"Son los espíritus tan hidalgos en la plebe, que es menester nuevo reparo para no juzgar que todo Madrid se compone de Señores. Yo admiro sus fecundidades, habiéndose debido los surcos al afán de los Ángeles, sustitutos del venturoso labrador Isidro, a cuya hijada rinde nuestro español Monarca su cetro, sino que no rindiese la tierra, en vez de estrellas, pues a celestiales surcos naturales era la cosecha de astros, y el agosto de luceros. Finalmente los cortesanos del cielo se preciaron en nuestra Corte de labradores calificando de cielo el terruño de Madrid, y en la verdad después de Madrid, el cielo."

Alonso Núñez de Castro

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