No me dejes, amor, en la añoranza 

"No me dejes, amor, en la añoranza. 
Dame, por fin, seguro y alto vuelo. 
Desarráigame, fíjame. Recelo 
que aquí no lograré paz ni bonanza.

Mi sed inextinguible se abalanza 
y busca un ancho río, paralelo 
de un mísero y exhausto riachuelo. 
¡Amor! Sacia mi sed; dame pujanza

para volcarte en molde sin orillas. 
¿Por qué, por qué te ciñes y encastillas 
cuando posees fuerza de coloso?

Quisiera derramar esta ternura, 
que rebasa mi pecho, en la mesura 
de un pecho inmensamente generoso."

Ana Inés Bonnin


¡Si yo no pido tanto!

"¡Si yo no pido tanto!
Amor es lo que pido.
Briznas de amor para esta sed del mundo,
tan grande y tan sumisa.
Un diminuto amor, pero constante,
que dé su mano al que su mano tienda,
que limpie las miradas y los ojos
llene de dulcedumbre.
Algo de amor en esos corazones
que no aman a los niños,
que son capaces de cegar a un pájaro,
de aplastar las hormigas.
Algo de amor; apenas un murmullo
de amor en cada pecho de criatura
hacia todos los seres,
hacia todas las cosas.

¡Si yo no pido tanto!
Briznas de amor para esta sed del mundo."

Ana Inés Bonnin


Tú venías 

"Sobre un mar infinito de lumbre venias soñando.
Y en tus ojos, despierta, venia la flor en su nieve.
Tantos pájaros eran contigo, que arpegios gozosos
imantaron la seca llanura, ¡y todo fue vuelo!
Fue en el aire canción de azucena tejiendo su encaje.
Fue una danza de luz en espigas fervientes, despacio.
Fue clamor de rocíos abiertos a grávidas lunas
que soñaban tu aurora imposible, tu ansiado rescoldo.
Pude verte, sin ti, junto al eco de aquella «fontana»,
tu «bendita ilusión» abrazándote ya sin huida.
¡Pude verte!
Qué umbral te retrajo de mí? ¡Qué desiertos
sobre el mundo mis ojos, poetas! Y, oí tu mirada.
La escuché, derrotando caminos, abriéndome cauces
donde ardía la gota de agua, minúscula, y firme,
donde todo, la tierra y el cielo, mi nombre y tu mano,
era, ¡y eran! por ser con ternura de rosa y de nieve.
Uno a uno se alzaron los nidos.
¡Uno a uno! ¡Qué amor en tus ojos, poeta, qué amor!
¡Cuántos pájaros eran volándote!

Y venías.
Sobre un mar infinito de lumbre venías soñando."

Ana Inés Bonnin Armstrong






No hay comentarios: