Saura Atarés


"Intentaría un cine brutal, primitivo en sus personajes, un cine para rodar en la Serranía de Cuenca, en Castilla, en los Monegros, en los pueblos de Guadalajara, Teruel… allí donde el hombre y la tierra se identifican formando un todo. Seguramente sería un cine no conformista —aquí estaría lo aragonés— directo, sencillo de forma y muy real. Real en la valoración de las pequeñas superficies: la piel, el tejido, la tierra, las gotas de sudor… El amor hacia todo lo que forma el microcosmos que rodea al hombre."

Carlos Saura
Un problema de caligrafía




"Todas las películas tienen imperfecciones, a todas se les pueden encontrar defectos. Es más, las imperfecciones hacen que una película sea interesante. Me encantan las películas imperfectas."

Carlos Saura Atarés
























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