"Así lo estuvo haciendo durante horas, hasta que la luz del día perdió intensidad, el aire se debilitó y el crepúsculo cubrió los campos y el bosque; entonces un secreto surgió en todos los valles.
Había movimiento en la capa del cielo, y miles de diminutas sombras grises se deslizaron suavemente en el espacio nublado cayendo en silencio, como delicada lana, sobre la tierra parda.
Al principio sólo era una o en dúos y tríos descendían sobre el rocío, lentas y sosegadas, pero después de un rato fueron más numerosas, justo como cuando las tropas sin fin de estorninos vuelan sobre los campos; y así como los rebaños de ovejas se congregan cuando se les conduce a lo alto de los Alpes, así también el enjambre entreverado y mezclado, hasta que todo el suelo quedó oculto bajo una cubierta blanca y suave.
Y todavía muy tarde la nieve se arremolinó en la borrasca, pero cuando llegó la noche de pronto se detuvo y sólo unos cuantos copos siguieron cayendo perezosos. Resaltaba el contorno negro y blanco de los bosques, y en el cielo oscuro brillaron las estrellas."

Carl Spitteler
Prometeo y Epimeteo



La balada del lobo cantante

"En la virtud el arte podrá existir sin embargo,
los indiferentes viendo sus cánticos navegando,
aunque las cometas con música en su garganta
sean las más queridas, son objetos sin esperanza.
En todas las artes hermosas y lejanas su
condición esencial es poseer un Corazón Noble.

Carl Spitteler




"Sea como sea, he atravesado su umbral hoy por primera y por última vez; y si he aparecido hoy, ha sido solo para manifestar a su señora esposa por una vez en mi vida, una sola vez y nunca más, mi falta de consideración. Allí está, la encarnación confesa de la culpa. Eso me basta. En caso de que a usted no le bastase, vivo en tal sitio y estoy a su disposición en todo momento, de la mañana a la noche». Así le hablaré más o menos...
Número catorce; me he pasado, inmerso en mis pensamientos. Así que para atrás: número doce, diez; ya se acerca, ocho... o sea, la casa siguiente. No está mal la casita, qué limpia, qué acogedora, con los visillos blancos y el mirador corrido: ¿quién notaría desde fuera la falsedad que oculta? También se oye un canario, y risas de niño. ¿Un niño? ¿Cómo es que hay ahí un niño? ¿Me habré equivocado de número? No, es exactamente el número seis. Bueno, pueden vivir varias familias en una casa.De repente, al leer en la puerta el nombre de Wyss, el corazón comenzó a latirle a todo galope, como en una carrera."

Carl Spitteler
Imago




"Somos rehenes de la eternidad, cautivos en el tiempo."

Carl Spitteler

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