"-¿Sabe? Tiene algo de razón -comentó-. Luce un aspecto diferente sin las gafas.
-¿De veras?
-Sí. Parece más bizca y confusa. -Le colocó las gafas otra vez sobre el puente de la nariz y le enganchó las patillas en las orejas. Luego le puso un dedo debajo de la barbilla y le alzó la cara para examinarla a fondo-. ¿Ve? Mucho mejor así.
Ella lo escrutó con furia a través de las gruesas lentes, con aquella familiar y aguda mirada, llena de desconfianza.
-Es usted un hombre horrible. Le desprecio.
-Me parece correcto, nena. - Y sólo porque sabía que la fastidiaría más, le tocó con el dedo la punta de la nariz-. Ahora ve bien."

Tessa Dare
Una noche nada más