Ante sí, de Mano de obra

Las últimas chispas en el extremo de las barras estrellas,
las trayectorias que se dispersan en las cortinas del cielo,
es la sombra que se arrastra, el sotobosque está más sombrío,
todavía no es de noche en el camino, los árboles se han dormido,
entre las tapias alguien llama y pasa,
un fulgor de golondrina, las ruedas giran subiendo.
No se escucharía este canto en el aire en que los pájaros se esconden,
nombres en el tiempo que se borran y solo el que se queda
entre los brazos levantados que nunca se cansan,
esperando que venga algo, no se sabe qué.

Pierre Reverdy



Arrugas del tiempo

Cuanto más grito más fuerte es el viento
La puerta se abre
Arrastra la piel y las plumas
Y el papel que vuela
Corro por el camino tras las hojas
Que echan a volar
El techo se rebela
Hace calor
El sol es un imán
Que nos sostiene

Desde kilómetros
Me gusta el ruido que haces
Con tus pies
Me dicen que corres
Pero nunca llegarás nunca

El Viejo aficionado al arte tiene una sonrisa idiota
Falsario y ladrón
Animal nuevo
Todo le da miedo
Se apergamina en un museo
Y participa en las exposiciones
Lo he puesto dentro de un volumen en el ultimo anaquel

Ya no cae la lluvia
Cierra tu paraguas
Que vea tus piernas
Abrirse al sol

Pierre Reverdy
De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro


Blanco y negro

Cómo vivir en otra parte sino cerca del gran árbol blanco
de aquella lámpara
               El anciano arrojó uno a uno sus dientes de marfil
Para qué seguir mordiendo a esos niños que no mueren nunca
               El anciano
                           Los dientes
                                  Sin embargo no era el mismo sueño
Y cuando se imaginó que era tan grande como Dios mismo cambió
su religión y abandonó su vieja cámara oscura
              Después compró nuevas corbatas y un armario
Pero ahora su cabeza tan blanca como un árbol ya no es en efecto
más que una miserable bolita abajo de las gradas
                                  De lejos la bola se mueve
             Hay un perro al lado y en su forma
De lejos cuando el perro se mueve ya no se sabe si es la bola.

Pierre Reverdy
De "La guitarre endormie" 1919
Versión de César Moro



Cara a cara

     Se adelanta y la rigidez de su paso tímido traiciona su aplomo. 
Las miradas no abandonan sus pies. Todo lo que brilla en aquellos ojos, 
de donde brotan malos pensamientos, alumbra su caminar titubeante.
Va a caerse.
     En el fondo del salón una imagen conocida se yergue. Su mano tendida 
va hacia la suya. Ya no ve sino aquello; pero de pronto, tropieza 
contra sí mismo.

Pierre Reverdy
De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro


Corazón a corazón

Por fin heme de pie
He pasado por ello
Alguien pasa también por ello ahora
Como yo
Sin saber dónde va

Yo temblaba
Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también
Cómo pude franquear el umbral de esa puerta

Se podría gritar
                   Nadie oye
Se podría llorar
                           Nadie comprende

Encontré tu sombra en la oscuridad
Era más dulce que tú misma
Otrora
Estaba triste en un rincón

La muerte te ha traído esa tranquilidad
Pero hablas hablas todavía
Querría dejarte
Si solo viniera un poco de aire
Si el exterior nos permitiera aún ver claro
Nos asfixiamos
El techo pesa sobre mi cabeza y me empuja
Dónde ponerme dónde partir

No tengo bastante sitio para morir
Dónde van los pasos que se alejan de mí y que escucho
Allá lejos muy lejos
Estamos solos mi sombra y yo
La noche desciende

Pierre Reverdy
De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro



“Creatividad es sinónimo de pensar más eficientemente.”

Pierre Reverdy


Dureza del corazón

Jamás hubiera querido volver a ver tu triste rostro
Tus mejillas hundidas y tus cabellos al viento
Me fui a campo traviesa
Bajo aquellos húmedos bosques
Noche y día
Bajo el sol y bajo la lluvia
Bajo mis pies crujían las hojas muertas
A veces brillaba la luna

Volvimos a encontrarnos cara a cara
Mirándonos sin decirnos nada
Y ya no tenía bastante sitio para irme de nuevo

Quedé mucho tiempo amarrado contra un árbol
Con tu amor terrible ante mí
Más angustiado que una pesadilla

Alguien más grande que tú, por fin, me liberó
Todas las miradas llorosas me persiguen
Y esta debilidad contra la que no se puede luchar
Huyo rápidamente hacia la maldad
Hacia la fuerza que yergue sus puños como armas

Sobre el monstruo que me arrancó de tu dulzura con sus garras
Lejos de la opresión blanda y suave de tus brazos
Me voy respirando a pleno pulmón
A campo traviesa a bosque traviesa
Hacia la ciudad milagrosa donde mi corazón palpita.

Pierre Reverdy
De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro



"El sol y la muerte no se pueden mirar fijamente. Pero si el sol puede mirarse a través de un vidrio ahumado, la muerte puede mirarse sin parpadear, a través de la idea de Dios."

Pierre Reverdy



El viento y el espíritu

     Es una quimera extraordinaria. La cabeza, más alta que aquel piso, 
se ubica entre los dos alambres y se arrellana y se mantiene, nada
se mueve.
     La cabeza desconocida habla y no comprendo una palabra, no oigo 
un sonido -abajo contra la tierra. Estoy siempre en la acera de enfrente 
y miro; miro las palabras que va a arrojar más lejos. La cabeza habla y
no oigo nada, el viento dispersa todo.
     Oh gran viento, burlón o lúgubre, he deseado tu muerte. Y pierdo 
mi sombrero que también tomaste. Nada tengo ya; pero dura mi odio 
¡ay más que tú mismo!

Pierre Reverdy
De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro




Envidia

     Visión abigarrada y tenue en su cabeza, huyes de la mía. Posee los astros 
y los animales de la tierra, los campesinos y las mujeres para servirse de ellos. 
Lo ha mecido el Océano, a mí el mar, y fue él quien recibió todas las estampas. 
Roza ligeramente los despojos que encuentra, todo se ordena y siento 
mi cabeza pesada que aplasta los frágiles tallos.
     Si creíste, destino, que podría partir me hubieras dado alas.

Pierre Reverdy
De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro



Horizonte

Mi dedo sangra
Con él
Te escribo
El reinado de los viejos reyes se acabó
El ensueño es un jamón
Pesado
Que cuelga del techo
Y la ceniza de tu cigarro
Contiene toda la luz

En la curva del camino
Los árboles sangran
El sol asesino
Ensangrienta los pinos
Y a los que pasan por la pradera húmeda

La tarde en que se durmió el primer mochuelo
Yo estaba ebrio
Mis miembros laxos cuelgan ahí
Y el cielo me sostiene
El cielo en que lavo mis ojos todas las mañanas

Pierre Reverdy
De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro



Marcha sin dirección

Sobre el impulso de las alas la voz se apaga,
la enorme pupila sobre el cielo desteñido.
Hay ruido en el aire, si la tierra se exhibe
el horizonte se esconde, todo está por rehacer.
Se huye al arbitrio del viento que se acuesta en las líneas,
todos los árboles rotos al paso del viajero,
todos los límites muertos que guardan el arroyo
y todas las estrellas que se corrompen en el agua,
el pájaro que canta sobre una rama de la noche,
un fruto negro en éste árbol que el viento ha cogido,
una palabra de más que cae, el final de una canción,
el nombre de ese rostro, el fuego de la casa.

Pierre Reverdy




Nocturno

     La calle enteramente a oscuras y la estación no ha dejado huella. 
Hubiera querido salir y retienen mi puerta. Sin embargo, allá arriba,
alguien vela y la lámpara está apagada.
     Mientras que los reverberos no son más que sombras, los anuncios 
continúan a lo largo de las palizadas. Escucha, no se oye el paso de ningún 
caballo. Sin embargo, un caballero gigantesco se precipita sobre una 
bailarina y todo se pierde girando, detrás de un terreno baldío. Sólo la noche 
conoce el lugar donde se reúnen. Cuando llegue la mañana revestirán 
sus colores resplandecientes. Ahora todo calla. El cielo parpadea y la luna 
se oculta entre las chimeneas. Los agentes de policía mudos y sin ver nada 
mantienen el orden.

Pierre Reverdy
De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro



Partida

El horizonte se inclina
                                              Los días son más largos

                                              Viaje
               Un corazón salta en una jaula
                                              Un pájaro canta
                                              Va a morir
Otra puerta se va a abrir
              Al fondo del corredor
                                              Donde se enciende
                                              Una estrella
Una mujer morena
              La linterna del tren que parte

Pierre Reverdy
De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro












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