"A veces sentía un rasguño de remordimiento; me parecía que abusaba de la debilidad de una mujer amante y culpada, sin sacrificar nada ni arriesgar nada mío; y, cuando ya iba a capitular, venía otra vez el amor, que me repetía el consejo egoísta, y yo quedaba inquieto e irresoluto, deseando verla y recelando que, al verla, me llevase a compartir la responsabilidad de la solución."

Joaquim Maria Machado de Assis



“Alguna cosa escapa al naufragio de las ilusiones.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


"Algunas acciones son aún más viles de las personas que las cometen."

Joaquim Maria Machado de Assis


"Cada estación de la vida es una edición que corrige la anterior, y que será corregida también, hasta la edición definitiva, que el editor regala a los gusanos."

Joaquim Maria Machado de Assis




"Doña Evarista bajó los ojos con ejemplar modestia. Dos señoras que encontraron el galanteo excesivo y audaz, interrogaron los ojos del dueño de casa; y en verdad, el gesto del alienista les pareció ensombrecido por la desconfianza, las amenazas, y posiblemente, la sangre. El atrevimiento fue grande, pensaron las dos damas. Y una y otra pedían a Dios que evitase cualquier desenlace trágico, o que por lo menos lo postergase hasta el día siguiente. Sí, que lo postergase. Una de ellas, la más piadosa, llegó a admitir para sus adentros que doña Evarista no podía ser objeto de ninguna sospecha, tan lejos estaba de ser atrayente o bonita. No era más que agua tibia. Verdad es que en cuestión de gustos no hay nada escrito. Esta idea la hizo temblar nuevamente, aunque menos; menos porque el alienista sonreía ahora a Martín Brito, y mientras todos se incorporaban, se aproximó a él y le habló del discurso. No le negó que era una improvisación brillante, llena de matices magníficos. ¿Realmente era suya la idea relativa al nacimiento de doña Evarista, o la habrá encontrado en algún autor que…? No, señor; era efectivamente de él; la encontró en aquella oportunidad y le había parecido apropiada para una alocución de circunstancia como aquélla. Por lo demás, sus ideas eran siempre más atrevidas que tiernas o jocosas. Tenía facilidad para lo épico. Una vez, por ejemplo, compuso una oda a la caída del marqués de Pombal, en que decía que ese ministro era «el dragón aspérrimo de la Nada», aplastado por las «garras vengadoras del Todo»; y así otras, más o menos fuera de lo común; le gustaban las ideas sublimes y raras, las imágenes grandes y nobles… «¡Pobre muchacho!», pensó el alienista y prosiguió diciéndose: «Se trata, es evidente, de un caso de lesión cerebral; fenómeno que no reviste gravedad pero que sí es digno de estudio…».
Doña Evarista quedó estupefacta cuando supo, tres días después, que Martín Brito había sido internado en la Casa Verde. ¡Un muchacho que tenía ideas tan encantadoras! Las dos señoras atribuyeron la decisión de Bacamarte a sus celos. No podía ser otra cosa; realmente, el pronunciamiento del muchacho había sido demasiado audaz.
¿Celos? ¿Cómo explicarse, entonces, que poco después fuesen encerrados José Borges do Couto Leme, hombre bien visto; Chico das Cambraias, holgazán emérito; el escribano Fabricio, y algunos otros? El terror se acentuó. No se sabía ya quién estaba sano y quién demente. Las mujeres, cuando sus maridos salían, mandaban encender una vela a Nuestra Señora; y no todos los maridos se sentían seguros; algunos no se animaban a salir sin uno o dos guardaespaldas. Decididamente, aquello era el terror. Quien podía emigraba. Uno de esos fugitivos llegó a ser detenido a doscientos pasos de la villa. Era un muchacho de treinta años, amable, conversador, educado, tanto que era incapaz de saludar a nadie sin llevar su sombrero hasta los pies; en la calle era frecuente verlo recorrer una distancia de diez a veinte brazas para ir a estrechar la mano de un hombre grave, una señora, o a veces un niño, como había sucedido con el hijo del juez-de-fora. Su pasión eran las gentilezas. Por lo demás, debía su buen nombre en la sociedad no sólo a sus dotes personales, que eran realmente excepcionales, como a la noble tenacidad que le permitía perseverar ante uno, dos, cuatro, seis rechazos, caras feas, etcétera. Lo que sucedía era que cada vez que entraba a una casa, no la dejaba más, ni los de la casa lo dejaban a él, tan encantador era Gil Bernardes. Pues bien, pese a saberse tan estimado, Gil Bernardes tuvo miedo cuando le dijeron un día que el alienista lo tenía entre ojos; a la mañana siguiente huyó de la villa, pero lo apresaron de inmediato y lo recluyeron en la Casa Verde."

Joaquim Maria Machado de Assis
El alienista


"El amor por la gloria era lo más verdaderamente humano que hay en el hombre, y, consecuentemente, su cara más genuina."

Joaquim Maria Machado de Assis


“El arte de vivir consiste en sacar el bien mayor del mal mayor.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“El corazón es la región del inesperado.” 

Joaquim Maria Machado de Assis




"(...) El lector, entretanto, no se refugia en el libro sino para escapar de la vida. No digo que este pensamiento sea mío; Digo que hay en él una dosis de verdad, y que, al menos, la forma es pintoresca."

Joaquim Maria Machado de Assis




“El hombre es una caña pensante. No; es una errata pensante, eso sí. Cada estación de la vida es una edición que corrige la anterior, y que será corregida también, hasta la edición definitiva, que el editor le regala a las larvas.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“El pecado más grande, después del pecado, es la publicación del pecado.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“Está muerto: podremos elogiarlo a placer.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


"Francamente, no me gusta la gente que venga adivinando y componiendo un libro que se está escribiendo con el método."

Joaquim Maria Machado de Assis


"Fuera como fuera, todo estaba explicado, pero no perdonado, ni menos aún olvidado. Virgilia me decía una porción de cosas duras, amenazaba dejarme, y, para concluir, elogiaba a su marido. Él sí que era un hombre digno, muy superior a mí, delicado, un primor de cortesía y de cariño; era lo que me decía, mientras yo, sentado, con los brazos apoyados en las rodillas, miraba el suelo, donde una mosca arrastraba a una hormiga que le mordía una pata. ¡Pobre mosca! ¡Pobre hormiga!
-¿Pero no dices nada,nada? -preguntó Virgilia, parándose frente a mí.
-¿Qué he de decir? Ya te lo expliqué todo; tú te empeñas en enojarte; ¿qué he de decir? ¿Sabes qué creo? Creo que estás hastiada, que te aburres, que quieres acabar...
-¡Justamente!
Y fue a ponerse el sombrero, con mano trémula, rabiosa...
-¡Adiós, doña Plácida! -gritó.
Después caminó hasta la puerta, corrió el pestillo, se dispuso a salir; la tomé por la cintura.
-Está bien, está bien -dije.
Forcejeó aún un poco. La retuve, le pedí que no se fuera, que olvidáramos todo; ella se apartó de la puerta y fue a sentarse en el diván; me senté a su lado, le dije muchas cosas tiernas, otras humildes, otras graciosas. No afirmo que nuestros labios llegaran a estar a la distancia de un hilo de cambray, o todavía menos; es materia de controversia. Recuerdo, sí, que en medio de la agitación cayó al suelo un pendiente de Virgilia, que yo me incliné a recogerlo, y que la mosca de antes trepó al pendiente, siempre llevando la hormiga en la pata. Entonces yo, con la delicadeza propia de un hombre de nuestro siglo, puse en la palma de mi mano aquella pareja de mortificados; calculé la distancia que iba de allí al planeta Saturno, y me pregunté qué interés podía haber en un episodio tan insignificante. Si deduces de eso que yo era un bárbaro, te engañas, porque pedía a Virgilia una horquilla, pensando en separar los dos insectos; pero la mosca olió mi intención, abrió las alas y se fue. ¡Pobre mosca! ¡Pobre hormiga!"

Joaquim Maria Machado de Assis
Braz Cubas




"Gran cosa es haber recibido del cielo una partícula de sabiduría, el don de hallar las relaciones de las cosas, la facultad de compararlas y el talento de deducir."

Joaquim Maria Machado de Assis




"Hace algún tiempo hesité si debería abrir estas memorias por el principio o por el fin, es decir, si pondría en primer lugar mi nacimiento o mi muerte. Suponiendo que el uso vulgar sea empezar por el nacimiento, dos consideraciones me llevaron a adoptar distinto método: la primera es que no soy propiamente un autor difunto pero un difunto autor, para quienes el sepulcro ha sido otra cuna; la segunda es que el escrito quedaría así más galante y más nuevo. Moisés, que también ha contado su muerte, no la ha puesto al introito, pero al cabo: distinción radical entre este libro y el Pentateuco."

Joaquim Maria Machado de Assis


“Hay en todas las cosas un sentido filosófico.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“La mejor definición del amor no vale un beso de una joven enamorada.” 

Joaquim Maria Machado de Assis



“La vida está llena de obligaciones que se cumplen cuanto más voluntad se tenga de infringirlas atrevidamente.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


"La vida se me debatía en el pecho, con unos ímpetus de ola marina, se me evadía la consciencia, yo descendía a la inmovilidad física y moral, y el cuerpo se me hacía planta, y piedra, y lodo, y cosa alguna."

Joaquim Maria Machado de Assis



"Lágrimas no son argumentos."

Joaquim Maria Machado de Assis


“Las mejores mujeres pertenecen a los hombres más atrevidos.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“Las personas valen lo que vale el apego de la gente, y es de ahí que el maestro Pueblo sacó aquel adagio de que quien al feo ama bonito le parece.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


"Los ojos, vivos y resueltos, eran mi rasgo verdaderamente masculino. Como ostentase cierta arrogancia, no se distinguía bien si yo era un jovenzuelo con humos de hombre o un hombre con aires de niño. Con todo, era un lindo muchacho, lindo y audaz, que entraba en la vida con botas y espuelas, chicote en la mano y sangre en las venas, cabalgando un corcel nervioso, erguido, veloz, como el corcel de las antiguas baladas, que el romanticismo fine a buscar en el castillo medieval, para dar con él en las calles de nuestro siglo. Lo peor es que lo cansaron a tal punto que fue preciso dejarlo al margen, donde el realismo vino a encontrarlo, roído por la miseria y los gusanos, y, por compasión, lo transportó a sus libros."

Joaquim Maria Machado de Assis


"Me gustan los epitafios; ellos son, entre la gente civilizada, una expresión de aquel piadoso y secreto egoísmo que induce al hombre a arrancar de la muerte un harapo al menos de la sombra que ha pasado."

Joaquim Maria Machado de Assis



“No levante la espada sobre la cabeza de quien te ha pedido perdón.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“No se ama dos veces la misma mujer.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“No soy hombre que recuse elogios. Les amo; ellos hacen bien al alma y hasta al cuerpo. Las mejores digestiones de mi vida son las de las cenas en los que soy brindado.” 

Joaquim Maria Machado de Assis




"No tuve hijos, no he transmitido a ninguna criatura el legado de nuestra miseria."

Joaquim Maria Machado de Assis



"Nosotros matamos el tiempo, pero él nos entierra."

Joaquim Maria Machado de Assis


"Oídme este consejo: en la política, no perdonar ni olvidar nada."

Joaquim Maria Machado de Assis




“Olvidar es una necesidad. La vida es una pizarra en la que el destino, para escribir un nuevo caso, necesita apagar el caso escrito.”

Joaquim Maria Machado de Assis



“Palabra arrastra palabra, una idea trae otra, y así se hace un libro, un gobierno, o una revolución, algunos dicen en efecto que así es como la naturaleza compuso sus especies.” 

Joaquim Maria Machado de Assis



"Pero ahora, como decía, se habían acabado los sustos y vergüenzas; las entrevistas se hallaban en el período cronométrico. La intensidad del amor era la misma; la diferencia era que la llama perdió el frenesí de los primeros días, para convertirse en un simple haz de rayos, tranquilo y constante, como en los casamientos."

Joaquim Maria Machado de Assis



"Por entonces Escobar había dejado Andarahy y comprado una casa en el Flamengo, casa que todavía ví allí unos días, cuando me vino en gana experimentar si las sensaciones antiguas estaban muertas o tan sólo dormidas; no puedo decirlo bien, porque los sueños, cuando son pesados, confunden los vivos con los muertos a no ser por la respiración. Yo respiraba mal, pero puede ser que fuese por el mar medio agitado. En fin, paseé, encendí un cigarro y di conmigo en el Cattete; había subido por la calle de la Princesa, una calle antigua... ¡Oh, calles antiguas! ¡Oh, casas antiguas! ¡Oh, piernas antiguas! Todos nosotros éramos antiguos, y no es preciso decir que en el mal sentido, en el sentido de viejo y acabado."

Joaquim Maria Machado de Assis
Don Casmurro



“Se soporta con paciencia los retortijones del prójimo.” 

Joaquim Maria Machado de Assis



“Sentencias latinas, dichos históricos, versos célebres, máximas jurídicas, máximas, es de buen aviso llevarlas contigo para los discursos de sobremesa, de felicitación o de agradecimiento.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


"Señores míos, la ciencia es cosa seria y merece ser tratada con seriedad. No doy razón de mis actos de alienista ante nadie, excepción hecha de los maestros y de Dios. (...) Podría invitar a algunos de ustedes, en representación de los restantes, a venir conmigo para ver a los dementes recluidos; pero no lo hago porque sería darles la razón de mi sistema, lo que no haré ante legos ni rebeldes."

Joaquim Maria Machado de Assis




“Si usted quiere componer el libro, aquí tiene pluma, aquí tiene papel, aquí tiene un admirador; pero, si solamente quiere leerlo, quédese quieto, vaya de línea en línea; admito que bostece entre otros capítulos, pero espere el resto, tenga confianza en el relator de estas aventuras.” 

Joaquim Maria Machado de Assis


“Siempre hay una cualidad en los cuentos que los convierte en superiores a las grandes novelas, si unos y otros son mediocres: ser corto.” 

Joaquim Maria Machado de Assis



“Uno mira al presente con todas sus lágrimas y nostalgias, otro indaga el futuro con todas las auroras.” 

Joaquim Maria Machado de Assis





















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