"De modo general Jung entiende el desarrollo total de la vida del individuo como el gradual abandono del control del yo y la entrada en el dominio del sí-mismo: salida de los valores meramente personales y entrada en aquellos con sentido más impersonal y colectivo. Normalmente se dedica la primera mitad de la vida al establecimiento de una base segura en el mundo: educación, profesión, familia, una identidad personal. Pero en la mitad de la vida amenaza una crisis cuya importancia quedó clara en el trabajo de Jung. Se trata en el fondo de una crisis espiritual, un desafío para buscar y descubrir el sentido de la vida. Ninguno de los instrumentos utilizados en la primera mitad de la vida resultan adecuados para enfrentarse a este desafío. No se trata de nuevas conquistas o adquisiciones; es más una cuestión de descubrimiento del alma, por su propio bien, dejando de lado las conocidas exigencias de gratificación del yo. Por lo tanto a menudo se experimenta como una pérdida, y a menudo se le resiste enérgicamente; sin embargo, la psique, y sus propias poderosas exigencias, persisten en enfrentar a la conciencia con nuevas y desconocidas concepciones acerca del sentido y las posibilidades de la vida. Es aquí donde para Jung comienza el verdadero trabajo de individuación, ya que a partir de este punto todo depende de la expansión de la conciencia. Si no se concibe este cambio como portador del verdadero sentido de la propia vida, y sin la voluntad necesaria para emprender el viaje de descubrimiento interior, es posible caer en la desesperación y en una existencia repetitiva, que de hecho se limita a marcar el tiempo hasta el final. El desafío de la segunda mitad de la vida consiste en prepararse para la muerte con una actitud interrogadora, de búsqueda consciente, aceptando tanto el dolor de la desilusión como el deslumbramiento del crecimiento hacia concepciones siempre renovadas sobre la realidad espiritual y psicológica.
Esto de ningún modo implica que el análisis junguiano o el trabajo de individuación se reserve únicamente a la segunda mitad de la vida. Muchas personas más jóvenes... han encontrado nuevo sentido y objeto a la vida a través de la inspiración y orientación directa de Jung. Lo que se subraya es que la individuación es una empresa espiritual. Es la respuesta consciente a un instinto no reconocido por el pensamiento biológico, un impulso innato y poderoso hacia la realización espiritual y el significado último. Como tal, compromete a la persona en su conjunto, que, en el proceso de emerger a la totalidad, se transforma progresivamente, no en algo diferente, sino en el verdadero sí-mismo: desde su potencial hacia su realidad. Quien, en cualquier edad o condición, esté pronto a atender y responder a este impulso espiritual y fundamentalmente humano, está preparado para el proceso de individuación."

David L. Hart
Tomado del libro “Introducción a Jung” de
Young-Eisendrath y Dawson, pág. 159-160
Cambridge University Press, Sucursal en España, 1999









No hay comentarios: