"Como han dicho muchos maestros: el dsogchen ―la gran perfección innata― es la enseñanza para nuestros días. El mero hecho de estar en presencia de un auténtico maestro de dsogchen te introduce a tu verdadera naturaleza. La presencia alegre y radiante de Ñoshul Kempo rezuma estas enseñanzas vastas y profundas. Este libro es una pequeña tentativa de compartir la sabiduría intemporal que Ñoshul Kempo y otros maestros budistas como él nos ofrecen de una forma accesible y significativa para el día de hoy."

Lama Surya Das


La Transformación

Que es lo que en verdad ayuda a la transformación?

¿Se trata meramente de cambiarse las vestiduras o el estilo del peinado, o unirse a algún grupo que esta esperando que su mensaje cambie al mundo? ¿Podría ser, sencillamente, una cuestión de recibir el ultimo mantra o iniciación; aprender a realizar el rito o el ritual adecuado, averiguar como meditar, hacer yoga, orar, respirar, contar, tener sexo cósmico; ir al Himalaya, a Jerusalén, a la Meca, al Machu Picchu, al monte Kailash, al monte Shasta; o encontrar el guru perfecto? No creo que sea así.

¿O no resulta sumamente transformador, sumamente estremecedor, penetrar los velos del autoengaño y de la ilusión y romper la cáscara del huevo de la ignorancia, para encontrarse íntimamente con uno mismo? A través de una auto-investigación sincera y de una introspección meditativa sin barreras, llevada a cabo durante un periodo de tiempo sostenido, uno puede derribar la cabaña que el ego ha construido, ingresando de ese modo en la mansión autentica del ser. Esto puede parecer desafiante, pero en realidad es más fácil de lo que piensa.

Kabir, el poeta y santo hindú del siglo XV, cantaba en cierta ocasión: "No deseo teñir mis prendas de azafrán, el color de una orden santa; deseo teñir mi corazón con el amor divino". No se necesita viajar a tierras distantes, buscar experiencias místicas exóticas, dominar mantras esotéricos, ni tratados, ni cultivar estados de mente extraordinarios, a fin de experimentar un cambio radical de corazón y de transformación interior. Hablando espiritualmente, todo lo que uno desea, aspira y necesita se encuentra siempre presente, accesible aqui y ahora, para aquellos que tengan ojos para ver. Se trata una vez más del viejo adagio: No se necesita ver cosas diferentes, sino mas bien de ver cosas diferentemente.

He sido suficientemente afortunado como para ser capaz de visitar la mayoría de los grandes templos de la humanidad, estudiar en la India y en el Tíbet y dar la vuelta al mundo varias veces buscando lo que pretendía. Ahora digo lo que otros habían dicho: que uno no ha visto nada hasta que no se ha colocado frente a frente consigo mismo. Entonces cada uno de los momentos alberga el último milagro, dondequiera que nos hallemos. La verdad y el amor se encuentran en la palma de nuestras manos. Pues cuando llegamos a estar iluminados, el universo total se ilumina. Encendámoslo.

La conciencia es curativa. La espiritualidad es básicamente un asunto de autodescubrimiento, antes que otra cosa. La verdadera transformación es igual que la legendaria transmutación alquímica, en la cual el metal base de nuestros yoes limitados, finitos, son transformados, como por arte de magia, en el oro espiritual de nuestra naturaleza original trascendente.

La autotransformación implica autotrascendencia. Por lo tanto, la transformación interior es un asunto espiritual de significación cósmica, que influye en todo lo animado y lo inanimado, en todas partes. La autotransformación autentica no es en definitiva solo para uno mismo. Es para todos los seres, pues ¿acaso no estamos todos interconectados de forma inseparable? Todo lo que nos afecta a nosotros, les afecta a todos y cada uno de los demás; hiere a una sola hebra de la red de la vida y la red entera quedara herida. En África, la tribu Xhosa tiene un dicho que merece la pena recordar: 

"Yo soy porque nosotros somos".

Lama Surya Das





"Las demás personas no pueden hacer que nos impacientemos a menos de que los dejemos. En otras palabras, las demás personas no nos impacientan. Nosotros mismos nos impacientamos."

Lama Surya Das



Meditación mirando al cielo

Siéntate con la espalda recta... Cierra los ojos... Deja tus manos en reposo...
Haz una respiración profunda... Expulsa el aire suavemente... Otra respiración...
Relájate... No te preocupes por nada... Descansa natural y cómodamente...
Deja que todo pase, como las olas del mar, como las nubes en el cielo infinito...
Observa simplemente... Estate tranquilo... Todo está bien...
Deja que las cosas sean como son... Siéntete cómodo...
No hay nada más que hacer... No hay nada que resolver, nada que entender o conseguir...
Estás simplemente aquí y ahora, presente..., natural..., en casa..., a gusto...
Mira sin más lo que hay en el momento presente; tal como es...
Respira profunda y lentamente... Inhala..., exhala... Inhala..., exhala...
Respira dejando toda preocupación, permitiéndote ser sin más...
Deja que todo descanse de forma natural, por sí mismo...
Deja que el cuerpo se aquiete con naturalidad...
Deja que la mente se serene naturalmente, a su modo..., a su ritmo...
Aquí y ahora... Respira profunda y lentamente... Aquí y ahora...
Respira..., sonríe..., permanece atento...
Respira..., sonríe..., permanece atento...
Respira..., sonríe..., permanece atento...
Y abre los ojos...
Tranquilo...
Contempla todo cuanto hay...
Amplía el ámbito de tu visión a los trescientos sesenta grados de la esfera...
Inúndate de campo, inúndate de cielo...
Mira uniformemente el espacio..., enfocando los ojos blandamente, sin esfuerzo...
El espacio, como la mente, carece de principio y de fin...
No hay dentro ni fuera...
El espacio, como la mente, no tiene forma, ni tamaño, ni color...
Funde tu mirada con el espacio...
Sumerge la mente en el infinito, en el espacio vacío...
Disuélvete en el espacio...
Respira... Lanza tu exhalación al espacio... ¡Ahhh...!
Suéltate... Exprésate verbalmente... Inhala..., exhala lanzando un ¡ahhh...! al espacio...
¡Ahhh...! ¡Ahhh...!
Abre completamente tu mirada al inmenso espacio...
Disuélvete en la espaciosa conciencia...
Fúndete con la esfera cristalina y brillante de la conciencia prístina...
Déjate ir..., Déjate ir... Déjate ir...
Inhala y exhala el cielo... Inhala y exhala el cielo...
Disuélvete en el cielo con cada exhalación...
Ábrete... Ábrete con cada exhalación...
Ábrete a la infinita Mente Búdica...
Despréndete de todo: Despréndete del cuerpo,
del pasado, del futuro..., de tu pequeña mente pensante...
Únicamente Sé... Sólo infinita Conciencia...
Sólo meditación gozosa...
Permanece así... Sin hacer nada... Siendo sólo Conciencia...

Lama Surya Das





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