Ceniza

Este dolor de vivir no viviendo
y este sufrir de saber que no vivo,
quieren hacerme querer no queriendo
y desear no escribir lo que escribo...
Este pesar de sentir este peso
que no me pesa, pesándome tanto,
tan pesoroso me tiene y tan preso
que le parezco espantable a mi espanto...
Yo ya no puedo sentir puramente
con el sentir de los sentimentales...
¡Hay tantas momias de amor en mi frente
y tantos muertos espirituales!
Nada quedó de mi eterno universo...
Todo cayó el tiempo al olvido...
Y este tejer el tejido de verso
es un tejer para ser destejido...
Como la espiga salió de la espiga
(trigo sembró quien coger quiso trigo),
de mendigar tengo  el alma mendiga....
¡Mi corazón es zurrón de mendigo!
Como se seca  la piel en la mano
de la Hilandera que mueve la rueca,


yo, que empecé la hilazón mas temprano,
siento también mas temprano la seca.
Vi en el calizo terrón de mi tierra
toda la sed de mi raza caliza...
!Y vi que el alma feroz, que me aterra,
como mi raza y mi tierra, es ceniza!...
¡Esta sequía interior y espinosa
que me llegó de mi tierra querida,
por cada herida me daba una rosa,
por cada rosa me daba una herida!
Y hoy como tierra sin flor y sin poma,
rosa que sangra sin sangre ni esencia.,
siento el roer de mi misma carcoma
y que no existo en mi propia existencia..
He de llegar a la hora postrera
como los árboles vicios y huecos,
que nos parecen fragantes por fuera
y están por dentro vacíos y secos...
Y mientras finjo vivir no viviendo,
siempre en mi sombra soñando en la luz,
en el dolor de creer no creyendo,
hago con fe la señal de la cruz.
por el demonio, que, a Dios hace guerra...
Por el señor o; que al demonio esclaviza...
¡Y por la sed de mi raza y mi tierra,
que, como yo, son tan sólo ceniza!...

Luis Fernández Ardavín



El llanto de los pinares

Se han posado las cigüeñas en el alto campanario
y una banda de inquietantes golondrinas
ha transpuesto las colinas…
¡Van en busca de la Cruz de otro Calvario
y de un Cristo a quien quitarle las espinas…!
Pero Cristo ya no vuelve…, Golondrinas primorosas!
…Ya no vuelve, porque ha visto
que el rosal que Él injertó ya no da rosas…
Silenciosa está la cumbre milenaria…

Los peñascos son gigantes redivivos
que parece que nos miran pensativos
y que rezan por nosotros su plegaria.
¡Cómo lloran los pinares y las cumbres solitarias…!
¡Viejos pinos olorosos
que lloráis en la colina
derramando lagrimones de resina
¡Viejos pinos generosos
tan inmóviles, tan altos y armoniosos!

¡Viejos pinos centenarios
venerables como monjes solitarios!
¿Ha cruzado el Redentor la serranía…?
…En las piedras de la senda abandonada
una huella ensangrentada
sigue el rastro que ha dejado una sangría…
¿quién sangró por estas breñas…Jesucristo…

Los pinares que le han visto
triste, herido y olvidado,
conmovidos desde entonces, han llorado…
Los pinares, desde entonces dolorosos,
para siempre quejumbrosos
por la sangre purpurina
derramada en la colina
lloran…,lloran con amargos lagrimones de resina…

Corre el río melancólico y eterno,
con la sangre de las nieves del invierno…
Corre el río misterioso
con un llanto silencioso…
Corre el río la tristeza de la vida murmurando…
¡Y es que el río va llorando…!

-¿Por qué lloras, viejo río, tan ssonoro…?
-¿Por qué lloro…?
“Porque el trigo que sembró el Crucificado
se ha secado…
La cascada rumorosa de la vida
se ha quedado silenciosa…
y en la cumbre , en otros tiempos florecida
y olorosa…
¡ni una rosa…”

Ya se marchan las cigüeñas del arcaico campanario…!
¡Vuelven tristes las veloces e inquietantes golondrinas…
¡Han corrido las colinas
y no hallaron otra Cruz ni otro Calvario,
ni otro Cristo a quien quitarle las espinas…!

¡Viejos pinos olorosos!
¡Viejos pinos centenarios!
¡Viejos pinos generosos,
venerables, como monjes solitarios…!

¡Proseguid eternamente en la colina
derramando lagrimones de resina…
¡Por los siglos de los siglos, vuestro llanto
¡Se ha podrido tanto y tanto,
el rosal de nuestra vida…
que no crece…;
y en el alma, en otros tiempos florecida
y olorosa,
¡Por los siglos de los siglos no florece
ni una rosa…!

Luis Fernández Ardavín


“Es ley de vida no ser cada cual como quisiera. Nos conocemos por fuera; mas por dentro no hay manera de llegarse a conocer.”

Luis Fernández Ardavín


"Hay tan profundo, tan inefable placer en perdonar…, que no es mucho precio el dolor del pecado."

Luis Fernández Ardavín



Letanía

Se ha de ver tu calavera al final de este camino,
en las manos afiladas de un trapense o agustino…
Y donde hoy entran las locas alondras del pensamiento
por la fuerza del destino,
ha de entrar mañana el viento.
¡Memento!
Vamos tras de las mujeres, como si fueran eternas,
con la salvaje lujuria del hombre de las cavernas…
¡Y se pudren las mujeres como se secan las rosas!…
¡Se mueren todas las cosas,
y hasta la tierra se muere!…
¡Miserere!
El labriego de los siglos, en la tierra removida,
va enterrando la materia para darle nueva vida
y el que estaba ayer arriba viene a estar luego debajo.
Es eterno este trabajo
y no tiene acabamiento.
¡Memento!
Van los eternos destinos de este modo encadenados,
impasibles al desfile de los hombres acabados…
Y florecen en los viejos pudrideros de las fosas,
azucenas olorosas…
Sólo la fuerza no muere.
¡Miserere!
El león del poderoso afilando está sus garras,
sin pensar que a las hormigas se las comen las cigarras
y luego son las cigarras carne para las hormigas…
¡No abomines ni bendigas,
porque todo es un momento!
¡Memento!
Recuerda que el tiempo corre y hacia ti no ha de volver.
Eres tú el que ha de tornar, hecho flor, a una mujer,
hecho agua clara, a una fuente y hecho rocío a una rosa…
Filtración maravillosa
de la impureza que muere.
¡Miserere!

Luis Fernández Ardavín



“Que está la eterna inquietud en lo cósmico y humano... el agua mueve el molino y el molino mueve el grano.”

Luis Fernández Ardavín

"Un buen libro de versos es como un buen amigo
en cuyo corazón hemos buscado abrigo,
y que va con nosotros sin despegar los labios."

Luis Fernández Ardavín










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